“Vamos a grabar un disco en directo en el que se verá a Resaca Jackson sin trampa ni cartón”

Es un proyecto que los vitorianos Resaca Jackson tienen sobre la mesa desde hace tiempo. Hoy toca día de montaje en Hell Dorado. La parte técnica lleva lo suyo y es importante que cada detalle está bien resuelto antes de que este sábado el espacio de la calle Venta de la Estrella sea el escenario de la grabación del que será el próximo disco de la banda alavesa, un álbum de directo. “Va a ser una noche calentita”, avisa Julio Romero, tras el último ensayo general junto a Ray Campo, Javi Sanz y Txarly Parker.

Mañana, el particular infierno de la capital alavesa abrirá sus puertas a las 21.00 horas, quedando todavía alguna entrada disponible. Los vitorianos serán los primeros en subirse a las tablas ya que la grabación del concierto y los requerimientos técnicos que ello conlleva, aconseja hacerlo así. Después, la guinda del pastel la pondrán King Sapo, “una bandaza” con la que el cuarteto ha intentado actuar en estos dos últimos años, aunque la pandemia lo ha impedido. Hasta este sábado, claro. “Va a ser una noche fantástica de rock and roll, eso ya se lo podemos asegurar a la gente”.

Con esa promesa presente, Romero apunta que “va a ser un concierto distinto y a la vez no”, una actuación en la que, en principio, no habrá colaboraciones. Lo que se busca es plasmar en el álbum un directo en el que se vea a un Resaca Jackson “sin trampa ni cartón”. Para ello se ha preparado un repertorio que va a pasar por las distintas épocas de la banda, desde que comenzó como trío con el nombre de Whisky Dyck hasta este momento, tras la publicación, el año pasado, de su última producción de estudio, Green Crapital.

Todo ello se completará con una versión en castellano -gracias a la pericia de Ray Campo- de un tema de Neil Young. “Hablamos en su momento de meter alguna canción nueva, pero la verdad es que no nos ha dado tiempo”, sonríe Romero. Al fin y al cabo, el cuarteto se está encargando de producir todo lo que conlleva lo que se vivirá mañana en Hell Dorado, desde imprimir las entradas hasta reservar el hotel en el que dormirá la obra banda del cartel. “No es que sea mucho curro si te dedicas al completo a esto, pero no es nuestro caso. Tampoco es que estemos estresados, pero no nos hemos librado de algún que otro dolor de cabeza”.

Una idea perseguida

La pandemia ha cambiado el ritmo de todo y también los planes que en un momento dado tenían los gasteiztarras tanto con respecto a la publicación de su disco más reciente como en lo que se refiere a la grabación de un directo. Eso sí, la constancia es un valor. Por ello Green Crapital terminó viendo la luz. Y por eso mañana la cita es en Hell Dorado, “una de nuestras salas favoritas”.

“Al final todas las bandas siempre terminan haciendo un directo en conexión con su público. La gente te da ese calor, que en un estudio no puedes tener ni de coña”. Aporta una energía única, que además ayuda a generar un equilibrio con los fallos que puedan darse durante la actuación, imposibles de corregir puesto que no se puede hacer como en el estudio, es decir, parar la toma y corregir. Con todo, Romero tiene claro que la intención del cuarteto es actuar sin pensar en lo singular de esta cita. “Cuando subamos al escenario espero que ninguno esté pensando en que estamos grabando un disco”, si no en disfrutar y compartir, como tantas otras veces.

Por el momento, Resaca Jackson no tiene una fecha en mente para la publicación del resultado final, aunque se espera que el álbum se haga realidad a lo largo de 2023. “Tampoco queremos aburrir a la gente”, apunta el bajista. Todo lo contrario. La intención es seguir dando pasos dentro de un camino que empezó hace ya más de diez años. “Después de haber estado en múltiples bandas y proyectos, creo que el secreto para que este grupo dure está en la amistad. Todos, como músicos, tenemos nuestros puntos fuertes y nuestros puntos más débiles. El equilibrio que tenemos los cuatro es que compartimos una amistad que ya venía de antes y que nos ha unido en este proyecto”.

Ahí está la clave para mantener en activo el camino, algo que “no es nada fácil tal y como están las cosas”. “Nosotros ya estamos rondando los 55 años, y quien no tiene críos, tiene motos. La banda sigue porque existe esa amistad, que además se traduce en que nos relacionamos entre nosotros con libertad. Si hay que decir que algo no funciona, se comenta y no pasa nada. Aquí hay confianza, incluso para sobrellevar los motes que siempre pone Ray” dice el músico, que recuerda cómo, antes de entrar a formar parte de este proyecto, vio al grupo en el que fue su primer concierto. “La verdad es que me gustaron”, sonríe. Este sábado toca volver al escenario y dejar registro de ello.