Mikel es el más listo de la clase. No el más fuerte, no el más rápido, ni el más ágil. Pero ponme uno en mi equipo y será uno mejor. Ayer Oyarzabal se volvió a salir con España dando 2 asistencias en los primeros goles de un partido que acabó 5-4 en favor de los españoles ante Francia. En el primero bajó el balón de espaldas en el área cual tanque de combate para cederle la pelota a Nico Williams. En el segundo, tiró una pared con Mikel Merino (con sentimientos de nostalgia y dolor) para que el navarro definiera ante Maignan. Quién diría que el mismo delantero que en la Real genera dudas en su combinado nacional se asiente como el máximo goleador con el actual seleccionador. O quizás ahí está el quid.
Tan objetivo como real, la Real no mete un gol al arco-iris. El equipo lleva 2 años con una dinámica cada vez más preocupante donde la posición de killer es la más señalada. Solo Oyarzabal se erige como referencia, y eso que a muy pocos convencía como único delantero. No así a Jokin Aperribay, Imanol en su momento u Olabe. El presidente de la Real agenció al de Eibar su rol actual: "Mikel está planeado para que sea el delantero esta temporada. Luego terminará donde sea, pero en la planificación él es el nueve". Y los números evidencian que equivocarse no se equivocan cuando ha fabricado 26 goles en 52 partidos. Pero que Mikel haya estado presente en más de un tercio de los goles de un equipo que ha metido tan solo 35 goles en Liga no habla bien de algo. Y ese algo, aunque parezca contradictorio, no es el delantero.
El problema de la Real no está en la ocasiones erradas. Creo que todos hemos oído o incluso dicho que a la Real le falta un tío que la baje y la empuje. Un Budimir. Y no es cuestión de aficionados. La Real lleva 4 mercados consecutivos fichando delanteros. Sorloth (2021 y 2022, cedido), Sadiq (2022, 22 millones), André Silva (2023, cedido) y Orri Oskarsson (2024, 20 millones). Pero la realidad es que la Real no es que tenga un problema de acierto, tiene un problema de generación. No llegan balones arriba. El equipo no pasa de los 3 tiros a puerta. Y bien, Oyarzabal no cumple con los requisitos que tendría un delantero en mayúsculas. Pero es la mejor compañía que puedes poner cuando tienes un buen centro del campo ofensivo y unas buenas bandas.
¿Por qué funciona tan bien con España? Porque tiene a Lamine, a Nico, a Pedri, a Merino, a Olmo o a Fabián. Porque tiene a dos extremos que llegan a banda y centran, y sobre todo dos centrocampistas que también arriban hasta el final. Tiene todo un ejercito atrás que acompaña. En la Real el extremo izquierdo solo aparece cuando Barrene tiene el día, en el derecho encontramos al único futbolista con desborde pero sin pase (0 asistencias de Kubo en Liga), y en la medular no se ha jugado a llegar. Y así ha pasado que en muchas ocasiones la isla Santa Clara que era Mikel en la Real lo dejaba más solo que la una. Lo mismo que ayer ocurrió cuando De la Fuente se cargó a los mencionados y España no pasó de medio campo. Quizás el partido de ayer ilumina algo Zubieta antes de fichar por quinto verano consecutivo un delantero en vez de jugadores que lleven la pelota a los actuales nueves.