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La gripe K se adelanta a la Navidad y tensa la situación sanitaria vasca

Los expertos indican que no se trata “de un aumento, sino de un adelanto” del repunte de casos de esta enfermedad que hace multiplicar por cinco los ingresos hospitalarios con respecto a las mismas fechas del año pasado
Una persona se vacuna en un centro de refuerzo de vacunación frente a la gripe / E.P.

En los pasillos de los hospitales y en las salas de espera de los PAC (Puntos de Atención Continuada) de Euskadi, la conversación es monotemática y el sonido ambiente una sinfonía de tos seca. Este año, el invierno no ha esperado al calendario oficial. Una nueva protagonista se ha colado en la escena epidemiológica vasca y también estatal, desplazando a sus competidores virales y poniendo en alerta roja a los servicios de vigilancia de Osakidetza. No es la covid-19, aunque comparte con ella la capacidad de saturar las urgencias; es la gripe A, pero no la que conocíamos de temporadas amables. Los virólogos la han bautizado técnicamente bajo un subclado específico del H3N2, pero en la calle y en los partes médicos se conoce ya como la "variante K".

Con una capacidad de transmisión acelerada y una habilidad inusual para esquivar la inmunidad previa, la variante K ha multiplicado por cinco los ingresos hospitalarios en la red de Osakidetza en comparación con el año anterior y la ocupación de camas alcanzaba esta semana ya casi el 76%, obligando a los servicios de salud a desplegar planes de contingencia antes de que suenen las campanas de Navidad.

El DNI de la variante K

Para entender por qué esta gripe está golpeando con tanta fuerza hay que mirar al microscopio. El virus de la gripe A se divide en dos subtipos principales en humanos: el H1N1 (el pandémico de 2009) y el H3N2. Históricamente, las temporadas dominadas por el H3N2 son las más duras para el sistema sanitario, ya que afectan con mayor virulencia a las personas mayores y a los grupos de riesgo.

La variante K es una evolución genética de este H3N2. Según explica el responsable de vigilancia epidemiológica del Departamento de Salud del Gobierno vasco, Pello Latasa, este linaje ha desarrollado una mutación en su proteína de superficie (la hemaglutinina) que actúa como un camuflaje perfecto. A este fenómeno se le conoce como "drift antigénico" o deriva antigénica, que, en términos sencillos, significaría que el virus se ha puesto un disfraz que no habíamos visto antes. Como detalla Latasa, no es un virus nuevo, sino una acumulación de cambios de otros anteriores: “Dentro de la H3 se han ido acumulando mutaciones... y ha tenido tantas que se la ha cambiado de nombre, pero el origen es el mismo, viene de la misma gripe que estaba circulando la temporada pasada”.

LOS SÍNTOMAS

  • Fiebre alta y repentina. Picos de 39ºC o más que son difíciles de bajar con antitérmicos convencionales y que pueden durar hasta 4 o 5 días. 
  • Tos seca y persistente. A menudo sin expectoración inicial, pero muy irritativa, que provoca dolor costal y, en ocasiones, dificultad respiratoria. 
  • Mialgias intensas. El dolor muscular y articular -el famoso “dolor de huesos” o sensación de “paliza física”- es tan intenso que muchos pacientes refieren dificultad incluso para levantarse de la cama.
  • Cefalea frontal. Un dolor que afecta al lóbulo frontal, es decir, se puede dar en la frente o en las sienes y puede ser un dolor suave o ir escalando de intensidad hasta volverse severo.
  • Fatiga extrema. Que puede prolongarse semanas después de la infección.
  • Afectación gastrointestinal. A diferencia de gripes pasadas, esta variante K está cursando en un porcentaje relevante de casos (especialmente en niños) con vómitos y diarrea, lo que acelera la deshidratación.

Esto provoca que los anticuerpos generados por infecciones de años anteriores o incluso por vacunas no actualizadas, tengan dificultades para reconocer y neutralizar al invasor con la rapidez habitual; aunque, Latasa confirma que “afortunadamente, en los estudios que se han realizado hasta el momento se muestra que esta vacuna tiene una protección bastante buena para el subclado que está circulando”. Así, esta cepa no es necesariamente más letal a pesar de que sí sea más eficaz a la hora de contagiarse, especialmente en ambientes cerrados y mal ventilados, lo que explica la explosividad de la curva de contagios de este otoño.

El virus encuentra menos barreras para saltar de un huésped a otro, lo que ha generado cadenas de transmisión comunitaria muy rápidas especialmente en centros escolares. Pero, sobre la situación en las aulas, Salud descarta medidas drásticas como el cierre preventivo que se ha dado en algunos colegios de Reino Unido, por ejemplo, argumentando que la escuela también juega un rol sanitario fundamental: “Nos ayudan a concienciar y a recordar las prácticas preventivas y a fortalecer la vacunación”, explica el responsable de vigilancia, por eso cerrar centros “no es algo que tenga que plantearse de manera generalizada”.

Según los últimos datos que ha hecho público el Departamento de Salud junto con Osakidetza, la incidencia ha escalado rápidamente, situándose en el entorno de los 438 casos por cada 100.000 habitantes -que en Bizkaia ascienden hasta los 506-, en comparación a los 357 casos de la semana anterior, lo que supone un incremento del 22,67% en la incidencia del virus gripal en Euskadi. No obstante, los expertos llaman a la calma respecto a la magnitud de la ola y ponen el foco en el calendario. “Si solapamos las curvas (la actual con la de la temporada de gripe pasada), estamos en una cifra muy parecida”, matiza Latasa, quien aclara que “no tenemos un aumento respecto a la temporada pasada, sino un adelanto”. Un adelanto que, según sus previsiones, podría situar el pico de la epidemia en torno a la Navidad, adelantándose a las fechas habituales de enero.

Sin embargo, el dato más preocupante no se centra tan solo en el crecimiento de la incidencia sino en la presión asistencial. La ocupación de camas en algunos centros de la red pública ha rozado el 80% en momentos puntuales, tensionando unas urgencias que ya lidian con el aumento estacional de otras patologías como son la covid-19 y el virus respiratorio sincitial (VRS). Y, a pesar de que esta variante de la gripe A está mostrándose clínicamente más ruidosa, la coexistencia de estos tres virus hace saltar las alarmas.

La red de hospitales de Osakidetza suma ya 9.894 los casos de gripe atendidos, con 1.086 ingresos hospitalarios, 37 de ellos en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), una cifra de ingresados que multiplica por cinco la registrada en estas fechas el pasado año, en la que se habían producido 186 ingresos en hospital, 6 entradas en UCI y 3.520 casos de gripe. Unos datos que confirman la tendencia de avance de actividad del virus gripal este año.

La vacuna, escudo imperfecto pero vital

Ante este panorama, la pregunta en la calle es inevitable… ¿Funciona la vacuna que nos hemos puesto? La respuesta desde el punto de vista epidemiológico es un "sí" matizado pero rotundo. La inmunización actúa como un cinturón de seguridad: quizás no evite el choque -el contagio-, pero sí ayuda a evitar la letalidad.

En Euskadi, la campaña de vacunación ha alcanzado prácticamente las 570.000 dosis de vacuna antigripal y las 296.000 dosis frente a la covid-19, pero las autoridades sanitarias miran con preocupación las coberturas en dos grupos clave: los niños menores de 5 años (grandes transmisores del virus a sus abuelos) y las personas con patologías crónicas menores de 60 años, que a menudo subestiman su riesgo. Así, Latasa insiste en no bajar la guardia hasta alcanzar mayores coberturas en estos grupos, especialmente en la vacunación infantil que “aún debe mejorar”.

En este sentido, también llaman a no “banalizar” la enfermedad, una tendencia social que se viene dando especialmente tras el trauma colectivo de la covid-19. Aunque para Latasa, esto viene de lejos: “La gripe se banalizaba antes de la covid-19 también”, reflexiona, atribuyéndolo a que “es una enfermedad que ha estado ahí y que afecta a mucha población” haciéndonos creer que es “lo normal”. Sin embargo, recuerda que hay una parte invisible: “Hay gente que acaba en el hospital y que acaba falleciendo”.

El responsable de vigilancia epidemiológica asegura así que “el mensaje es claro: vacunarse sin demora”. “La vacunación es la herramienta más importante que tenemos para protegernos de la gripe. Hay otras medidas que también nos ayudan como el uso de la mascarilla, la reducción de interacciones sociales, las medidas de higiene que también nos ayudan a reducir la transmisión del virus, pero en este caso tenemos una herramienta muy buena que es la vacunación”, enfatiza.

El mensaje es claro: vacunarse sin demora

Pello Latasa - Responsable de vigilancia epidemiológica del Departamento de Salud del Gobierno vasco

En un escenario en el que el virus de la gripe adquiere la capacidad de mutar año a año, Latasa destaca también la importancia de “vacunarse todos los años”. Encontramos entonces unos virus en constante evolución frente a “una población cada vez más envejecida con más enfermedades crónicas”, lo que hace aumentar los grupos de riesgo. Así, el responsable del Gobierno vasco llama a “apostar por la prevención”, no solo para detener la gripe, sino también para “reducir y controlar las enfermedades crónicas”, que se ven muy relacionadas con “los elementos sociales de la salud y las condiciones en las que vivimos”. Pone en el centro la alimentación y la actividad física y, con ellas, “el acceso que tenemos a instalaciones asequibles, seguras, donde podemos hacer ejercicio” o “a tiendas donde vendan productos asequibles y saludables” para poder hacer frente desde la cuestión social a la reducción de la vulnerabilidad ante las enfermedades.

Repunte y falta de personal

Euskadi se enfrenta ahora a una carrera contrarreloj. Con la Navidad a la vuelta de la esquina y las reuniones familiares en el horizonte, la gripe también hace su visita. Aunque la suya no es de cortesía. La variante K ha lanzado su órdago y la respuesta dependerá especialmente de la capacidad de gestión del sistema sanitario. Un sistema que precisamente en la misma semana que se enfrenta a este aumento exponencial de la gripe, se enfrentaba también a la huelga de cientos de médicos que se han visto obligados a salir a las calles a exigir "jornadas laborales como el resto de mortales", denunciando horarios abusivos y contrarios a un buen cumplimiento de su ejercicio, que ponen en riesgo la seguridad de los pacientes.

Si algo quiso enseñarnos la pandemia de la covid-19 fue la necesidad de invertir en una salud pública de calidad porque la pregunta no sería si habría nuevas pandemias sino cuándo y cuál sería el agente que las causara. Ya entonces, el personal médico repitió por activa y por pasiva que no querían ser “héroes” sino que querían “condiciones de trabajo dignas”.

“La gripe elige un mal momento del año”, dice Latasa, refiriéndose no solo a las condiciones de reuniones sociales que facilitan su propagación sino también la temporada de vacaciones relativa a estas fiestas que, ahora, se ven unidas además unos servicios mínimos de los centros sanitarios con motivo de los paros médicos que amenazan con continuar en enero. Un repunte de una gripe que se suma a la falta de un personal saturado para crear la tormenta perfecta.

14/12/2025