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Perros y calor extremo: 5 minutos que pueden acabar en tragedia

Las altas temperaturas pueden convertir coches, terrazas y jardines al sol, paseos o actividad física en trampas mortales para los perros.
Perros y calor extremo: 5 minutos que pueden acabar en tragedia
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En un junio que pasará a la historia como el mes más caluroso registrado en la península ibérica, con temperaturas que superan los 42 grados incluso en Euskadi, hay que adverrir sobre el riesgo extremo que el calor supone para los perros. Lo que para los humanos es un calor agobiante, para un perro puede ser una trampa mortal.
 
Una cifra clave a recordar es cinco minutos: este es el tiempo que necesita un coche al sol para que su temperatura interior alcance los 50, 60 o incluso 70 grados. En estas condiciones, un perro no tiene escapatoria; ni las ventanas entreabiertas ni la sombra ocasional son suficientes para evitar el peligro. Cinco minutos de descuido pueden ser demasiado para tu perro y acabar en tragedia.
 
El peligro reside en que los perros no sudan como los humanos. Su sistema de termorregulación se basa en el jadeo y las almohadillas de sus patas, un mecanismo lento, limitado e insuficiente en días de calor extremo.
 
Razas braquicéfalas como bulldogs, carlinos o boxers tienen una dificultad aún mayor debido a sus vías respiratorias cortas y estrechas, lo que les impide una refrigeración eficaz y pueden colapsar en cuestión de minutos. Según un estudio de la Universidad de Nottingham, el 14% de los golpes de calor en perros suponen un riesgo vital extremo.
 
Los síntomas de un golpe de calor pueden incluir jadeo excesivo, debilidad, desorientación o vómitos, y la progresión es muy rápida. Si no se actúa con urgencia para bajar la temperatura del perro y llevarlo de inmediato al veterinario, el daño puede ser irreversible.
 
Para proteger a nuestros perros:
  • Evitar las horas de máximo calor para los paseos.
  • Olvidarse de actividades físicas exigentes, como salir al monte, cuando la temperatura es elevada.
  • Recordar que los perros no llevan calzado y el suelo puede quemar sus almohadillas.
  • Asegurarse de que el perro siempre tenga a su disposición agua fresca, cambiándola a menudo.
  • Considerar añadir comida húmeda a su dieta para reforzar la hidratación.
  • Tanto dentro como fuera de casa, garantizar que el perro tenga un lugar fresco, a la sombra y ventilado constantemente para refugiarse.
 
Y, bajo ninguna circunstancia, nunca, nunca, nunca dejar al perro encerrado en el coche.
La combinación de calor extremo con confianza o desconocimiento puede ser letal. Este recordatorio es crucial, ya que cada verano muchos perros mueren encerrados en vehículos o colapsan durante salidas en días calurosos.

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