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Álvaro Bilbao, neuropsicólogo: "Los niños no quieren padres y madres perfectos, prefieren un padre y una madre felices"

En su última publicación '¡Hola, familia!', el prestigioso especialista nos descubre las claves para entender a nuestro hijo desde su nacimiento.
Álvaro Bilbao, neuropsicólogo: "Los niños no quieren padres y madres perfectos, prefieren un padre y una madre felices"
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Quien más y quien menos necesita ha necesitado un consejo cuando ha tenido a sus hijos. Muchas veces no sabemos qué es lo mejor o cómo enfrentar las situaciones más difíciles. Por eso, el neuropsicólogo Álvaro Bilbao ha publicado el libro '¡Hola, familia!', un primer diccionario que busca que sepamos lo básico para criar a nuestros hijos e hijas.

"La idea es hacer algo muy sencillo que puedan ver a primer vista", señala el doctor Bilbao que se centra en tres cuestiones fundamentales: ternura, comprensión y sencillez.

Y para esto lo fundamental, destaca, es primar el contacto físico. "La relación entre lo emocional y la salud mental es vital", afirma. Una idea que desmonta esa creencia extendida de que hay que ser duros y poco afectuosos con los hijos e hijas. "En el siglo XIX los pediatras en Inglaterra estaban en contacto con la clase social alta. Las que cuidaban a los niños eran las nanys. Por no tener ese sentimiento de culpabilidad, se extendió la idea de que no era bueno el contacto físico pero montones de investigaciones han desmontado el mito de que se les malcría", explica.

Pone un ejemplo cotidiano. "Si un niño se cae de la bici, le obligas a subir en el momento seguro que se caerá más veces. Si le coges uno o dos minutos seguro que se va a volver a subir", afirma. 

Desde el primer día

Esta forma de educar tiene que darse desde el primer día porque "los bebés de 6 meses entienden un montón de palabras". "Estimular con conversaciones, canciones, ayuda a desarrollar el lenguaje, la memoria", destaca y esto "está relacionado con el rendimiento académico".

Nos pesa mucho, asegura, el miedo a equivocarnos y a que ellos se equivoquen y afirma, "es parte del proceso de aprendizaje". 

Es importante no irse a los extremos. Todo va a depender del tiempo que tengamos

"Lo ideal es que el niño haga las cosas poco a poco pero también tiene que entender que hay momentos en que se puede y otros que no", señala. Hay veces, de hecho, que tenemos prisa y nos falta tiempo.

Es en estos momentos cuando, por ejemplo, podemos perder los nervios y esto es normal. "Tanto yo como compañeros y expertos hemos perdido los nervios de vez en cuando. Todos hemos puesto el zapato al niño nosotros porque tenemos prisa. Todos hemos permitido cosas para ahorrarnos rabietas. Intentar estar nosotros tranquilos y no exigirnos demasiado", recomienda porque destaca, "los niños no quieren un padre y una madre perfectos, prefieren un padre o madre felices".

Cómo gestionar la frustración

En muchas ocasiones vamos a tener que decirles que no a nuestros hijos e hijas y frente a esa corriente de padres y pseudo pedagogos que defienden el no reñir o no negar nada a los niños, Álvaro Bilbao insiste en la importancia de la frustración.

"Los niños necesitan frustrarse. El trabajo de los padres es acompañarles y experimentar las emociones, tienen que experimentar la risa, el amor, la rabia y la frustración y se convertirán en expertos para saber cómo lidiar", destaca.

Es muy importante decir que no

Decir que sí a todo nos puede dejar "futuros dictadores y narcisistas. Los que siempre dicen que sí y nunca no, de mayores pueden desarrollar rasgos narcisistas. Todos necesitamos escuchar no y que en esto no eres el mejor. Es importante el equilibrio", insiste. 

Lo mismo pasa con los límites. Son necesarios, sobre todo, los mas generales. Un ejemplo es cómo afrontar los celos por la llegada de un hermano o hermana. "Hay que entender que el niño tiene una pérdida y pasa miedo porque teme perder esa relación especial con su mamá. Hay que tirar mucho de mano izquierda y comprensión", señala pero a la vez hay que poner "límites firmes como no pegar al hermano o a los padres o tirar un vaso al suelo. La empatía y la comprensión lo que más les va a ayudar", señala. 

También ocurre con los niños traviesos o que tienen mucho carácter. "Los niños traviesos no aprenden a través de los oídos sino del tacto. Necesitan tocar aunque no deban. Tenemos que poner límites firmes, dosis de afecto y a la vez ser capaz de fijar límites importantes como no pegar a los padres y madres, o a los hermanos, no insultar. Pero no decir todo el rato que no", explica. 

¿Y si dice palabrotas?

Otra situación a la que solemos tener que hacer frente es el momento en que nuestro hijo o hija dice palabrotas. Y en este caso, la clave para saber cómo actuar es la edad. 

"La primera vez que dice una palabrota lo mejor es hacer como que no hemos escuchado. Pero esto con niños pequeños. Si el niño tiene 8 años hay que poner límites", afirma. 

Es la "regla del invitado". "Tienen que tratar a sus hijos como invitados. Si se les cae algo, hay que ayudarles a recogerlos pero si nos insulta, hay que decirles en esta casa no. Es muy importante.

Álvaro Bilbao se reconoce preocupado por la cantidad de niños y niñas pequeñas que tienen problemas de salud mental. Hay tres trastornos que sobresalen, señala.

"Vivimos una auténtica epidemia, estamos desbordados. Nos encontramos ansiedad en niños muy pequeños que puede derivar en depresión y suicidio, o tener más fobias y el trastorno que tiene relación con el control que es el obsesivo compulsivo", detalla. 

Y ahí volvemos a la importancia del afecto pero sin que ello nos lleve a la sobreprotección. "Está estudiado que los niños se desarrollan mejor cuando tienen afecto y cariño pero nos estamos yendo al otro lado: la falta de límites y normas y la sobreprotección. Si me dicen en el colegio que mi hijo se porta mal desautorizo al profesor o si se le olvidan los deberes, se los pido a otro padre. Es un error", destaca. 

De la misma forma no considera que el castigo sea la mejor forma cuando los hijos se comportan mal. "Creo que se puede educar sin castigo. No conozco a nadie que no grite pero sí conozco a quien educa sin castigos", señala. Si bien vuelve a diferenciar por edades.

"En la adolescencia sí debe aparecer el castigo pero no debería ser la herramienta. No puede ser la primera opción porque erosiona mucho la relación entre padres e hijos. Hay veces que no hay otra manera y defiendo que a veces es mejor poner un castigo que no hacer nada", remarca.

Si tu hijo le ha dado a otro niño un sopapo y le ha quitado el juguete en el parque, es mejor coger y castigar al niño sin parque que no decir, no pasa nada. Sí que pasa.

Por último, afirma lo importante que es pedir perdón a nuestros hijos cuando no hemos actuado correctamente. "Todos nos equivocamos y si metemos la pata debemos decir lo siento. Estamos reparando el vínculo con la otra persona. Estamos dando la lección de que no somos perfectos y que ellos no tienen por qué serlo tampoco", concluye.

2022-12-19T13:45:48+01:00
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