Magazine
Magazine

Café con Patas

Con Jon Arraibi
  • Sábados de 12:00 a 13:00
  • Miércoles de 22:00 a 23:00
  • Domingos de 06:00 a 07:00

El espacio semanal de los animales de la mano de Jon Arraibi

Redescubre a tu Perro

Tu perro rompe cosas por venganza y otros mitos caninos (Parte I)

El etólogo Antonio Álvarez de Villena nos ayuda a desmontar algunos mitos sobre la socialización, aprendizaje y comportamiento de los perros
Tu perro rompe cosas por venganza y otros mitos caninos (Parte I)
Escuchar
15:57

Existen numerosas creencias populares y mitos que rodean la educación y la convivencia con los perros. Para separar las ideas sustentadas por la evidencia de la mitología, conversamos con Antonio Álvarez de Villena, etólogo y educador canino al frente de En nombre del Perro, quien ofrece una perspectiva basada en el estudio y en la observación del comportamiento canino en su entorno natural.

Duranta esta primera parte de la charla que mantuvimos hablamos de los siguientes aspectos:

Cuantos mas perros conozca el cachorro ¿mejor?

Una de las ideas más extendidas es que cuanto más perros conozca un cachorro, más sociable será. El especialista desmiente este concepto, señalando que la sobreexposición es un error importante. Para Álvarez de Villena, la clave está en la calidad de las interacciones, no en su número.

Según su análisis del entorno natural, un cachorro estaría siempre con los mismos individuos, quienes lo protegerían del exterior, limitando los encuentros. Por ello, exponer a un cachorro a multitud de perros termina generando un aprendizaje a partir de experiencias mayoritariamente desagradables, dado que los perros adultos a menudo no están cómodos con la presencia de un cachorro y no tienen por qué tolerarlo.

La recomendación es generar un grupo estable y conocido. Lo adecuado es formar un grupo familiar de perros con los que el cachorro se sienta seguro, repitiendo las interacciones para que sean más tranquilas y fluidas. Es crucial que estos encuentros sean con perros que tengan un cierto grado de madurez y que no se vean forzados a interactuar.

Los perros ¿se entieden solos?

Otro mito común es la idea de que se debe dejar al cachorro a su aire en parques caninos porque "entre los perros ya se entienden". El etólogo equipara esta situación a pretender que un niño muy pequeño se entienda con un grupo de adolescentes que no sienten empatía por él.

Álvarez de Villena explica que solo los perros adultos y emocionalmente maduros, que han desarrollado habilidades sociales contrastadas, podrían entenderse por sí mismos. En la naturaleza, el grupo social del cachorro lo protegería y ayudaría a gestionar cualquier encuentro nuevo. Por ello, el humano debe ejercer el papel del adulto de referencia dentro de su grupo social, ayudándole a gestionar los encuentros y regulando su estado emocional.

El fracaso de esta guía tiene consecuencias importantes: cuando un cachorro pide ayuda a su tutor -mirándolo, escondiéndose o buscando refugio- y es ignorado o forzado a interactuar, aprende que el humano no es un referente que le comprenda o le ayude. Al llegar a la adolescencia y ganar fuerza, el perro comienza a resolver las situaciones por sí mismo, sin contar ni valorar el apoyo de su persona, desarrollando conductas relacionadas con el uso de la fuerza y la agresividad. Esto es lo que posteriormente lleva a muchos tutores a creer que su perro se ha vuelto agresivo o reactivo.

Los perros mayores ¿no aprenden nada nuevo?

Frente a la creencia de que los perros mayores ya no pueden aprender o cambiar, el especialista es claro: la capacidad de aprendizaje permanece a lo largo de toda la vida. El reto en los perros adultos que necesitan un cambio de comportamiento, como aquellos con conductas reactivas o agresivas, es que hay que enfrentarse a todo lo que han ido aprendiendo con el tiempo.

Para lograr el cambio, es necesario modificar las circunstancias que generaron el aprendizaje negativo. Si un perro ha aprendido durante años que otros perros representan una amenaza, el primer paso es cambiar su percepción y ayudarle a comprender que no todos suponen un peligro. También es fundamental trabajar con la persona responsable del perro, ya que sus propias ideas o el llamado contagio emocional pueden influir directamente en el animal.

El aspecto más importante es la gestión de la emoción: si la experiencia estresa o excita en exceso al perro, su capacidad de observar y atender se bloquea. Aunque la capacidad de aprender no desaparece, para que se produzca un cambio real es necesario darle tiempo al perro para rebajar su estado emocional, desaprender y, posteriormente, incorporar nuevos aprendizajes.

Tu perro rompe cosas por... ¿venganza?

Por último, Antonio Álvarez de Villena aborda en esta primera parte de la charla el mito de que los perros destrozan objetos en casa por venganza o desobediencia. El experto niega que los perros utilicen la venganza, una capacidad que considera propia del ser humano.

Las conductas destructivas son, en realidad, síntomas de procesos emocionales más profundos y una forma de expresar lo que el perro siente. Pueden deberse a distintas causas, como la necesidad de explorar en etapas tempranas sin disponer de objetos adecuados, un exceso de energía mal canalizada en perros jóvenes, o el uso de la boca como vía principal de regulación emocional en perros adolescentes o adultos. La solución pasa por identificar qué está desajustando al perro a nivel emocional y reajustar su entorno y sus rutinas para que no necesite recurrir a este tipo de conductas.

La próxima semana abordaremos con el especialista una segunda charla con otros mitos caninos sobre los que hablar.

13/12/2025
En directo
Onda Vasca En Directo