La Navidad llega cargada de luces, música, celebraciones… y también de ruidos intensos que pueden pasar desapercibidos para los adultos, pero no para los oídos de los más pequeños. Petardos, desfiles de olentzeros y cabalgatas de Reyes, juguetes sonoros o villancicos a todo volumen superan con frecuencia los niveles seguros para la audición infantil.
Precisamente, los más pequeños son especialmente sensibles al ruido intenso. Así lo explica Aina Bastús Juanola, audioprotesista, logopeda y responsable pediátrica de Audika Kids España: "Los oídos de los niños están todavía en desarrollo y toleran peor los picos intensos de ruido. Un petardo puede superar los 120 decibelios, una cabalgata los 100 dB y algunos juguetes electrónicos llegan a los 95 dB cuando se usan cerca del oído. Son cifras que pueden afectar incluso con exposiciones breves".
Una niña protege sus oídos del frío con un gorro en una calle con luces de Navidad.
Los ruidos más peligrosos
Así, según señalan los expertos de esta compañía experta en salud auditiva, los ruidos que más riesgo representan para los oídos de los más pequeños durante la Navidad son:
1- Petardos y fuegos artificiales (hasta 120-150 dB)
Es el estímulo más peligroso por su intensidad y su carácter explosivo. Puede generar sobresaltos, dolor de oído, molestia persistente e, incluso, pérdida temporal de audición.
2- Desfiles navideños (95-105 dB)
Carros con sonido amplificado, animación constante y aglomeraciones en eventos como olentzeros o cabalgatas de Reyes elevan el nivel sonoro muy por encima del recomendado. Aunque la exposición suele ser breve, se produce a muy poca distancia.
3- Música alta en centros comerciales o mercadillos (85-95 dB)
Los villancicos a todo volumen, especialmente cuando se reproducen en espacios interiores, pueden generar fatiga auditiva si los niños pasan mucho tiempo expuestos.
4- Juguetes electrónicos y musicales (80-95 dB)
Algunos juguetes superan los límites seguros cuando el niño se los acerca al oído. Las audiometrías infantiles lo detectan cada año.
Una niña lleva cascos para jugar con la tablet.
Una cuestión de edad
La especial sensibilidad de los niños hacia los ruidos fuertes se explica porque su canal auditivo es más pequeño que el de un adulto, por lo que el sonido entra con mayor presión. El oído interno de los niños continúa madurando hasta los 12 años. Esto hace que las células ciliadas, que son las responsables de transformar el sonido en señal eléctrica, sufran más ante los picos de más ruido.
Los expertos de Audika observan cada año tras la Navidad un aumento de consultas relacionadas con zumbidos persistentes, hiperacusia (sensibilidad excesiva al sonido), molestias y dolor de oído, sensación de taponamiento y pérdida auditiva temporal.
Recomendaciones
La buena noticia es que es posible disfrutar de las fiestas navideñas reduciendo el impacto acústico en los niños. Audika propone una serie de recomendaciones sencillas y eficaces para las familias:
Evitar la exposición directa a petardos
Mantener distancia y evitar que el niño se sitúe en zonas de encendido.
Usar protectores auditivos infantiles
Para cabalgatas, eventos especialmente ruidosos, los cascos protectores homologados reducen el ruido entre 20 y 30 dB sin impedir la experiencia festiva.
Regular el volumen de los juguetes
Hay que comprobar que el juguete dispone de control de sonido.
Limitar el tiempo en entornos muy ruidosos
Si se visitan mercadillos, centros comerciales o eventos con música constante, se debe procurar hacer descansos acústicos cada 20-30 minutos.
Prestar atención a las señales de alarma
En caso de que el niño presente dolor, taponamiento o zumbido después de un evento ruidoso, es muy importante consultar con un profesional.
Educación auditiva
Ya lo ves, proteger la audición de los más pequeños durante las fiestas es sencillo si se adoptan unas medidas básicas de prevención. Reducir la exposición a ruidos intensos, usar protectores en eventos muy ruidosos y estar atentos a cualquier señal de malestar son pasos clave para evitar problemas a futuro.
La educación auditiva desde edades tempranas es muy importante, ya que no solo previene daños, sino que ayuda a que los pequeños disfruten de la Navidad de una forma más segura y saludable. Así, Bastús asegura que "la salud auditiva forma parte del desarrollo integral del niño" y que, "igual que les enseñamos a lavarse los dientes, también debemos enseñarles a cuidar sus oídos: pedir que se baje el volumen, alejarse de un sonido que les moleste o descansar del ruido después de una actividad intensa".