Hablar de Félix Ayo (Sestao, 1933) supone hablar de uno de los grandes exponentes de la música en el último siglo, un violinista excepcional. Su formación comenzó en el Conservatorio de Bilbao, donde obtuvo el diploma a los 14 años y fue reconocido con el Primer Premio Extraordinario Fin de Carrera en Violín y Música de Cámara. A los 16 años ganó el concurso Ibáñez de Betolaza y una beca para perfeccionar sus estudios, gracias a la cual se trasladó a París, Siena y Roma.
Metódico y aplicado, Ayo fue uno de los fundadores del conjunto I Musici con sólo 17 años. Fue su primer violín solista hasta que cumplió 34. En aquel momento decidió dejarlo por considerar que se había cerrado un ciclo, pero sus grabaciones siguen siendo una referencia para músicos y aficionados de todo el mundo. A partir de 1970 formó el Quartetto Beethoven di Roma -considerado uno de los mejores cuartetos de piano del mundo- y, en 1981, formó dúo con otra pianista de Sestao, Emma Jiménez. Juntos compartieron giras y actuaciones durante 25 años.
En Onda Vasca con Txema Gutiérrez le hemos recordado, precisamente, con Emma Jiménez y Joaquín Achúcarro, dos personas que siempre se mantuvieron muy cercanas a él y que guardarán, para siempre, el mejor recuerdo: "Más que un gran amigo, se nos ha ido un hermano, un músico excepcional. Nos ha dejado un hueco enorme". Achúcarro compartió habitación con Ayo en Siena en 1949 y recuerda que estudiaba 8 horas diarias: "En I Musici le eligieron como solista porque nadie se atrevía a hacer lo que hacía él. Cómo afinaba, cómo salían las notas de su violín...Eso era Félix Ayo". Jiménez añade: "En la música, no se puede dejar de dar caña. No hay otro sistema. Compites con los de tu tiempo en el mismo mercado. O eres muy bueno y mantienes tu nivel, o no te vuelven a llamar".