Política

"Hay dinero recaudado y necesidades en la calle, pero no hay ambición en las Cuentas de Urkullu"

"EH Bildu no iba a participar en la escenificación de una negociación irreal", justifica la portavoz económica de la coalición el portazo a unos Presupuestos conservadores
Nerea Kortajarena, parlamentaria de EH Bildu
Nerea Kortajarena, parlamentaria de EH Bildu

Con una amplia experiencia laboral en colectivos de lucha contra la pobreza y la exclusión social, Nerea Kortajarena (Donostia, 1974) censura la falta de voluntad del Ejecutivo vasco para ofrecer respuestas y encarar con mayor audacia un contexto tan adverso. La coordinara de la coalición soberanista afea el empeño del Gobierno en buscar “culpables” y centrar sus desaires en EH Bildu.

¿Por qué EH Bildu, a diferencia del pasado año, decide enmendar a la totalidad los Presupuestos vascos?

Bildu trató de hablar con el Ejecutivo antes de que estos Presupuestos se aprobaran en el Consejo de Gobierno, sobre todo porque veníamos de un acuerdo presupuestario. Y aunque Urkullu ya nos había dejado claro que no éramos socios preferentes, entendíamos que esa relación que surgía del seguimiento del pacto nos permitiría exponer nuestra visión y atender sus prioridades. Pero no ha sido posible. Hoy -por el viernes- el lehendakari nos ha dicho que es porque nosotras solicitamos esa reunión al consejero Azpiazu pero no a él, un planteamiento absurdo. Desde el pleno de política general hemos dicho que vivimos un momento muy concreto, una situación socioeconómica muy complicada, grandes transiciones que obligan a dotarse de instrumentos que nos permitan abordar grandes retos y ofrecer certezas a la ciudadanía. Porque hay cuestiones que requieren ya soluciones estructurales.

¿A qué se refieren cuando hablan de un cambio estructural?

Hay temas que necesitan ir a la raíz del asunto porque difícilmente se pueden disimular. ¿Un ejemplo? Osakidetza: las listas de espera, el ratio de los pacientes a atender por cada sanitario... Cuando tenemos la mayor de edad de emancipación de toda Europa; cuando los jóvenes deben disponer el 80% de sus ingresos para pagar un alquiler; cuando en el primer sector no hay nada preparado ahora que los baserritarras se van a jubilar; cuando la gente tiene dificultades ante un bien como el de las energías... Todo ello empujar a ir al origen de los problemas. Hicimos propuestas para ir al meollo y no encontramos más que un Gobierno que no las ha contestado. Se nos trasladó una oferta con elementos que EH Bildu ni siquiera había planteado mientras no se respondía a otras cuestiones: establecer el ratio de los médicos; no había plan para poner límite al alquiler; en emancipación juvenil proponíamos un programa de contratación masiva para jóvenes con sueldos de 1.400 euros y contratos indefinidos, ofreciéndonos un millón de euros para Lehen Aukera, que no ha funcionado... Para nosotros lo más importante de su oferta no es el montante económico, que es la quinta parte del anterior acuerdo presupuestario (54 millones frente a los anteriores 253). No había voluntad de abordar asuntos tan cruciales.

¿En ningún momento?

Yo recuerdo la primera reunión y la valoración de Azpiazu fue que se alegraba de que no pusiéramos líneas rojas. Curiosamente, las ha puesto el Gobierno. Urkullu dice que él no se plantea cuál pueda ser la financiación de todas esas propuestas que le hacemos pero también se ha dicho que no a simplemente abrir el debate de la fiscalidad. En estas circunstancias, los momentos, lo mismo que requieren gobernanzas colaborativas, también precisan de esfuerzos y honestidad, no marear a la ciudadanía con escenificaciones que le aburren.

En la última de las reuniones se dice que renunciaron en media hora.

Los minutos han ido variando: primero fueron 30, luego 6, ahora 10. A mí me ha llamado la atención todas esas descalificaciones y el tono que se ha querido vender de esa reunión porque la verdad es que el ambiente en que transcurrió está alejado de eso. La relación con el gabinete de Pedro Azpiazu siempre ha sido cordial y respetuosa, cuando ha habido acuerdo y cuando no. El propio Azpiazu agradeció la claridad de la reunión. Todo lo demás obedece a la necesidad del Gobierno de hacer culpables al resto, especialmente a EH Bildu. Y creo que obedece más a los cálculos electorales del Ejecutivo, y del propio PNV, que a lo que en verdad aconteció. Lo que no íbamos es a participar en una escenificación de una negociación irreal.

¿El planteamiento de Bildu está fuera de la realidad?

La gente espera respuestas de la clase política ante esta incertidumbre. Cuando se nos acusa de irrealidad, ¿es irreal buscar una solución para Osakidetza? Basta salir a la calle para ver las preocupaciones de los ciudadanos: las facturas de la luz, llenar el depósito, el precio de la vivienda... Sinceramente, quien tiene dificultades para entender el momento es este Gobierno, y quien se está situando fuera de esa realidad es el Gobierno. La respuesta que ellos dan es seguir haciendo lo mismo cuando existe un colchón tremendo de remanentes. Cuando se presentaron los Presupuestos se habló de recaudación récord, y en el transcurso de este proceso se ha confirmado que la recaudación ha sido incluso superior. La realidad es que desciende el peso de Salud o Educación en los Presupuestos. Teniendo colchón, estando como están las normas fiscales, lo que está fuera de la realidad es no aprovechar el momento para construir futuro y garantizar cómo seguir financiando todas esas políticas públicas. Hay dinero, opciones y necesidades en la calle.

¿Resulta prioritario abrir el debate de la fiscalidad?

De forma ordenada y con todos los agentes implicados. Se nos ha dicho claramente que esto no tocaba y luego se planteó una evaluación de las anteriores reformas fiscales, y con la condición de que la situación económica se estabilice, que no parece. Pero más allá de eso, esa evaluación está pendiente desde 2020. Ahora lo que toca es hablar de fiscalidad como en otros lugares de Europa. Las Cuentas presentadas son muy poco ambiciosas, el Gobierno es muy conservador, y no es algo que lo dice solo EH Bildu, también el PSE. Y luego hay otra realidad: en el transcurso de esta tramitación presupuestaria hemos visto a consejeros enmendando sus propias Cuentas, debates como el de la gratuidad del transporte público donde el socio de Gobierno se distancia del PNV, consejeras que han presentado medidas como las ayudas por tercer hijo una semana después de presentar sus presupuestos... Es decir, los Presupuestos vascos han nacido caducados antes incluso de que se presentaran en el Parlamento. Este Ejecutivo, sólo en octubre, movió de remanentes unos 103 millones, casi más de lo que ha ofrecido a todos los grupos de la oposición. Todos hemos salido con esa sensación de que no ha existido voluntad de negociar y se nos ha repetido que hay mayoría absoluta sin un gesto de colaboración. Como le ha dicho Maddalen Iriarte a Urkullu: una cosa es acuerdo y otra, adhesión.

Pero el Gobierno sí se ha abierto, por ejemplo, a impulsar una iniciativa parlamentaria para transferir la formación de médicos residentes; a que la ciudadanía participe en proyectos de energías renovables...

Lo mismo que se planteó eso no se da ninguna respuesta a la publificación de las emergencias o a dotar de partidas a la estrategia de salud mental, o al bono energético. Lo nuclear que planteamos, no está.

¿El acuerdo del pasado año se desarrolló todo lo deseado?

Algunas cosas sí y otras ya expusimos la disconformidad en las reuniones de seguimiento. En esta última tramitación señalamos que no se ha cumplido con poner el límite al precio del alquiler y el impulso del salario mínimo propio. Vimos que era el momento de ir más allá estableciendo unos cronogramas, fechas... A eso tampoco se le dijo que sí. Hay partidas que sí se han gastado, como las ayudas a la emergencia social, o los 358 puestos en atención primaria con los 30 millones que se acordaron. Pero en la estrategia de personas sin hogar o en exclusión pues las partidas se han gastado de manera diferente a la que nos hubiera gustado. En definitiva, la sensación que quedó es agridulce.

¿Esperan extraer algo positivo de las enmiendas parciales?

Son 96. La propuesta presupuestaria eran más de 30 divididas en siete bloques por importe de 450 millones y las hemos trasladado a enmiendas. Seguimos insistiendo: son reales, factibles, realizables. Pero no pinta bien. El lehendakari planteó estos Presupuestos como un “acuerdo de país” pero a cualquier cosa no se le puede llamar un “acuerdo de país”. Unos Presupuestos no lo son, son la herramienta para abordar los retos de país. Desde espíritu abordamos la negociación intentando reunirnos antes de que se presentaran. Cuando a las compañeras de Nafarroa y Madrid les hablo de cómo no nos hemos podido reunir antes viniendo de un acuerdo, recibiendo solo acuse de recibo a esa solicitud, ni cerrar el anterior, alucinan. Con todo, fuimos a negociar con la misma actitud que el año pasado porque decimos lo que hacemos y hacemos lo que decimos. Pero la honestidad no está muy valorada en política. Lo que ponen son muchas excusas.

Se les echa en cara que su actitud no es la misma con la que se desenvuelven en la Comunidad Foral.

Las situaciones son diferentes, y en Nafarroa y en Madrid hay gobiernos que hablan con EH Bildu antes de que se presenten los Presupuestos. Se dice que allí somos menos exigentes cuando si uno coge un rato el acuerdo de Nafarroa y se lo lee, se dice expresamente: el momento presente requiere de medidas paliativas pero asimismo estructurales. También se habla de fiscalidad con una vía abierta al diálogo. Son acuerdos de calado.

Con todo, sí se tejen acuerdos en la CAV, como el del pacto educativo.

Se acuerdan muchas cosas en este Parlamento. Trabajaremos para que esa cuestión en concreto se cumpla tanto en el espíritu como en la letra. Existe ese mantra de que Bildu es el “no por el no”. Pues hace pocas semanas, cuando se hacía balance de la mitad de legislatura, se hablaba de la capacidad de haber consensuado muchas leyes y de que la oposición se había dado cuenta de ello. Entonces, si en Nafarroa llegamos a acuerdos, y en Madrid también, quizás el problema aquí reside en el interlocutor.

Vienen de dar una “abstención crítica” a la ley sobre la RGI.

No es nuestra ley porque la haríamos en otros términos. Intentamos recoger en 116 enmiendas propuestas que nos trajeron los movimientos sociales y que trabajan con los perceptores de la RGI. Sí vimos que algunas de las cosas que en el proyecto de ley se rechazaron acabaron siendo posibles. Se ha logrado mantener el gasto en la reducción de la pobreza teniendo en cuenta que llegan los 187 millones del IMV pero se aprovecha para ahorrar en el esfuerzo propio. Bildu abogaba por mantener nuestro esfuerzo. Pero no queremos colaborar a que se ponga en cuestión nuestro sistema de protección. La pena es que es una ocasión perdida para ofrecer el marco que pedían las entidades y el Ararteko.

"Bildu hace política y sabe interpretar este momento"

¿A qué obedece el cruce de reproches en público entre PNV y Bildu de los últimos días?

Yo escucho las palabras de las última semanas de representantes del PNV y parece que el discurso obsesivo se centra en EH Bildu, y las obsesiones no son buenas para nadie. Y muchas de las cosas que se dicen no responden a la verdad. Nosotras nos alegramos de que los acuerdos que el PNV alcanza en Madrid sean buenos para la ciudadanía vasca, y nos gustaría que ellos pensaran lo mismo de los nuestros. A partir de ahí ya las preocupaciones y nerviosismos son de cada uno. Bildu se centra en las soluciones en un momento tan convulso. La ciudadanía está cansada de las palabras gruesas que a veces resultan además demasiado desafortunadas.

Les achacan su voto favorable en el Estado a los presupuestos del Ejército o la Casa Real, cuando no han hecho aquí lo propio con los de Osakidetza o la RGI.

Nosotros nos hemos abstenido en ese capítulo, las pruebas están ahí. Es el PNV quien ha votado que sí. Ortuzar planteaba que eso nosotros no lo podíamos rebatir porque nos generaba contradicciones. Parece que las contradicciones él las tiene totalmente naturalizadas. En todo caso, hay que ser mucho más serio. La gente está cansada de este tipo de políticas, quiere seguridad y rigor. Las historias partidistas manifestadas en estos términos, que yo tengo que decir además que son muy masculinos, nos importan muy poco. Los tiempos requieren otros liderazgos y unas gobernanzas mucho más colaborativas. Eso exige respeto mutuo.

¿Cómo han vivido la polémica surgida en torno a la transferencia de Tráfico a Nafarroa, cuando ésta se arrastra ya desde hace años?

Todos esos discursos obsesivos igual son porque EH Bildu está haciendo política y está sabiendo interpretar cuál es el momento. No vamos a entrar en estridencias. La tarea de Bildu es sudar la camiseta y currar cuando hay posibilidades de acuerdos. Cuando las hay.

Al menos en el Parlamento Vasco el clima es más respirable que en las Cortes españolas

No es muy difícil, ¿no? Madrid es una plaza complicada. El efecto que esas descalificaciones crean en Madrid nos debería llevar precisamente aquí a ser muy cautelosos y a no reproducir esos ambientes.

¿Qué le sugiere el ‘desencuentro’ entre PNV y PSE por las ayudas al transporte.

Pues que ha sido una enmienda a estos Presupuestos vascos. Iñaki Arriola dijo que él era favorable a mantenerlas y que eran factibles. De alguna forma corroboraba la tesis de EH Bildu de que son unas Cuentas muy conservadoras. Es que el propio PSE ha hablado de un modelo agotado.

Nos adentramos en un ciclo electoral. ¿Cada vez es más factible una alianza de izquierdas en la CAV?

Habrá que ir viendo. No podría contestar sobre lo que va a hacer el Partido Socialista y en que quedan todas esas declaraciones que suele hacer Eneko Andueza. 

¿Dónde ha quedado el nuevo estatus político para Euskadi?

En el pleno de política general ya contemplamos una renuncia explícita del lehendakari Urkullu a este tema, asunto por el que ya casi aboga por guardarlo en un cajón, planteando simplemente al Gobierno de Madrid que cumpla con el Estatuto de Gernika. Iriarte le pregunta cada viernes porque el tema es central, afecta al día a día a la ciudadanía. Necesitamos capacidad de decidir.

2022-12-04T18:52:03+01:00
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