"Es hora de hablar. Es hora de decir la verdad"

"Es hora de hablar. Es hora de decir la verdad"

Es hora de hablar. Es hora de decir la verdad. Si hoy cuento esto, es por Sandra Peña y por frenar de una vez por todas lo que nunca debió pasar.

Desde segundo de Primaria sufrí insultos, humillaciones y golpes. El centro escolar decidió mirar hacia otro lado. Callar, esconder, fingir que no pasaba nada. Y mientras tanto, el niño que yo era se rompía un poco más cada día.

Después de cinco años, llegó el salto a la ESO. Ni mis padres ni yo dijimos nada, y al mes de empezar, el propio instituto abrió un protocolo de acoso escolar. Las clases se pararon. Por primera vez, alguien se atrevió a mirar. Desde ese día todo se suavizó, aunque nunca desapareció del todo.

Y al final, cuando ya no quedaba otra opción, decidí huir de mi pueblo. Así terminó mi historia allí: ocho años de
bullying, ocho años de silencio institucional. 

Muchos centros públicos siguen actuando igual: callan, tapan, disimulan. No quieren "problemas", no quieren "mala imagen". Prefieren proteger su reputación antes que proteger a un niño. Hasta que un día ocurre una tragedia. Entonces aparecen los comunicados, las lágrimas de prensa, las frases vacías: "No sabíamos nada", "Nadie nos lo había dicho". MENTIRA. Siempre lo saben. Siempre hay señales. Sólo que mirar duele menos que actuar.

Por eso, mientras las direcciones sigan escondiendo las cosas, mientras algunos docentes miren al suelo cuando el alumno pide ayuda, mientras el sistema premie el silencio y castigue la verdad… seguirán quitándose la vida muchos jóvenes que no encontraron una salida.

Porque el acoso escolar no mata solo con golpes ni con insultos. Mata con la indiferencia. Y esa, tristemente, sigue siendo la asignatura pendiente de demasiados centros públicos.

Unax Uralde