Política

Euskadi, ¿en precampaña electoral?

El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, con Maddalen Iriarte, en la Conferencia Municipalista.

Un año en política es una eternidad. Es el tiempo que queda por delante hasta las elecciones municipales y forales del 28 de mayo de 2023 en la comunidad autónoma vasca. Sin embargo, en las últimas semanas se han producido movimientos que podrían delatar ya que algunas estrategias comienzan a mirar sin disimulo en esa dirección. Lo hacen de manera más clara en EH Bildu con el lanzamiento de sus principales candidatos, un gesto más inequívocamente electoral que los procesos internos de reflexión y elaboración de propuestas. Lo que parece asumido es que los partidos van a entrar de manera más evidente y pública en los preparativos de esta cita tras el verano.

A la presentación de las primeras propuestas de candidatos en la coalición abertzale se han sumado su Conferencia Municipalista, los actos Bildu eta Mugi, y los movimientos para atraerse a la izquierda no independentista con figuras como las de Javier Madrazo. La publicación de los primeros sondeos de EITB ha contribuido a alimentar ese clima. No obstante, el PNV se ha tomado la victoria que anticipan para los jeltzales (con una dura pugna en Gasteiz, eso sí) como un acicate para seguir como hasta ahora, sin dejarse arrastrar de manera explícita por ese clima preelectoral hasta finales de este año, y trasladando el mensaje de que no está centrado en la pelea partidista, sino en gestionar el día a día sin distracciones desde los gobiernos de las principales instituciones.

PNV

Centrado en la gestión

La reflexión y las alianzas

El PNV no abrirá el debate de los candidatos hasta finales de año, cuando se aproxime más la fecha de las elecciones. Cuando el diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano, confirmó el año pasado que no se presentaría a la reelección, el PNV se apresuró a cortar de raíz un posible efecto dominó en las entrevistas que concedieran en las jornadas siguientes otros responsables institucionales. Reconocían en privado que comenzar con un goteo de anuncios en ese sentido podría devaluar su acción de gobierno, y presentar a sus cargos institucionales como una especie de cadáveres políticos ya de salida. Los jeltzales gestionan las principales instituciones, las tres diputaciones, las tres capitales y buena parte de los ayuntamientos, algo que los condiciona mucho antes de realizar movimientos preelectorales. Quieren lanzar el mensaje de que están centrados en la gestión.

Aunque ya en ese momento se especuló con que Eider Mendoza fuera su sucesora y nadie en el PNV lo desmintió, las cábalas no han ido más allá. Con carácter general, los jeltzales sí admiten que habrá una mayor presencia de las mujeres (los seis cabezas de cartel en diputaciones y capitales fueron hombres hace cuatro años), pero nada más han detallado con el argumento de que son las bases quienes lo deciden. El proceso no arrancará hasta después del Alderdi Eguna de finales de septiembre. Para finales de año está prevista también la convención de Entzunez Eraiki, donde se presentará el documento que resulte del proceso de escucha a activa a la sociedad y que nutrirá su programa. Esa es la única referencia electoral que se le ha escuchado al PNV estos días.

Por ahora, las encuestas no reflejan que al PNV le haya pasado factura la gestión de la pandemia o que lo hayan hecho las consecuencias de la guerra en Ucrania en la economía. Tiene al alcance de la mano la mayoría absoluta en la Diputación de Bizkaia y el Ayuntamiento de Bilbao, dos plazas en las que ya se quedó a un solo escaño de la meta hace cuatro años. En teoría, le permitiría gobernar en solitario, aunque habría que ver el papel que juegan las mayorías en otras plazas y podría optarse por un acuerdo general para todas las instituciones, como parece ser la preferencia de Itxaso Atutxa. En el caso de que no se hiciera así, podría abrirse la veda y provocar sorpresas y alianzas alternativas en algunos municipios.

La presidenta de la Ejecutiva vizcaina ha asegurado que el PSE es la opción prioritaria para explorar alianzas tras los comicios, pero solo se confirmará en la noche electoral, con los resultados sobre la mesa. En principio, Eneko Andueza no podría pactar con EH Bildu una mayoría alternativa de izquierdas a nivel general si mantiene el mensaje de que no alcanzará acuerdos de envergadura con la coalición abertzale mientras no condene la violencia de ETA, aunque ya se han producido algunos acuerdos en ayuntamientos concretos.

La pugna se prevé siempre más estrecha en Gipuzkoa, entre el PNV y EH Bildu (aunque en las Juntas quedaron separados por unos 15.000 votos hace cuatro años), y en el Ayuntamiento de Gasteiz, una plaza que en los últimos tiempos ha quedado en un pañuelo con varios partidos prácticamente empatados. El alcalde Gorka Urtaran reforzó su resultado en la anterior cita electoral, aunque es un municipio volátil que en distintas convocatorias generales, europeas o autonómicas ha pasado de manos entre el PP de Maroto, el PNV, Podemos y EH Bildu.

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Se adelanta con los candidatos

El viraje institucional

EH Bildu ha comenzado a lanzar los nombres de sus candidatos o precandidatos, primero por necesidad, como ocurrió tras la defenestración de Miren Larrion como portavoz en Gasteiz, y después como respuesta a una serie de renuncias y movimientos para que se produzcan relevos generacionales, como sucedió con la decisión de Kike Fernández de Pinedo en Araba. EH Bildu anunció los nombres de Rocío Vitero y Eva López de Arroyabe y, en el caso de la Diputación de Bizkaia, puso sobre la mesa el de Iker Casanova, y a María del Río para Bilbao, lo que ha colocado ya a la coalición de lleno en el debate de las listas, y la sensación general es que están muy activados. Algunos partidos lo consideran ansiedad; y otros, ganas de disputar el liderazgo al PNV. EH Bildu tiene expectativas depositadas en su fuerza a nivel municipal y tiene por delante el reto de mantener algunas plazas muy simbólicas que arrebató al PNV, como Galdakao, Durango y Arrigorriaga, o recuperar otras donde fue ella la desbancada por los jeltzales, como Bermeo, o por el pacto PNV-PSE, como Andoain.

La novedad en la estrategia de EH Bildu es que ahora plantea poner en valor lo conseguido en la construcción institucional del país. Era un discurso más propio del PNV, que ha articulado el país en sucesivos gobiernos en solitario o con el PSE, y hasta hace poco lo menospreciaba la izquierda abertzale, que en su momento no respaldó el Estatuto de Gernika. En el documento Euskal Eredua, aboga por un "pragmatismo transformador" y valora los logros que, a su juicio, son fruto de un "protagonismo compartido" en el proceso de institucionalización.

La pugna ajustadísima en Gasteiz y en menor medida en Gipuzkoa alienta a EH Bildu a dar un sorpasso que, no obstante, se enfrenta a las dificultades para ensanchar mucho más su base social, también por las reticencias de una parte del electorado, que cree que ha cerrado en falso la página de la autocrítica por la violencia. La situación de debilidad de Podemos le puede ayudar a recuperar el voto que en su momento se fugó a esa formación, aunque también pretende movilizar apoyos dentro de la abstención, en el espectro abertzale y en la izquierda estatal. Pero puede perder apoyos por parte de los sectores críticos con su giro pragmático y con que trate de emular la estrategia posibilista puesta en marcha durante décadas por el PNV. En paralelo, la coalición abertzale ha normalizado sus acuerdos con el Gobierno español, el navarro y el vasco, donde se ha resistido más a tender la mano por su rivalidad con el PNV. El pacto presupuestario y el que alcanzó sobre las bases educativas han oficializado este viraje en el Parlamento Vasco.

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Andueza busca más presencia

Superar los sondeos

Las encuestas no deparan grandes resultados al PSE, aunque seguiría siendo clave para la gobernabilidad. La forma en que ha reivindicado en público su "impronta" en el programa del Gobierno vasco parece responder a que los socialistas creen que no rentabilizan su presencia en el gabinete, y podría explicar también las declaraciones de su secretario general, Eneko Andueza, tratando de proyectar que acota el discurso del lehendakari en materia soberanista. Su situación es peculiar porque, por un lado, no tiene previsto lanzar sus candidaturas hasta el mes de octubre pero, a nivel de discurso, Andueza se está destacando por una presencia mediática constante. Acaba de asumir la secretaría general del PSE y, por tanto, es complicado discernir los límites y ver dónde acaba su gira para afianzar su liderazgo, y dónde empieza la precampaña pura y dura.

Como partido de adscripción estatal, se ven arrastrados también por las convocatorias electorales en otros puntos de la península, y ahora mismo el PSOE tiene la mirada puesta en Andalucía, donde las perspectivas tampoco son buenas para Sánchez y se prevé un nuevo gobierno del PP.

En la comunidad autónoma vasca, los socialistas están centrados en sus jornadas Hacemos Euskadi, y su intención es captar votos dentro de la izquierda no nacionalista. Andueza subraya cuestiones sociales, la contribución de la vicelehendakari segunda Idoia Mendia a través de la reforma de la RGI, o algunos hitos de Sánchez, como la reforma laboral, aunque tuvo en contra a la mayoría política y sindical vasca.

Los socialistas lograron hace cuatro años once alcaldías y el morbo político se centra ahora en conocer si retendrán Irun y Eibar o Iruña Oka, y con qué mayorías, toda vez que la relación con los jeltzales es de especial rivalidad en esos casos y, además, en esos ayuntamientos ha habido acuerdos con Podemos o EH Bildu que vuelven a sembrar las especulaciones sobre una mayoría alternativa.

ELKARREKIN PODEMOS-IU

La incógnita de Yolanda Díaz

Perspectivas a la baja

El espectro de la izquierda que orbita en torno a Podemos tiene pendiente de aclarar su participación en la plataforma Sumar, liderada por Yolanda Díaz. Es una iniciativa que ha provocado los elogios de la líder de la formación en Euskadi, Pilar Garrido, quien se ha desmarcado de las críticas de Pablo Iglesias.

La situación para este sector político es muy complicada y las encuestas le auguran un retroceso, en cierta medida porque la normalización y el giro pragmático de EH Bildu le dejan cada vez un menor espacio y parece que la coalición abertzale va recuperando ese terreno perdido; pero a Podemos también le perjudican las pugnas internas que lastran a este ámbito político casi desde su nacimiento, y que ahora se han vuelto a poner sobre la mesa con el pulso entre la formación morada e Izquierda Unida por las listas en los comicios de Andalucía. Tras las anteriores elecciones municipales y forales vascas, la repercusión de Podemos se ha centrado en dar la llave para la gobernabilidad a EH Bildu en ayuntamientos como Durango, Errenteria y Ordizia. Hay que tener en cuenta que, al margen de los partidos mayoritarios, a las municipales se presentan planchas de independientes que pueden inclinar la balanza y que, de hecho, gobiernan en plazas como Etxebarri.

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Las esperanzas puestas en Feijóo

Fiscalidad como gancho

El relevo de Pablo Casado al frente de la dirección del PP estatal puede suponer un alivio para los populares vascos en la medida en que ya no tendrán que cargar con la mochila de sus polémicas declaraciones a favor de cancelar la transferencia de la gestión de las prisiones a la comunidad autónoma, ni tampoco tendrán que padecer el menosprecio de Cayetana Álvarez de Toledo (tolerado por Casado) hacia el discurso de la foralidad que defiende este partido a nivel vasco. El ascenso de Alberto Núñez Feijóo se lee como un refuerzo por proceder de otra nacionalidad histórica, Galicia, aunque ha pisado algún charco al negar la plurinacionalidad y lanzar una feroz campaña a favor del castellano en Catalunya, llegando a hablar de apartheid. En los últimos tiempos se ha producido también un divorcio con Ciudadanos por la deserción de Luis Gordillo, quien se ha pasado finalmente al PP. Se vio también con satisfacción desde algunos sectores del PP que veían que el discurso de C's contra el Cupo era difícil de casar con su apuesta foral.

El PP tiene pendiente su congreso a nivel vasco para debatir el liderazgo de Carlos Iturgaiz, pero ha lanzado ya algunas píldoras de su estrategia política: centrarse en la bandera de la fiscalidad, con una rebaja de impuestos de aroma ayusista, que puede exprimir en unas elecciones donde precisamente se van a elegir las Juntas Generales. No obstante, el PNV se lo desactiva aclarando que, con menos impuestos, empeoraría la calidad de la educación o de Osakidetza. Su poder institucional se limita a las alcaldías de Mañueta y Navaridas. La expectativa del PP es obtener una presencia mayor a costa del PNV y contener la fuga hacia Vox.

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¿Opciones en Araba?

Aislamiento político

En el caso de la ultraderecha, sus opciones parecen limitarse a entrar si acaso en Araba. Aunque, por otro lado, para esta formación es incluso un objetivo complicado completar listas en todos o en un número considerable de municipios. Cuenta con un escaño en el Parlamento Vasco (precisamente por Araba) y está aislado políticamente, pero se apoya en el recurso a los tribunales para tratar de condicionar la actividad institucional. 

07/06/2022