Nos adentramos en el corazón de Navarra, en Baztan, para subir a uno de esos montes que deben estar apuntados como imprescindibles, el monte Saioa. Desde lo alto tendremos una de las mejores panorámicas, no solo de esta zona, sino de toda Navarra.
DATOS PRINCIPALES
· Kilómetros: 12,66km
· Desnivel positivo: 877+
· Duración: corriendo 2:35h / Caminar - correr: 3:10h / Senderismo 4:00h
LLEGADA AL PUNTO DE PARTIDA
·Desde Pamplona, saliendo por la parte norte, por Villava , accedemos a la N-121-A. dirigiéndonos hacia Oronoz, antes de llegar a dicha localidad subiremos al puerto de Belate.
·Desde Vitoria, por la salida norte accedemos a la N-1 sentido Irún. Continuamos en Alsasua por la A-10 hasta Irurzun donde ya por la A-15 seguimos las indicaciones del punto anterior.
·Desde Donostia salimos dirección este para ir hasta Behobia por la AP- 8. Casi en la frontera con Francia tomamos la N-121-A, que tras pasar por Oronoz nos lleva la puerto de Belate
·Desde Bilbao, cogemos la A-8 hasta pasar Donostia, seguir hasta Behobia y tras tomar en la frontera la N-121-A seguir las indicaciones del punto anterior.
DESCRIPCIÓN
Lo que debemos tener en cuenta cuando salimos de ruta de monte en Navarra es que el verde aquí no es un color, es una religión. Ese verde eléctrico, saturado, casi que hace daño, que te entra por los ojos y te inunda el cerebro. Hoy vamos a ir a buscar ese color a uno de los miradores más espectaculares de la Comunidad Foral. Vamos a subir al Saioa, el rey de Baztan, a través de una ruta circular que tiene de todo, desde bosques de cuento a búnkeres misteriosos o crestas afiladas... además de barro, mucho barro.
Ermita de Santiago
Nuestra ruta arranca en el puerto de Belate. Ya solo llegar aquí con el coche es una experiencia. La carretera se retuerce entre árboles que parecen querer abrazar el asfalto. Aparcamos cerca del antiguo cuartel de carabineros. Al bajar del coche, lo primero que notamos es el aire. Aquí el aire huele diferente porque es aroma a tierra mojada, a musgo y por supuesto a animales. Huele a campo de verdad, un olor que nos llena los pulmones de golpe. Empezamos a caminar por una pista ancha, cómoda y disfrutamos de estos primeros metros porque estamos transitando por un trozo de historia. Por aquí pasaba una antigua calzada romana y luego el Camino Real. Hay que imaginarse a los peregrinos, a los comerciantes y a los contrabandistas cruzando estos bosques hace siglos. Porque esa es otra, estamos en tierra de mugas y contrabando. Aquí cada piedra tiene una leyenda escondida.
La calzada romana
En cuanto dejamos la pista principal, nos metemos de lleno en el hayedo. El entorno es maravilloso y mágico, ya que las raíces se retuercen sobre las rocas creando formas que, con un poco de niebla (algo muy habitual por aquí, la famosa txapela de nubes), nos hace mirar dos veces por si vemos pasar a una sorgina (bruja) o a un Basajaun (señor de los bosques). El suelo es una alfombra de hojas cobrizas si vas en otoño, o un estallido de helechos en primavera. El sonido de nuestros pasos se amortigua, como si camináramos sobre algodón. Ahora la pendiente empieza a picar, pero el entorno es tan bonito que se nos olvida que nos están comenzando a arder los gemelos.
CONSEJOS PARA REALIZAR ESTA RUTA
Hidratación. Tenemos un par de puntos donde abastecernos de agua, pero son fuentes de montaña, no muy fiables, por lo que llevaremos buena provisión.
Calzado. Importante que tenga buen agarre y con buen taco, la aparición del barro es muy probable. Es recomendable además que sea impermeable, sobre todo en época de lluvias.
Dificultad. Ruta sencilla de realizar a excepción ya no posee pasos técnicos, podemos catalogarla de moderada por el desnivel.
Vamos ganando altura y el bosque empieza a clarear. De repente, los árboles desaparecen y se abre ante nuestros ojos el espectáculo: las praderas de altura. Aquí el paisaje cambia radicalmente. Pasamos del túnel vegetal a la inmensidad abierta. Y aquí es donde el viento suele venir a saludar. Y no suele ser una brisa suave, sino ese viento del norte que nos recuerda que estás en el Pirineo, aunque sea en sus estribaciones occidentales.
HACIA LA CIMA
Delante de nosotros esta la pala final del Saioa. Se ve imponente, una pirámide de hierba y roca que domina todo el valle. Es de esos tramos en los que toca agachar la cabeza, clavar la mirada en las botas y contar pasos. Pero merece la pena levantar la vista de vez en cuando, porque a la espalda el paisaje se está abriendo y es una locura.
Cuando estamos en la cima, a 1.418 metros, la sensación es brutal. Tenemos Navarra a nuestros pies. Al norte, si el día está claro, se intuye el mar Cantábrico y toda la costa; al este, las cumbres nevadas del Pirineo central asomando tímidas; al sur, la cuenca de Pamplona; y debajo de nosotros, el valle de Baztan, con sus caseríos blancos salpicando el verde.
El manto verde por el que pisamos
Ahora la gracia de esta ruta es hacer la circular por el cordal. Así que, una vez recuperado el aliento, seguimos la cresta hacia el monte Okolin. Caminar por aquí arriba es una gozada pero si miramos abajo observamos unos búnkeres. Estamos en la famosa Línea P, una barrera defensiva que mandó construir Franco después de la Guerra Civil por miedo a una invasión aliada o de los maquis desde Francia. Nunca se usó, y ahí se quedaron, como cicatrices grises en medio del paraíso verde.
Buzón en el Saioa
El camino entre el Saioa y el Okolin es un sube-baja muy agradecido visualmente. Pasamos junto a menhires prehistóricos, testigos mudos de que, mucho antes de los búnkeres y los domingueros, nuestros antepasados ya andaban por aquí haciendo sus rituales. Llegamos al Okolin (1.355 m) y toca empezar a bajar. Y aquí viene la parte divertida. Si ha llovido en los últimos días (y estamos en Navarra, así que la respuesta probablemente sea sí), hay que prepararse para el patinaje artístico de montaña. El terreno es de hierba y tierra negra, y cuando se moja, se convierte en jabón.
Cima de Okolin
Bajamos hacia el collado y nos desviamos para rodear la montaña de Gartzaga. Aquí el camino se vuelve más amable, volvemos a entrar poco a poco en el dominio del bosque. Es un alivio dejar el viento de las cumbres y volver al refugio de las hayas. El camino de regreso enlaza con tramos de la Senda de Euskal Herria, y los últimos dos kilómetros son para saborear. Vemos el coche a lo lejos, pero no hay prisa. Nos paramos en el último riachuelo y nos lavamos la cara con ese agua helada que baja directa de la montaña.
Vistas desde la cima
En resumen, esta circular al Saioa de 12 km no es solo caminar. Es empaparnos de la esencia de Navarra. Es historia, es paisaje salvaje, es deporte y es gastronomía. Es una de esas rutas que, cuando la terminamos, ya estamos pensando en cuándo volveremos a enseñarsela a alguien. Porque lo bueno, si es en la montaña, se comparte mejor.
PLANES ALTERNATIVOS
Aunque esta ruta ya llena de por si la jornada entera proponemos un par de planes para completar un fantástico fin de semana:
· Acercarnos a Elizondo (Capital del Valle de Baztán): podemos pasear por el Río Baztán ya que el pueblo está dividido por el río. Ver el Palacio de Arizkunenea, una de las casas señoriales más impresionantes y representativas de la arquitectura baztanesa (aunque no siempre es visitable por dentro, la fachada es magnífica). Recorrer la calle Mayor y Plaza de los Fueros y de esa forma ver la típica arquitectura con balcones floridos y piedra. Y además de la cultura visual, es ideal para probar la gastronomía local (como la famosa cuajada o el txantxigorri).
- Visita a la granja escuela de Ultzama: se trata de un espacio donde la naturaleza, la tradición y la educación se unen para ofrecer experiencias únicas. Desde visitas guiadas para conocer a los animales hasta talleres sobre el proceso artesanal de elaboración de cuajada, cada actividad está diseñada para conectar a pequeños y mayores con el entorno natural. Además, el Restaurante y la tienda de productos locales completan una visita inolvidable. Se puede visitar el gallinero, la huerta, la borda. También visitar los prados donde descubriremos todavía mas animales. Mas info y reservas en https://granjaescuelaultzama.com/
Para degustar cocina tradicional de la zona y productos locales tanto en Elizondo como en Ultzama podremos hacerlo. Toda la zona del Baztan es un paraiso culinario de productos locales de kilometros cero en la mayoria de los casos.