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Café con Patas

Con Jon Arraibi
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El espacio semanal de los animales de la mano de Jon Arraibi

Entrevistas Café con Patas

Juan Carlos Moreda (entrenador canino): lo más importante que me han dado los perros es el vínculo con mi hija

El reconocido adiestrador Juan Carlos Moreda y su hija Marina nos relatan como los perros han tejido un inquebrantable vínculo entre generaciones.
Juan Carlos Moreda (entrenador canino): lo más importante que me han dado los perros es el vínculo con mi hija
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11:30

Los perros no solo acompañan nuestras vidas: muchas veces las entrelazan. En el caso de Juan Carlos Moreda, reconocido entrenador canino en el exigente deporte de IGP, y su hija Marina, los perros han sido el hilo conductor de una historia de amor, respeto y pasión compartida. Durante la reciente prueba mundial de IGP celebrada en Gasteiz, el equipo de Café con Patas conversó con ellos sobre cómo los perros han moldeado su relación y su forma de entender la vida.

Juan Carlos Moreda IGP

Padre e Hija con uno de sus perros en una competición de IGP (Deporte Canino)

El origen de una pasión

Juan Carlos recuerda que todo comenzó hace muchos años, cuando trabajaba como educador especial con jóvenes con dificultades. Su primer contacto con el mundo canino fue casi revelador: al ver cómo algunos niños autistas se comunicaban solo a través de perros de terapia, descubrió el poder transformador de estos animales.

"Me enamoré del trabajo que hacían", confiesa. Esa curiosidad se convirtió en vocación. Tras formarse en el Centro Educán y conocer pastores alemanes de líneas de trabajo, su vida dio un giro. Con su primer perro, se adentró en el universo del IGP -un deporte que combina obediencia, rastreo y protección- y, como él mismo dice, una vez entras "ya no puedes salir".

Para su hija Marina, de 21 años, los perros son parte de su ADN. "Mi primera foto es encima de nuestro perro Arco", cuenta entre risas. No concibe su mundo sin ellos: "Nunca he dormido una noche sin mi perro". Su vínculo con los animales la llevó a comprender que entrenar no es solo enseñar, sino comunicarse. "Cuando practicas deporte con respeto, la relación con el perro se multiplica", explica. Esa conexión la impulsó a seguir la senda de su padre.

Compañeros de vida y de deporte

En casa conviven con dos perros muy distintos: Joker y Humo.
Humo, el perro de Marina, es pura energía y alegría. "Es mi compañero de vida. Le encanta todo, desde entrenar hasta salir con mis amigos los fines de semana", comenta. Juan Carlos añade con orgullo: "Ella lo ha criado, educado y socializado desde cachorro. Por eso su relación es tan especial".

Joker, el padre de Humo, es todo lo contrario: reservado, seguro y con una gran personalidad. A sus diez años, ya retirado de la alta competición, ha sido tres veces campeón de España. "Es un perro con mucha cabeza. Cariñoso, pero también muy protector", dice Juan Carlos. Entre ambos comparten un vínculo profundo, forjado en miles de horas de entrenamiento y confianza mutua.

Nuevos proyectos y metas en el horizonte

La familia Moreda pronto se mudará a una casa de campo donde Joker disfrutará de su merecido retiro. Pero el espíritu competitivo sigue vivo. Juan Carlos compite ahora con Humo, con el que aspira a situarse entre los mejores.

Marina, en cambio, se encuentra en un momento de cambio. Recién entrada en la universidad para estudiar Enfermería, reconoce que no puede dedicarle a Humo el tiempo que el deporte exige. "Sé que podría llegar lejos, pero ahora tengo que priorizar mis estudios", confiesa. A largo plazo, sin embargo, tiene un sueño muy claro: crear una escuela de adiestramiento en línea, "una especie de Netflix para adiestradores", donde ofrecerá cursos bajo un sistema de suscripción.

La filosofía del vínculo

Tanto padre como hija comparten una misma visión: para que un perro sea feliz, hay que entender y respetar su naturaleza. "Los perros de trabajo necesitan canalizar sus instintos. No basta con pasearlos: hay que permitirles usar la nariz, morder, pensar", subraya Juan Carlos. A su juicio, muchos problemas de convivencia surgen por la excesiva humanización de los perros: "Las personas adoptan perros sin saber lo que realmente necesitan. Un perro no es un peluche, es un ser con impulsos, funciones y emociones propias".

Marina complementa esta reflexión: "A veces la gente busca en el perro llenar vacíos emocionales. Pero si no entiendes lo que él necesita, terminas generando frustración en ambos". En su experiencia, canalizar la energía del perro de forma correcta es la clave para evitar problemas en casa y fortalecer el vínculo.

Un lazo que no se puede medir en trofeos

Más allá de trofeos y títulos, lo que más valora Juan Carlos es el vínculo que ha construido con su hija gracias a los perros. "Nos une algo muy profundo: el respeto hacia los animales y hacia lo que representan en nuestra vida", afirma.
Marina lo confirma: "Cuando él compite, me pongo negra de los nervios. Estoy tan orgullosa que no puedo ni mirar". Esa mezcla de admiración, complicidad y pasión compartida los define. "El vínculo que tenemos es único -dice ella-, no lo tengo con ningún amigo".

En un mundo donde las generaciones a menudo se distancian, Juan Carlos y Marina demuestran que los perros pueden ser un puente entre padres e hijos, una escuela de empatía y una fuente inagotable de amor y aprendizaje. Porque cuando un perro entra en la familia, no solo cambia la vida… la une para siempre.

26/10/2025
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