Los datos reflejan que los menores acceden a edades cada vez más tempranas a la pornografía. En la actualidad, los niños se inician en su consumo a los 8 años. Casi 7 de cada 10 adolescentes la consumen de forma frecuente. Una práctica a la que acuden en ausencia de otra educación sexual pero que supone un acercamiento peligroso al sexo y una aceptación de conductas violentas: Según un informe de Save The Children, más del 80% de adolescentes en Euskadi reconoce que la pornografía es violenta y casi el 60%, que incluye relaciones desiguales entre hombres y mujeres. Sin embargo, uno de cada tres prefieren estas jerarquías de poder.
En una sociedad hiperconectada, donde el acceso es inmediato y el diálogo escaso, el porno se ha convertido, lamentablemente, en su principal fuente de educación sexual. Un problema que rara vez se discute con la profundidad que merece pero en el que las divulgadoras Diana Al Azem y Miriam Al Adib ponen el foco con Cuando la cigüeña empezó a ver porno, "una guía para padres de hoy", como nos han contado en Las mañanas de Onda Vasca: "Lo que queremos es concienciar a la gente de la necesidad cada vez más urgente y en mayúsculas de acompañar a nuestros hijos en lo relativo a la educación sexual".