Los medios terrestres vascos desplazados a Castilla y León para sofocar las llamas regresan a casa

Tras estos días que han dejado una huella indeleble en la piel y el alma, los 71 efectivos pertenecientes al operativo desplazado por el Gobierno Vasco a Castilla y León para sofocar los voraces incendios surgidos en este horrible verano, habiéndose enfrentado a una situación desesperada e inédita, exhaustos, regresan este jueves a casa.

La respuesta fue inmediata a una petición urgente y grave trasladada desde la Comunidad autónoma castellano-leonesa a comienzos de la pasada semana y que, desde entonces, no ha podido impedir que miles y miles de hectáreas hayan quedado arrasadas por las llamas y las cenizas.

Y es ahora cuando toca hacer repaso a un trabajo realizado durante dramáticas horas, día y noche, sin respiro, que ha dado sus frutos entre tanta tragedia, tanto humana como medioambiental y económica. Lo ha hecho uno de los allí presentes que lo han dado todo por que el daño fuera el menor posible jugándose la vida desde el primer instante, el Oficial de Bomberos de Gipuzkoa, Josu Mañarikua.

Él ha sido uno de los 'Jakes' -así se les conoce en su jerga- que nunca olvidarán estas jornadas extenuantes y sin fin acompañadas del sufrimiento de los lugareños, que veían cómo se quedaban sin nada en cuestión de minutos. "Llegamos el lunes con tres vehículos forestales y otros tres ligeros bajo la coordinación de la Dirección de Emergencias del Gobierno Vasco y otros servicios de Emergencias, de Bilbao, Bizkaia y Araba".

"Nosotros nos hemos centrado en el incendio en llamas en la localidad de Astorga. Hemos hecho funciones de corte de propagación y prevención para que el fuego no se propagara al valle colindante", ha subrayado Mañarikua.