Una celebración eterna

Ni la crearon los aficionados de la Real ni lo pretenden. Antes fue el Alavés, el Manchester City, y parece ser que empezaron a popularizarlo en Poznan pese haber nacido en Italia. Pero el Dale Cavese, es decir, la celebración de espaldas en los goles de la Real Sociedad se ha convertido en distintivo de los realzales allá por donde van. Da igual lugar, contexto o compañía: si la Real mete te das la vuelta, te agarras a quien tengas a tu lado y empiezas a saltar mientras entonas el lololo... Creánme que no hay mejor celebración que esa.

El pasado martes, en el Santiago Bernabéu, la Real anotaba el 1-3 en el minuto 79 que le situaba virtualmente en la final de Sevilla. Un minuto después el Real Madrid empataba el global con un gol de Bellingham que ningún realista presente en el estadio vio porque estaban saltando de espaldas. Lo que muchos vieron fue la cara de júbilo de los locales mientras reaccionaban al tanto. Algunos tomaron el éxtasis donostiarra como provocación y aprovecharon para mofarse. La mayoría celebró de forma comprensible y todo siguió con normalidad. 

Críticas

Las redes no se hicieron esperar y algunos buitres no han desperdiciado para reirse bajo la cortina de noticias envenenadas en las que ponen en el punto de mira al aficionado de la Real, ridiculizando la celebración porque "das la espalda al equipo" y puede pasarte cosas como esta. Las críticas por supuesto nunca desde el grueso realista, sino desde aficiones rivales que intentan quitarle hierro al asunto en un ejercicio en el que más que molestia seguramente les genere envidia. Ay si supieran.

Todo el que ha tenido la oportunidad de festejar un tanto de esta manera, ya sea en Anoeta ya sea en el estadio que jugase la Real sabe perfectamente que esta forma de disfrutar tiene poca comparativa. Ese pequeño momento en el que tu vecino de asiento te mira con cara de "¿Nos damos la vuelta?" es el que definiría como previo a nuestra felicidad. En pocos sitios se ve que todos, y cuando digo todos es todos, mayores, pequeños, con muletas, con cervezas de más y de menos, se unen durante 40 segundos hasta dejar temblando el estadio.

El Dale Cavese llegó en 2017 impulsado por Bultzada cuando eran cuatro gatos los que saltaban en el fondo de exhiliados donde hoy está la Grada Familiar. 8 años después es uno de los mejores fichajes de la historia reciente de la animación de la Real, y que aunque en esta temporada no se haya podido saborear tanto (sobre todo en Liga), se erige como la celebración eterna de la Real. Y volvería a saltar de espaldas.