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Café con Patas

Con Jon Arraibi
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El espacio semanal de los animales de la mano de Jon Arraibi

Entrevistas Café con Patas

Pablo de la Chica (Infiltrada en el Bunker): tuvimos que dejar fuera de la pelicula 60 horas de violencia extrema contra los animales

El director recoge en su nuevo documental la historia de la activista que se infiltró 544 días en los laboratorios de Vivotecnia para destapar un terrible caso de maltrato a los animales
Pablo de la Chica (Infiltrada en el Bunker): tuvimos que dejar fuera de la pelicula 60 horas de violencia extrema contra los animales
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20:22

"Infiltrada en el Bunker" está disponible en la plataforma Prime Vídeo

En abril de 2021, la sociedad española se estremeció ante las imágenes de una crueldad metódica y sádica infligida a perros, conejos y otros animales en un centro de investigación de Madrid (Vivotecnia).

Fue un escándalo fugaz, una ola de indignación que, como tantas otras, amenazaba con morir en la orilla del olvido. Pero la valentía de una mujer y el compromiso de un cineasta se han conjurado para que esa herida no cicatrice en falso.

Charlamos con el director Pablo de la Chica, que en su documental "Infiltrada en el búnker" (disponible en Prime Video), no solo rescata el caso, sino que le da un rostro y un alma. La obra es es una crónica del coraje de Carlota Saorsa -nombre ficticio de la testigo protegido que durante 544 días se infiltró en este laboratorio y grabó el horror y el maltrato a los animales con una cámara oculta- además de un acto contra la amnesia colectiva frente al maltrato animal.

"Cuando te llega una historia y conoces un personaje tan increíble como Carlota, sabes que tienes que implicarte", nos confesaba De la Chica. 

Nuestro invitado es un cineasta acostumbrado a sumergirse en los "rincones complejos de la condición humana", como demostró en "Los otros niños" o "Mamá". Sentía que dejar pasar la terrible realidad de este laboratorio sería permitir que se convirtiera en "una noticia, algo anecdótico". 

El reto era mayúsculo: ¿cómo mostrar el infierno sin recrearse en él? La decisión fue realizar un trabajo "milimétrico", casi "frame a frame", para transmitir la "sensación del búnker" sin caer en el morbo.

De la Chica es claro al respecto: "las imágenes que vemos son las más light. Hemos dejado fuera unas 60 horas de extrema violencia que sabíamos que no ibamos a usar" en la película. Es una advertencia que hiela la sangre y obliga al espectador a imaginar lo que se quedó en la sala de montaje, a comprender la verdadera dimensión del abuso. La intención es clara: que podamos "mirar los ojos a los animales" y acompañar a Carlota en su descenso a la oscuridad, pero con el máximo respeto.

Proteger a la activista infiltrada era fundamental. Para evitar el "tópico del testigo protegido que no da la cara, que tiene la voz distorsionada", el equipo tomó una decisión narrativa audaz: la actriz Goize Blanco encarna a Carlota, reproduciendo palabra por palabra su testimonio.

Un trabajo "exquisito" que da cuerpo y voz a la valentía sin poner en riesgo a quien lo arriesgó todo. Carlota, nos dice el director, es una "persona increíble" con un inmenso "afán por la lucha".

 

Chess, una luz dentro del bunker

En medio de tanto dolor, emerge una luz. Se llama Chess, la perrita número 32. Su historia, un pequeño destello de esperanza, funciona como ancla emocional. "Simboliza lo que podría pasar si uno de esos animales lograra escapar", explica De la Chica. Chess es un contrapeso a la terrible realidad de los animales y nos conecta con la posibilidad de la vida fuera del búnker. También nos interpela directamente, haciéndonos pensar qué pasaría si fuera nuestro propio perro el que estuviera en esa jaula.

Esta profunda empatía no es ajena al director, quien también nos habla de su galgo adoptado, Aquilus, rescatado de una muerte segura y que es una "piedra angular" en su vida. Aquilus no solo le ayudó a superar momentos personales difíciles, sino que le recuerda a diario por qué esta lucha es necesaria. Es el mismo papel que Chess jugó para Carlota: un motivo para no rendirse.

"Infiltrada en el búnker" no busca ofrecer respuestas fáciles. Pretende que el espectador se confronte con una pregunta ética fundamental: ¿qué estamos haciendo como sociedad? 

Pablo de la Chica se aferra a la esperanza de que el arte puede generar transformaciones, como ya ocurrió con las protestas que llevaron a prohibir los test de maquillaje en animales. Su utopía, que es la de muchos, es un futuro donde la tecnología reemplace la experimentación animal, lo que supondría un verdadero "salto evolutivo del ser humano".

Mientras ese futuro llega, el documental nos deja una consigna clara y poderosa: hay que seguir luchando, hay que "seguir infiltrándose". Este documental es un acto de memoria, una denuncia necesaria y, sobre todo, una contribución imprescindible para una lucha que, como demuestra la reapertura del propio laboratorio apenas 3 meses después de que el caso saliera a luz, aún tiene un larguísimo camino por recorrer. Es hora de mirar. Es hora de luchar. Es hora de no olvidar.

07/07/2025
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