La adicción, que afecta a una parte significativa de la población (entre un 5% y un 10% de las personas son adictas o potencialmente adictas), es un problema social profundo que a menudo se oculta debido al estigma social y la vergüenza. Contrario a la percepción común, la adicción es una enfermedad catalogada como tal por la OMS desde 1957. Sus peligros no solo impactan a la persona enferma, sino que se extienden a todo su entorno y familia, generando una necesidad de apoyo integral. La falta de conocimiento en la sociedad lleva a que esta enfermedad se asocie erróneamente con el vicio o algo peor, a menudo acompañada de juicios.
Nina Marín comparte en Las Mañanas de Onda Vasca su experiencia de más de diez años con la adicción de su hijo, que comenzó con el juego y los porros, y se agravó hasta el consumo de cocaína y otras sustancias. Su caso es particularmente complejo debido a la patología dual, la combinación de adicción y un trastorno mental subyacente, como la bipolaridad. "Es una enfermedad tremenda, lo más cercano que puede haber a la locura, la adicción. En la que el enfermo sabe que lo que está haciendo le produce un mal y aún así continúa", define así Nina la adicción.
Un punto crucial del testimonio de Nina es la necesidad de un apoyo integral para los familiares, quienes inevitablemente sufren y necesitan tratamiento para evitar permanecer en bucle. "Las familias también enfermamos. No es adicción, pero es coadicción", asegura. Puedes escuchar la entrevista completa en este podcast.