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Café con Patas

Con Jon Arraibi
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Entrevistas Café con Patas

Gonzalo Giner: Hacer hablar a los animales en literatura es traicionar su propia condición

Charlamos con Gonzalo Giner, autor de "El sanador de caballos" cuya continuación está desarrollando en la actualidad
Gonzalo Giner: Hacer hablar a los animales en literatura es traicionar su propia condición
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22:01

La trayectoria de Gonzalo Giner es el resultado de un diálogo constante entre dos vocaciones que, lejos de excluirse, se han enriquecido mutuamente. Veterinario de profesión y escritor por impulso vital, Giner ha construido una obra literaria donde el mundo animal convive, en ocasiones, con una profunda sensibilidad narrativa.

Reconocido por títulos como El sanador de caballos (2008) y La Bruma Verde, el autor demuestra que los animales también pueden ser una poderosa fuente de emoción literaria.

Paradójicamente, fue la literatura la que primero marcó su camino profesional. A los catorce años, la lectura de las obras de James Herriot despertó en él el deseo de convertirse en veterinario. Sin embargo, el regreso a la escritura no llegó hasta bien entrada la madurez. A los 38 años, la narrativa se convirtió en una forma de "autoterapia", en un espacio íntimo desde el que reconstruirse y comprenderse.

El rigor científico al servicio de la emoción

A la hora de trasladar su conocimiento técnico a la ficción, Giner huye deliberadamente del tecnicismo frío y excluyente. Su objetivo no es impresionar al lector con terminología científica, sino sumergirlo en una experiencia sensorial completa. Prefiere describir olores, tensiones, imágenes y emociones -como la intensidad casi sagrada del parto de una yegua- antes que recurrir a nomenclaturas académicas.

Esta elección no implica renunciar al rigor. Al contrario, Giner defiende que existe una sólida base científica en la conexión entre humanos y animales. Como ejemplo, menciona cómo, al montar a caballo, los ritmos cardíacos de jinete y animal pueden llegar a acompasarse, creando un vínculo físico y emocional difícil de explicar solo con palabras, pero plenamente real.

Aunque su trabajo diario está ligado al ganado vacuno, el caballo ocupa un lugar central en su imaginario literario. Para el autor, se trata del animal más versátil y fiel que ha acompañado al ser humano a lo largo de la historia, una razón de peso para convertirlo en protagonista recurrente de sus novelas.

Contra la humanización en la literatura

Uno de los pilares de la filosofía narrativa de Gonzalo Giner es el respeto absoluto por la naturaleza animal. El escritor rechaza de manera tajante que los animales hablen en sus historias, al considerar que ello supone una traición a su esencia. Humanizarlos, en su opinión, no los acerca al lector, sino que los despoja de su verdadera identidad.

Giner apuesta por mostrar a los animales tal y como son, guiados por su instinto y su genética, incluso cuando sus comportamientos resultan incomprensibles o incómodos desde una mirada humana. Solo así -defiende- es posible construir una relación literaria honesta y profunda entre lector y animal.

Un proceso creativo entre madrugadas y carreteras

La disciplina es otra de las claves de su obra. Giner escribe cada día a partir de las cinco de la mañana, cuando el silencio aún protege la concentración. Para evitar el bloqueo creativo, aprovecha los largos desplazamientos en coche entre pueblos y granjas para ordenar mentalmente las tramas. Es en esas carreteras solitarias, atravesando paisajes de sierra y naturaleza intacta, donde las historias toman forma antes de llegar al papel.

Actualmente, el autor se encuentra inmerso en la continuación de El sanador de caballos. Esta nueva novela arrancará tras la batalla de las Navas de Tolosa y llevará al lector por territorios de la Corona de Aragón y la Provenza. 

Aunque reconoce sentir cierta presión por continuar su obra más emblemática, Giner afronta el proyecto con entusiasmo, impulsado por el placer de descubrir auténticos tesoros en los archivos históricos. 

Para Gonzalo Giner, escribir sobre animales con rigor y respeto es comparable a pintar un retrato del natural en lugar de una caricatura. No es necesario dotarlos de rasgos humanos para que conmuevan: basta con capturar su esencia auténtica. Solo así, sin artificios, la conexión emocional con el lector se vuelve profunda, honesta y duradera.

27/12/2025
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