Imagina que, de cada 10 penaltis, un jugador lanza siete veces a la derecha y tres a la izquierda. El portero lo sabe y decide lanzarse hacia la derecha. Si el jugador mantiene su patrón, el portero acertará 7 de cada 10 veces. Esa va a ser la probabilidad de que el portero acierte sabiendo que el jugador chuta a la derecha, pero esto no es lo mismo que preguntarse cuál es la probabilidad de que el jugador haya chutado a la derecha sabiendo que el portero acertó.

Y es que, cuando el portero acierta, puede ser o porque adivinó bien el lado o quizás el tiro fue directo a las manos. Entre todos los penaltis que el portero detiene, solo una parte realmente corresponde a tiros que han sido lanzados hacia la derecha. Y aquí es donde está la clave: El orden cambia completamente la historia y, por supuesto, los cálculos. Una cosa es medir cómo reacciona el portero ante lo que hace el jugador y otra muy distinta es mirar qué suele hacer el jugador en los casos en que el portero acierta. Esto es la probabilidad condicional. Muchas veces confundimos "Si pasa A, entonces ocurre B" con "Si ocurre B es porque pasó A". ¿Cuántas veces crees que alguien te conoce bien cuando en realidad solo está reaccionando a lo que ya hiciste?

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