Aprovechando su nuevo título como piloto de avión, el actor conocido por series y películas como Valeria, Física o Química, La cocinera de Castamar o Velvet llega a las librerías con un vertiginoso thriller ambientado en un avión: Horizonte artificial.
¿Cómo se ha sentido dando el salto al mundo literario, del thriller?
-Tenía muchas ganas. Era una manera también para mí de poder expresarme y de poder contar historias, no solo los personajes que me dan, sino también poder crearlos yo.
Este primer libro se lo dedica a su madre. ¿Se imagina cómo sería nuestra vida sin esos cuentos que nos contaron de pequeños, sin esos mundos que imaginaron para nosotros? ¿Se vería como es ahora?
-Yo creo que pueden situarnos y pueden hacer que visualicemos cosas. Yo, más que con los cuentos que nos cuentan, me quedaría con las cosas por las que ellos han tenido que pasar y han sufrido.
Ahora nos presenta una historia de intrigas que transcurre en cuestión de horas. ¿Cuáles diría que son las fuentes de inspiración de este libro? ¿Hay algún autor, director, serie o peli que le haya inspirado especialmente?
-Sí. Sobre todo tengo muchas referencias visuales, y luego a nivel de libros, de John Grisham me gustan mucho El informe Pelícano, El jurado... Son libros que me marcaron cuando los leí y que luego he seguido leyendo mucho en esa línea de autores y de género. En el libro hay ciertos guiños y algún homenaje a algún giro inesperado como los de los libros que he leído yo. Pero también quería tener mi propio estilo. Muchos me han dicho que para ser thriller ahondo bastante en la psicología de los personajes. Entonces, quería probar a cruzar a lo mejor, en un género que está muy asentado y que tiene perfectamente sus códigos, arriesgar un poquito.
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Muchos hemos visto más de una película de situaciones límite en aviones. Una parte de esta novela transcurre en un avión. Después de leer este libro no cree que tendremos miedo de coger uno, ¿no?
-Es verdad que puede haber muchas situaciones límite durante el vuelo, y aquí lo más peligroso no es el vuelo en sí, sino lo que está sucediendo fuera de los mecanismos del avión. Por eso quería plantear que realmente lo grave se produce fuera del avión. Durante el vuelo lo que menos me preocupa son las complicaciones que pueda haber dentro del avión, pero es muy curioso cómo tienen que estar luchando los personajes.
Encontramos muchos personajes: Mónica, Ignacio, Beatriz... Está narrado a distintas voces. ¿Siente que eso es una dificultad añadida a la hora de darle forma a la novela?
-Es un reto poder darles voz de manera independiente, pero que al mismo tiempo de forma conjunta tengan un significado y un sentido. Quería plasmar esa diferencia de personalidades, pero que se entendiera que están en el mismo ámbito y que para todos ellos es importante lo que sucede en el día narrado.
Además de ahondar en los entresijos de una familia ahonda en los de una empresa millonaria. Cada vez vemos más noticias relacionadas con empresas. ¿Mientras escribía ha sentido que la realidad superaba a la ficción?
-Totalmente. Cuando estaba en el proceso de documentación, contrastando ideas con titulares de noticias reales, me daba cuenta de que yo a lo mejor estaba escribiendo algo cuya noticia a lo mejor todavía no había visto y después salía la noticia y yo mismo alucinaba. La mayoría de lo que nos sucede alrededor es sota, caballo, rey, viene casi siempre de las mismas diferencias y conflictos a nivel empresarial y familiar, y luego depende de dónde le pongas más el foco. En las familias siempre hay alguna discusión, en las empresas siempre hay algún desajuste. Si juntas empresas con familia, esto se multiplica.
El actor Maxi Iglesias.
En su libro es bastante descriptivo, especialmente al hablar del funcionamiento del avión. ¿Escribir sobre lo que se conoce es algo que suma en el proceso creativo?
-Sí, yo quería documentarme y por eso decidí realizar un curso. No tenía ninguna expectativa más que poder ahondar en todo lo posible para poder escribir con mayor coherencia, y me ayudó muchísimo.
Entre los personajes, ¿Javier, el piloto, podría ser con el que más cosas tiene en común? Fueron incluso a la misma escuela de aviación.
-(Risas). Sí, por edad podría ser un personaje que, si se hiciera la película, me encantaría poder darle vida.
Las localizaciones también cobran una importancia vital. Encontramos incluso un guiño a Euskadi a través de una pequeña startup vasca. ¿Era un pequeño regalo para nosotros?
-Totalmente. Me encanta Euskadi y de alguna manera he querido dar visibilidad a esos lugares que son importantes para mí. Galicia me encanta, México, Colombia... Con la startup de los chicos vascos pongo también un poco en alza los inicios, lo que está sucediendo hoy en día, y lo dejo en una situación en la que Beatriz (uno de los personajes principales) decide salir de esa empresa, pero no por ello no ha merecido la pena. Quería que estuviera de alguna manera Euskadi.
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Las dudas, los miedos... suelen acecharnos al emprender un proyecto nuevo. ¿Le ha pasado con esta novela?
-La duda principalmente eran los tiempos. Cuando me comprometí con la editorial a que iba a escribir esto no contaba con el calendario que iba a tener en 2024, y se fue complicando, enlazando un proyecto con otro. Estaba realmente apurado, porque tampoco podía dedicarle todo el tiempo que quería, y hubo algunos momentos de decir: “No voy a poder”. Al final mi principal ocupación es actuar y estoy en un momento de cambio, de poder optar a personajes diferentes, y no quería dejar pasar la oportunidad de un personaje tan distinto como el de Punto Nemo, el de Matices... El pulso ha sido fuerte, y lo que saco en firme es que quiero seguir escribiendo, pero que lo que voy a hacer es dejar a un lado la actuación, porque me satisface mucho escribir, pero se merece más tiempo y más dedicación.
¿Entonces esta primera incursión en la literatura es la primera de muchas?
-No sé si muchas, Sara, pero ojalá.
Le hemos visto ya firmando en la Feria del Libro de Madrid. ¿Ha seguido los pasos de Valeria en su última temporada?
-(Risas). Sí, son coincidencias bonitas de la vida. De hecho, parte de la culpa de que yo diera con esta editorial fue de Elísabet Benavent (autora de la saga de Valeria). Le conté la historia, que iba a escribir esta historia que me apetecía muchísimo contar y ella me puso en contacto con su editor. Se alinearon los planetas y la verdad es que estoy muy contento.