Actualizado hace 6 minutos
Muchos perros viven la pirotecnia como una amenaza real. Su oído es mucho más sensible que el humano y, además del ruido, les afectan las vibraciones y los destellos. En algunos animales se queda en inquietud, pero en otros se convierte en pánico, con jadeo, temblores, intentos de huida, ladridos o conductas peligrosas. El objetivo en Nochevieja deber ser reducir su malestar y evitar que la experiencia se agrave.
Ayudas para nuestra mascota
Si tu perro llega a la noche con exceso de energía, suele estar más reactivo. Un paseo largo y tranquilo por la tarde, con tiempo para olfatear y jugar, ayuda a bajar el nivel de activación. También conviene adelantar la cena y las salidas para minimizar tener que salir a la calle justo cuando empiezan los petardos.
Un veterinario sostiene a un perro en brazos.
Es vital revisar puertas, ventanas, persianas y balcones, porque en estas fechas aumentan las fugas por miedo. Si sales a la calle, mejor con arnés seguro y correa y evitando zonas donde suelan tirar petardos.
Muchos perros se calman si tienen un refugio predecible. Puede ser una habitación interior, un baño o un pasillo donde el ruido llegue menos. Lo ideal es que sea un sitio que el perro ya asocie a calma y descanso. Si usa bien el transportín, puede ser un buen escondite si lo dejas abierto, con mantas y algo con tu olor.
Cierra ventanas, baja persianas y corre cortinas para que no vea los destellos. Ahora, no lo encierres a la fuerza ni lo persigas para meterlo ahí, porque eso aumenta la sensación de peligro. También existen difusores o sprays de feromonas caninas que, en algunos casos, aportan un extra de calma.
El sonido constante puede enmascarar los estallidos. Televisión, música suave, ventilador o ruido blanco pueden ayudar si se ponen antes de que empiece lo fuerte. Además, no hace falta ignorar al perro si busca contacto. Puedes acompañarlo con calma, hablarle normal y ofrecer apoyo si eso le tranquiliza.
Lo que no ayuda
Castigar, reñir o sacarlo para que se acostumbre suele empeorar el problema. El miedo no se corrige con presión. Tampoco es buena idea dejarlo solo en patios o terrazas durante los petardos. Ahí se producen más accidentes y fugas. También conviene tener cuidado con atarlo en el exterior, porque puede lesionarse intentando escapar.
Si tu perro lo pasa realmente mal, lo más sensato es hablar con el veterinario con antelación. Hay suplementos y, en casos concretos, medicación ansiolítica de uso puntual que puede ayudar al animal a evitar esa experiencia traumática. No lo automediques ni uses sedantes humanos, porque puede ser peligroso.