Alén. Un recorrido minero por Enkarterri

La comarca de Enkarterri es una de las grandes desconocidas de la zona. Con pasado minero, el cual observaremos en esta excursión, esconde lugares espectaculares no tan frecuentados como otros con mas nombre. Hoy la cumbre de Alén, un referente de la zona nos hará disfrutar de todos ellos.

DATOS PRINCIPALES  

· Kilómetros: 12,08 km

· Desnivel positivo: 515+

· Duración: corriendo 1:50h / Caminar - correr: 2:25h / Senderismo 3:10h

DESCRIPCIÓN

El verde y el gris metálico. Esto es lo que nos acompaña en la sinuosa carretera de acceso al poblado de Alén. Vamos ganando rápidamente altitud con nuestro vehículo mientras vemos los prados de un verde intenso y las rocas grises donde atisbamos el pasado minero de la zona. Llegados por el estrecho acceso hasta el poblado, existe la posibilidad de subir por camino que en este caso no hemos realizado, dejamos el coche en un pequeño aparcamiento al lado del frontón.

Al inicio y final de ruta en una zona con mirador Gonzalo Pérez Zunzunegui

Aquí arranca la primera parte de esta salida que va a estar dividida en tres partes, un primer acercamiento casi en llano a las faldas del Alén, la subida constante y continuada al mismo y el posterior descenso de nuevo al punto de partida. Durante el trayecto tendremos casi todo el rato el entorno abierto pero no será hasta que arranquemos a subir cuando veamos la espectacularidad del terreno en el que hoy nos encontramos.

Justo en los primeros metros vemos un panel informativo donde se nos explica el origen del barrio de Alen. Su creación estuvo directamente relacionada con la creación de la mina por parte de Luis Otxaran Mazas, quien edifico como era costumbre varias casas, el frontón y una ermita en un lugar donde de inicio solamente había una borda de ganado. Llego a contar con 565 personas censadas e incluso tenía unión por tren con Castro Urdiales.

POR LAS VIAS DEL TREN

Hemos empezado a andar por los restos de las vías de ese tren y pasando una fuente observamos en una gran campa enormes pedazos de rocas de la antigua mina así como algún puente por donde seguramente iban las vagonetas. Nuestro primer destino tras una pequeña cuesta es el buzón de Torrelaseta (603m.), al cual accedemos por una pista que se transforma en sendero. Se atisban las primeras vistas del día, eso sí, con el paredón de la cima de Alén bien presente, así como nuestro segundo buzón del día, Somo.

Buzón de Torrelaseta Gonzalo Pérez Zunzunegui

Para ir hacia allí podemos desandar nuestros pasos o seguir por la línea de cima y de esa forma bajar también al crucero que hemos tomado antes en sentido contrario. Vamos transitando por una pista cómoda y fácil que se transforma en ladera herbosa en los metros finales de esta sencilla subida. Nos ponemos como objetivo el árbol solitario que se ve en la cumbre de Somo (621m.). De nuevo volvemos por el mismo camino hasta la ancha pista que va todo el rato bajo la atenta mirada de Alén, el cual vamos a tener todo el rato a nuestra derecha. Hemos hecho casi cinco kilómetros pero la exigencia del terreno es mínima ya que el desnivel positivo es escaso.

GANANDO ALTITUD

Eso cambia en este momento. Dejamos la comodidad de la pista para mediante un sendero ir ganando ahora altitud con celeridad. Vamos camino de nuestra tercera cima del día. El sendero lo único que tiene de dificultad es el desnivel porque el terreno gracias a la hierba es de un caminar agradable. Casi sin darnos cuenta hemos llegado a Betaio (749m.) Este monte junto con Ventoso y Alén forman el pequeño circo, donde se encontraba la mina Federica, a la que hacíamos referencia anteriormente. Coronado Betaio, desde donde ya disponemos de unas estupendas vistas tanto de su parte vizcaína como de la parte cántabra, no en vano es la frontera natural de los dos territorios, nos encaminamos al plato fuerte de la jornada.

Con la vista puesta en Somo Gonzalo Pérez Zunzunegui

Eso sí, más nos vale haber guardado fuerzas ya que toca la parte mas dura. En esta subida a medida que ganamos altura van apareciendo paisajes antes ocultos que nos dejan sin palabras. También es una zona rica en pasto, lo que podemos constatar por la cantidad de vacas y rebaños de ovejas con los que nos cruzamos. Tras la ultima exigente pala llegamos a Alén (804m). El buzón de la cima nos recuerda el pasado minero de la zona y además de este dato hay otro muy importante ya que Alén por sus características dominando gran parte del territorio encartado era usado también con propósitos militares, por ultima vez en la guerra civil, formando parte del cinturón que protegía los accesos a Bilbao. Se pueden incluso observar algún que otro atrincheramiento.

Constan con Alén detras Gonzalo Pérez Zunzunegui

Una vez reposados de este ultimo esfuerzo y tras deleitarnos con las vistas en 360 grados, descendemos primero por ladera herbosa y por incomodo lapiaz después. Es una bajada rápida y con bastante desnivel negativo así que lo tomamos con calma. En su parte final se convierte en un sendero que va serpenteando por la ladera hasta llegar de nuevo a las pistas de inicio. Cabe destacar para terminar la ruta que esta parte es considera como zona húmeda donde podemos observar y proteger la flora y fauna autóctona de la invasora. Aquí el galápago europeo y leproso se defiende del galápago de florida que es el invasor. Lo mismo pasa con la rana común y el tritón jaspeado que se defienden del carpín dorado. Estas especies invasoras comen los huevos que las autóctonas producen. Lo mismo pasa con la flora con plantas que rápidamente colonizan el territorio desplazando a la vegetación local.

Las vistas desde la cima son espectaculares Gonzalo Pérez Zunzunegui

En nuestras manos esta evitar esto y de esta forma seguir disfrutando de estos paisajes en las encartaciones y sobre todo en este barrio con tanta historia y tan querido por los soportanos.