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El modesto contra el grande. La ilusión frente a la obligación. Un Primera RFEF y un Primera División, cara a cara. El Ourense CF y el Athletic Club. Ambos se citan a las siete de esta tarde con la misma intención: ganar y pasar de ronda en estos dieciseisavos de final de la Copa. Los gallegos persiguen la gesta y la épica después de lo vivido ante Oviedo y Girona, y los leones no incurrir nuevamente en episodios dolorosos y lejanos, y no tan lejanos, como el Formentera, aunque fuera a doble partido y la vuelta en San Mamés. A único, negras noches como las de Irun o Torrelavega, esta con Ernesto Valverde pilotando aquel proyecto copero frustrado en la primera temporada de su primera etapa, la 2003-2004.
El Txingurri ha de adaptarse a todas las circunstancias que van a darse en un O Couto con récord en asistencia, ante ocho mil aficionados, medio millar de ellos visitantes. Esta cita histórica en esa ciudad va condicionada por el estado parchaeado, bacheado y embarrado del terreno de juego -se anuncia lluvia durante el envite-, la motivación máxima de los de Dani Llácer y la debida mentalidad con la que se ha de salir desde el saque inicial. Y también con las varias bajas que arrastra.
Más allá de lo que debe resolver en el centro de la zaga, sin Laporte y con Vivian sancionado para el lunes, ha de confeccionar un once que dé la cara y no se la parta el enemigo poniendo lo mismo que este va a poner, comenzando por dejarse la piel. Entre las incógnitas a despejar, la del '9'. Si por fin va a dar la oportunidad de demostrar su valía a Urko Izeta, que hasta ahora ha sido capaz de dejar su impronta goleadora allá por donde ha pasado.
Y otra incertidumbre que ha de despejarse es la de la portería en medio de tantas citas acumuladas desde agosto y las que quedan, con la Supercopa a la vuelta de la esquina. En este cara o cruz, seguir o caer, está por ver si Unai Simón actúa una vez más, que seguiría con el pleno de lo que llevamos de curso, hasta ahora 23, o es Álex Padilla quien vuelve a tomar la alternativa. "Está preparado porque, cuando ha tenido que jugar el año pasado en partido comprometido, ya lo hizo bien y confiamos en él", dijo ayer el míster antes de tomar el avión.
Con Julen Agirrezabala aprovechando la cesión en Valencia, el zarauztarra tiene claro que es hoy o nunca salvo causa de fuerza mayor, como ya sucediera durante la temporada pasada. Sucedió y eso que tenía por delante a los dos. La lesión por triple fractura vertebral de Julen y la intervención quirúrgica en la muñeca diestra de Unai tras ganar la Eurocopa propiciaron su irrupción bajo palos, y, cierto es, saldó sus participaciones con alta nota.
Debutó en la jornada inaugural de aquella Liga ante el Getafe en San Mamés y en la siguiente en Montjuïc ante el Barça, y repitió por lesión de Agirrezabala ante el Celta, y también en casa frente al Sevilla porque vio la roja, y el posterior viaje a Girona, aquel de la derrota por los tres penaltis fallados. Un total de cinco partidos oficiales, previos a que hiciera las maletas hacia México, donde brilló con luz propia, con 18 encuentros, en el Club Deportivo Universidad Nacional, mundial y popularmente conocido como los Pumas de la UNAM.
Álex Padilla ya ha demostrado estar sobradamente cualificado y pide paso para defender el marco del Athletic. Solo le falta lo más importante: recibir la alternativa de un Valverde que ha de escoger entre darle, al menos, este estreno copero, o seguir dando minutos al indiscutible aún a riesgo de exponerse a cualquier contratiempo estando de servicio que pueda privarle de contar con él en lo sucesivo y a cinco meses vista de cerrar el ejercicio.