Un simple vistazo a la estadística del Baskonia en el minuto 28 del partido daba miedo. Los cuatro últimos jugadores que aparecían en el listado del conjunto azulgrana presentaban un rotundo rosco en sus números. Cero. Nada de nada. Lógico era lo de Kurucs, que tan sólo había jugado un segundo, pero sorprendía en cierta manera lo de Costello, Giedraitis y Nnoko, que no aportaban nada para esas alturas de partido habiendo jugado más de ocho minutos cada uno de ellos.
La segunda unidad del Baskonia no aparecía en escena. A ello habría que añadir a otro integrante como Marinkovic que aún no se había estrenado y que tampoco lo haría al término del partido. Cinco jugadores se estaban quedando en blanco cuando el partido estaba a punto de llegar al final del tercer cuarto.
Sin banquillo. Tan solo Peters con 6 puntos aportaba algo. Poco, muy, muy poco. Insuficiente para salir airoso ante un Efes que por ejemplo para el minuto 30 de partido tres de sus hombres de banquillo ya habían anotado la friolera de 31 puntos –Micic (19), Pleiss (6) y Petrusev (6)–.