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Lakua confía en cerrar de forma definitiva la compra de Ibermática antes de fin de año

Industria se abre a la entrada de fondos extranjeros, pero con la condición de que el centro de decisión se quede en la CAV
Sede de Ayesa-Ibermática en Donostia.
Sede de Ayesa-Ibermática en Donostia. / EP

El Gobierno vasco confirmó ayer su participación, junto a la fundación BBK y el fondo Indar de Kutxabank, en la compra de la antigua Ibermática a la ingeniería Ayesa. Aunque la cifra de la oferta -ganadora en la puja por la división tecnológica de orígenes vascos de la firma andaluza- no se ha hecho pública, se da por seguro que oscila en torno a los 500 millones. Se trata de un volumen que detalló el consejero vasco de Industria, Mikel Jauregi, en un acto en Donostia. “BBK ha puesto 100 millones, Indar-Kutxabank ha puesto 100 millones, y nosotros somos el comodín”, apuntó, para añadir que, “si se anima más gente, pues fenomenal, quitamos el comodín”. “Nosotros ponemos equity”, señaló, en declaraciones recogidas por la agencia Europa Press. Esto significa que se abre la puerta a que entren nuevos socios con capital, pero el precio mínimo de entrada queda fijado en los 10 millones. Asimismo, deben ser rápidas: las nuevas incorporaciones deberían producirse durante los cuatro primeros meses de 2026.

Es una celeridad similar a la que ha presidido la resolución de la puja que mantenía el consorcio por Ibermática junto a fondos de inversión de gran resonancia internacional, como Blackstone, HIG y CapVest. Ayesa, participada en un 30% por la familia Manzanares, y en un 70% por el fondo A&M Capital Europe (AMCE), decidió poner recientemente a la venta las dos divisiones de las que consta. Su facturación -que superaba los 700 millones al cierre de 2024- y su expansión internacional, con presencia en más de 20 países, unida al hecho de trabajar en un sector de altísimo potencial e interés como son las tecnologías digitales, han hecho de Ayesa una empresa muy apetitosa para los compradores. De hecho, su otra división, la de ingeniería, también ha sido adjudicada al mismo tiempo, en su caso al gigante canadiense de los servicios profesionales Colliers. En el caso de su división tecnológica, se cobija prácticamente de forma íntegra en Ibermática, que antes de pasar a manos de Ayesa en 2022 contaba con 4.750 trabajadores y una facturación cercana a los 300 millones de euros. Una de las claves por las que se ha resuelto de forma tan diligente una oferta que permitirá arraigar el empleo y la actividad de Ibermática en la CAV tiene que ver con la ”relación muy fluida” entre José Luis Manzanares Abásolo, propietario del 30% de la antigua Ibermática, y la parte vasca. No obstante, Jauregi señaló que lo se está adquiriendo es “más grande” que la parte de Ibermática integrada en Ayesa. En todo caso, Jauregi manifestó que tienen “exclusividad” en esa negociación hasta finales de año, y espera acabarlo “tomando las uvas ya con el acuerdo cerrado”.

Sobre dónde estaría la sede de Ayesa tras la compra, si en Donostia o en Zamudio, Jauregi indicó que el consorcio lo tendrá que decidir. “Esas cosas poco a poco se tienen que decidir, y también cuando veamos los accionistas que vamos a tener”, afirmó. Asimismo, y en en alusión al otro de los ejes que vertebran la colaboración público-privada en Euskadi, Jauregi destacó la disposición abierta del Departamento a que se incorporen inversores extranjeros, pero indicó que la cuestión es mantener los “centros de decisión en Euskadi”. “Eso es lo que queremos hacer”, subrayó, para añadir que para eso “hay que tener control”. A su juicio, si en Euskadi se apuntan fondos de inversión extranjeros, “fenomenal”, pero con la premisa de que “el centro de decisión se queda aquí y el control se mantenga desde aquí”. Jauregi incidió también en que, para finales de mes, tiene que quedar definido “el pacto de socios inicial, pero se puede cambiar también”. A su juicio, lo relevante es que los vendedores quieren el capital y eso “lo tenemos”. Nacida en Gipuzkoa en el año 1973, Ibermática pasó a manos de la ingeniería sevillana Ayesa en 2022 por 160 millones de euros, aunque el director general de la firma andaluza, José Luis Manzanares, subrayó entonces que el cambio de nombre no implicaba una deslocalización. De hecho, Ibermática, aunque integrada ya en Ayesa, ha continuado manteniendo su sede en el Parque Tecnológico de Gipuzkoa, además de otro centro en el de Bizkaia.

Por otra parte, Jauregi destacó que la compra de Talgo por el consorcio vasco que integran el Ejecutivo, Sidenor, las fundaciones BBK y Vital, se formalizará antes del 21 de diciembre. El próximo 12 de diciembre se celebrará una junta de accionistas extraordinaria de Talgo, que deberá formalizar el plan de financiación para la empresa acordado con una veintena de bancos y que conlleva la entrada de la SEPI en la compañía con un 7,8%. El consejero detalló que la operación contempla una inversión de 150 millones de euros, de los cuales 75 millones los aporta el consorcio vasco y otros 75 millones la SEPI, necesaria para que los bancos refinanciasen a su vez la deuda y diesen nuevas líneas de crédito para el proyecto industrial. Después, la operación se cerrará formalmente ante notario.

La defensa de la colaboración público-privada fue también el argumento central del discurso que ofreció ayer el consejero de Hacienda, Nöel d’Anjou, en el foro del Colegio Vasco de Economistas celebrado en Bilbao. El consejero afirmó que ya no es suficiente “una base industrial sólida” en Euskadi y demandó “un salto cualitativo” mediante esa alianza de colaboración. Además, destacó la necesidad de “instrumentos financieros ágiles y flexibles” que faciliten el acceso a crédito “en condiciones competitivas” y apoyen “inversiones transformadoras”.

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2025-12-05T04:16:22+01:00
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