Con los contagios disparados principalmente entre los jóvenes, la viróloga del CSIC no se muestra excesivamente sorprendida por la situación actual. Afirma que era una posibilidad cuando hay mayor movilidad y se relajan las restricciones. En concreto sobre la mascarilla subraya que la relajación ha sido excesiva. "A todos nos quedó claro que cuando estábamos solos en exteriores nos podíamos quitar la mascarilla, pero se ven aglomeraciones de personas en el exterior sin mascarilla y ahí es donde están los contagios". En su opinión "ha faltado dejar muy claro cuando uno se puede quitar la mascarilla o no porque el concepto de distancia de seguridad es demasiado amplio".
Sobre las variantes, en concreto sobre la última que se ha conocido, la variante lambda, mensaje de tranquilidad. "Es una variante de interés que no de preocupación", asegura. De momento por tanto, se está vigilando. Además ha dejado claro que las vacunas sí son efectivas contra la variante delta. En este sentido, insiste en la importancia de la vacunación. "Es terrible que suban los contagios por la incertidumbre y una pequeña parte se refleja en las hospitalizaciones, pero ahí está el quid, una pequeña parte. Si esto no fuera así, estarían de nuevo los hospitales y las UCI colapsadas. Demuestra que las vacunas están funcionando" Aún así, insiste en pedir prudencia porque los vacunados se pueden seguir infectando.
En su opinión aún no podemos hablar de una situación de normalidad como para decir que podemos convivir con el virus. "Queda mucha gente por inmunizar y aunque hay vacunas, no hay medicamentos que curen la infección", señala. "Todavía estamos en una situación en la que no podemos hablar de convivir con el virus. Probablemente a finales de año podamos pensar en esa situación. Y hay que tener otra cosa en cuenta. Siempre nos miramos el ombligo. Que esté la mayor parte de la población vacunada en España o en Europa poco hace si en el resto del mundo hay muy poca gente vacunada porque esto es global", recuerda.