Viajar en autocaravana por Euskal Herria es algo así como descubrir un universo compacto pero diverso, donde cada uno de sus territorios ofrece un paisaje distinto a escasos kilómetros del siguiente. En pocos días, es posible despertar frente al Cantábrico, comer en un valle repleto de hierba verde y dormir a los pies de un desierto marcado por el viento.
Para demostrarlo, nos embarcamos en una ruta que transcurre por los cuatro territorios, en la que les proponemos un recorrido cómodo, accesible y perfecto para los que prefieren combinar naturaleza, patrimonio y buena gastronomía sin renunciar a la libertad que da llevar la casa a cuestas. Recordamos que, en caso de no poseer una autocaravana, siempre existe la opción de poder alquilarla.
Un punto de partida entre murallas
Nuestro recorrido comienza en la capital navarra, en Pamplona, una ciudad amable para los viajeros itinerantes que presenta varios espacios habilitados para autocaravanas, como el aparcamiento en Trinitarios. Tras pasear por su casco histórico, las murallas y las calles empedradas, les recomendamos avanzar hacia el sur para adentrarse en los parajes más curiosos del territorio.
Aparcamiento de autocaravanas en Trinitarios, Pamplona.
A menos de una hora de dicha localización, el paisaje se transforma por completo. De repente, las Bardenas Reales sorprenden incluso a los que ya las conocen. Con sus formaciones caprichosas, llanuras silenciosas y atardeceres que tiñen todo de tonos marrones y rojizos, la ruta por su pista principal permite recorrer el parque sin dificultad.
No obstante, aconsejamos informarse previamente de sus condiciones, pues se trata de una Reserva de la Biosfera. Una vez ya fuera del espacio protegido, dormir en las áreas cercanas nos permite ser testigos de una noche de estrellas que justifica por sí sola el desvío, pues les recordamos que no está permitido pernoctar en el interior de la Reserva.
Una autocaravana en las Bardenas Reales.
Calma en llanuras y embalses
Desde allí, el viaje vira hacia el norte y el oeste hasta Agurain, puerta de entrada a territorio alavés. Su casco medieval, bien conservado, nos invita a caminar entre portales y casas blasonadas. Desde luego, es un buen punto para abastecerse antes de continuar hacia el verde más intenso de Álava.
Una caravana en Agurain.
Gasteiz es una de las ciudades más amables para moverse en autocaravana, además de uno de los mejores ejemplos de urbanismo sostenible. Tras perdernos en el casco medieval de la capital vasca y degustar unos pintxos, la parada en el embalse de Landa resulta imprescindible. Perfecto para pasear, pedalear e incluso bañarse si son de los que soportan bajas temperaturas en esta época del año, su área junto al agua y entre bosque se encuentra habilitada para pasar un buen rato.
Una autocaravana repleta de nieve en el barrio de Olárizu, en Gasteiz.
Trucos para viajar en autocaravana
1. Revisa las áreas oficiales: cada territorio histórico en Euskal Herria dispone de áreas de pernocta y vaciado bien señalizadas. Usarlas no solo es más cómodo, sino que también garantiza el respeto al entorno y evita sanciones.
2. Cuidado con las distancias: aunque los territorios estén cerca, muchas carreteras secundarias son sinuosas. Por eso mismo, conviene no programar trayectos largos en un mismo día para disfrutar del viaje sin prisas.
3. Utiliza ropa polivalente: viajar en autocaravana no solo es un plan de verano. El tiempo puede cambiar en minutos, desde sol en la costa pasando por lluvia en el interior hasta viento en las Bardenas. Varias capas, ropa de recambio y un buen impermeable son imprescindibles.
4. En cuanto a gastronomía, mejor local y en mercados: además de los pintxos míticos, los mercados municipales y pequeñas tiendas de productores permiten abastecer la despensa de la autocaravana con productos km 0 como quesos o verduras.
5. Respetar el entorno: hay que evitar desplegar elementos de acampada fuera de los espacios permitidos. En zonas protegidas, como las Bardenas, siempre hay que seguir las normas del parque.
6. Extra: como recomendación extra, les ofrecemos la ruta en carretera ya preparada para seguirla a través de Google Maps en este enlace https://url-shortener.me/aek4.
La Belle Époque emerge entre curvas
Las carreteras avanzan hacia el este hasta entrar en Gipuzkoa, donde los montes se vuelven más húmedos y el mar emerge entre curvas. Donostia continúa siendo la representación de La Belle Époque en el territorio. No son una ni dos las autocaravanas que pueden verse recorriendo su Paseo Nuevo.
Autocaravana aparcada en el Paso Nuevo de Donostia.
Concretamente, traemos a colación la zona de Berio, que es muy frecuentada por autocaravanistas, ya que permite descansar cerca de la ciudad, pero sin renunciar a la paz nocturna.
Autocaravanas en Berio, Donostia.
De costas a miradores urbanos
Para el último tramo del viaje, entramos en Bizkaia, concretamente por Berango, ya que a un paso de la costa se puede acceder fácilmente a playas amplias y senderos que bordean acantilados.
Área de autocaravanas de Berango.
Ya en Bilbao, una parada muy distinta a las anteriores es Kobetas, el mirador natural desde el que se puede ver cómo la Villa se abre en un mapa nocturno.
Una autocaravana en Kobetas.
Igual no es muy conocido, pero es uno de los lugares preferidos por quienes viajan en autocaravana, gracias a sus vistas, a la amplitud del espacio y a la cercanía del centro mediante transporte público.
Ya en nuestro destino final tras un recorrido de sur a norte, recordamos cómo el paisaje ha ido cambiando: del interior seco al verde cantábrico, del bullicio urbano a la calma del campo. Y es que en apenas unos cientos de kilómetros, Euskal Herria nos demuestra que su diversidad cabe en un mismo viaje sobre ruedas.