Bizkaia

Alpinista superviviente de un alud: “Con cada alud, digo: ojalá haya sido en el acto, porque si está consciente, malo”

Cuando Richard Robles se enteró de la muerte de los dos alpinistas vascos por un alud en la Patagonia, rememoró la angustia que sufrió en aquella avalancha
Richard Robles, durante una de sus expediciones.
Richard Robles, durante una de sus expediciones.

El alpinista vizcaino Richard Robles tiene 53 años y lleva 35 escalando cimas. Le ha pasado casi de todo, incluido un patinazo de más de 200 metros en un glaciar, que le dejó más tocado que su entierro bajo metro y medio de nieve. Sin embargo, cuando se enteró de la muerte de los dos alpinistas vascos por un alud en la Patagonia, rememoró la angustia que sufrió en aquella avalancha.

¿Qué es lo primero que pensó al oír la mala noticia de la Patagonia?

Cada vez que hay un alud, digo: ojalá haya sido en el acto, porque si está consciente, malo. Pasar esa agonía si al final vas a vivir, perfecto, pero si vas a morir, mejor en el acto que sepultado y consciente.

¿Hay ahora más aludes o más personas en las montañas?

Cada vez hay más gente. Yo creo que ha influido un poco la falta de nieve en las pistas y que el esquí de travesía ha evolucionado tanto que está al alcance de todos. Las botas ahora pesan la mitad. Entonces, la gente que tiene ganas de alargar la temporada lo practica. A algunos los ves corriendo en zapatillas con los pinchitos. Cuanta más gente hay, también más accidentes.

El cambio climático afectará...

Claro, sobre todo en altitudes como en los Andes o los Alpes, donde hay más cantidad de nieve y hielo y puede haber desprendimientos ya de por sí por el calor. Además, antiguamente hacer expediciones era algo más personal, ahora todo hay que contarlo.

A algunos los ves corriendo en zapatillas con los pinchitos. Cuanta más gente hay, más accidentes

¿Cree que hay quienes asumen riesgos por hacerse la foto?

Sí, está claro.

Y usted, después de haber estado a punto de morir sepultado por un alud, ¿es más prudente?

Sí, soy más prudente que todos mis compañeros. Siempre estoy mirando para arriba las condiciones, ya por deformación, por la cuenta que me trae. La gente dice: “Bueno, no pasa nada” y yo voy ya siempre con la mosca, estoy en alerta, mirando para todos los lados, pendiente de los sonidos...

¿Y si algo le da mala espina?

Cuando estuve en el Huascarán, en Perú, estábamos en el campo 1, hubo una avalancha grande y salimos todos corriendo por si llegaba. Llegó solo el polvo y, al día siguiente, fuimos para arriba. Ahí sí que estaba yo con la cabeza... Es más, al final le dije a mi compañero: Mira, yo me doy la vuelta, que con esto que ha pasado... y me fui. Lo tenía demasiado reciente, habían pasado unos cinco meses.

Por muchas precauciones que se tomen, ¿un alud es imprevisible?

Sí, claro, y más cuando es un desprendimiento. Yo he ido bastantes veces a Perú y todo está demasiado movido, más roto. Son más desprendimientos que aludes y evaluar eso es complicado.

Tuve un accidente en 2013 que me marcó más que el alud. Patiné en un glaciar y salí destrozado, a rastras

Incluso para los profesionales.

Hace dos o tres años murieron los tres mejores del mundo en Canadá por una avalancha. Iban a hacer una monstruosidad de escalada, pero los mató la avalancha en la aproximación. Igual que a estos chicos, que creo que habían hecho cima y estaban ya por el glaciar de abajo. Ya vas pensando en llegar, quitarte las botas y tomar algo caliente y la mala fortuna al final.

Usted corrió mejor suerte y, tras haber pasado cuatro horas sepultado en nieve, sigue escalando.

Sí. No me arrepiento de nada, aunque he tenido más accidentes. Uno en 2013, que me marcó más que el del alud que me sepultó. Fue muy duro, mucho dolor. Estaba solo y salí destrozado, a rastras.

¿Qué le pasó exactamente?

Me patiné en un glaciar por no ir bien asegurado. Iba como en el cuento de La lechera, pensando en cómo iba a hacer una escalada muy dura. Fui unos días antes para prepararla. Voy a dejar un depósito de agua aquí, otro allí y, cuando me quise dar cuenta, estaba en medio de un glaciar, en la cara norte de Peña Santa, y me fui para abajo. Me estrellé y me rompí por todos los lados. Salí ensangrentado. Fue terrible. Eso se me quedó grabado.

¿Qué heridas o lesiones sufrió?

Patiné más de 200 metros por un tobogán de hielo y todas las piedrecillas que salen son como cuchillos. Había una grande y ahí paré con los dos pies. Me fastidié el coxis, las dos rodillas, los tobillos… Cuando patinas, te quemas. Tenía la piel levantada. Fue una situación bastante dura, pero voy aprendiendo. 

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2023-01-30T06:59:02+01:00
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