El teatro Soreasu de Azpeitia va a ser el escenario del concierto en el que Abraham Cupeiro contará con la colaboración de Oreka TX, Korrontzi, Eñaut Elorrieta y Oiasso Kamerata.
Concierto en Arantzazu
La cita es una reedición del encuentro que estos mismos actores protagonizaron en Arantzazu en el verano de 2024, como recuerda Cupeiro.
“Fue una experiencia fantástica reunirse en un lugar que tiene tanto significado para los vascos. Era una actuación puntual, preparada para ese día, pero nos dejó un sabor de boca tan agradable que quisimos repetir y Azpeitia nos va a dar esa oportunidad”.
Coctel cultural y musical
El montaje es un cóctel que combina distintos estilos de música y culturas cargado de sensaciones. A ello ayudarán la presencia de Oiasso Kamerata, que aportará los ecos de la música clásica al espectáculo, y el sonido ancestral de la txalaparta de Oreka TX. Eñaut aportará su voz para interpretar junto a Cupeiro una canción que cantaban los arrieros en su transitar por los caminos de Galicia y otra propia del cantante de Gernika. El combinado musical se completará con la trikitixa de Korrontzi.
A estos atractivos ingredientes se le suma el propio Abraham Cupeiro, artífice de un proyecto musical que hunde sus raíces en la tradición y el pasado para dar protagonismo a los más variados instrumentos musicales. En ese listado se incluyen instrumentos de distintos lugares del mundo y otros totalmente olvidados que, como recuerda Cupeiro, han vuelto a sonar tras ser recuperados por el músico y luthier gallego.
“El concierto de Azpeitia tendrá mucho de onírico. Será un viaje en el tiempo de la mano de este gallego loco, que recupera instrumentos olvidados y permitirá escuchar sonidos que se habían perdido. Es una mirada al pasado, pero tiene vocación de mirar hacia el futuro, recuperando instrumentos que se perdieron y mezclándolos con orquestas y otras formaciones, tratando de ver sus matices, sus colores, para comprobar si tienen cabida en la paleta sonora del siglo XXI”.
Instrumentos
Esa apuesta por incorporar sonidos del pasado al presente le llevará a usar el karnyx, un instrumento de viento de la Edad de Hierro celta, la corna romana, la uilleann pipe irlandesa y el cornetto a lo largo del concierto, inundando de los más evocadores sonidos el teatro azpeitiarra. Algunos de esos instrumentos son réplicas de objetos expuestos en museos.
Otros son fruto de una labor de investigación arqueológica y musical en la que Cupeiro ha tenido que echar mano de todo su saber para dar materialidad a instrumentos ya desaparecidos a partir de imágenes encontradas en monedas y en murales con miles de años de antigüedad, en algunos casos.
Labor investigadora
Esa labor de luthier, sin más pistas que un simple dibujo, necesita del refrendo del sonido una vez construido el instrumento, y Cupeiro puede garantizar que lo que se oye es lo mismo que escuchaban quienes los utilizaron en el pasado.
“La base de todos los instrumentos de viento es el aire y la forma en la que se sopla en él. Entendiendo cómo funciona y teniendo en cuenta otros factores, como las dimensiones del cuerpo humano y el sentido común, no es complicado alcanzar ese objetivo”.
Esta labor le ha llevado a tirar de ingenio en más de una ocasión, pero el resultado siempre ha sido satisfactorio.
Un ejemplo de ello es el karnyx celta, una especie de trompeta de bronce suspendida verticalmente y con la campana en forma de cabeza de jabalí, que se utilizaba en la guerra para incitar a las tropas a la batalla e intimidar a los enemigos. Las únicas referencias que había de él eran dibujos en una moneda y en algún objeto arqueológico. Cupeiro se embarcó en la aventura de recrearlo y el resultado no pudo ser más positivo.
“Puse la imaginación en juego su diseño, pero la suerte quiso que cinco años después se localizara una pieza original. Tuve ocasión de ver los planos, de tocarlo, y resultó que había una diferencia de solo 23 milímetros entre el que construí y el original. De hecho, los dos estaban en el mismo tono”.
Txalaparta y alboka
Detrás de toda esta labor musical e investigadora está el ansia de conocer y abrirse a otras culturas más allá de la propia. Se trata de un pensamiento que le viene desde la más tierna infancia y que el paso del tiempo no ha hecho más que agudizar.
“Mis padres me enseñaron a respetar mi cultura para entender las de los demás y querer acercarme a ellas. De hecho, lo que más me motiva en este mundo es conocer al que tengo enfrente, al diferente. En ese camino, la música es un pasaporte que nos permite traspasar barreras y llegar al de las culturas de otras civilizaciones”.
En ese viaje por culturas de los más variados lugares del mundo ha tenido la ocasión de conocer infinidad de instrumentos.
Entre ellos está la alboka, un instrumento de viento que provoca emociones muy profundas en Abraham Cupeiro cada vez que tiene la oportunidad de tocarlo. “Me produce una energía especial cuando lo toco. Es una sensación similar a la de la txalaparta. Te obligan a contener la emoción para no dejarte llevar demasiado. Me parecen elixires sonoros de otra dimensión”.