El campo de El Mortuero, un clásico del fútbol vizcaíno, asistió ayer a un episodio lamentable, que deja bien a las claras que toda medida de seguridad es poca dados los tiempos que corren. Se celebraba un choque amistoso entre el Abanto B y el Ortuella, y al vestuario de este último accedieron varios amigos de lo ajeno, se cree que tres personas -una sola no fue, dado el estropicio- que sustrajeron una decena de carteras, nueve móviles e incluso las llaves de algún vehículo.
Las malas noticias llegaron cuando estaba siendo utilizada una tarjeta de crédito en un cajero de Trapagaran. En ese momento se suspendió el partido y se emprendió la búsqueda de los ladrones. De todo ello ha hablado en ONDA VASCA el presidente del Club Deportivo Ortuella, José Ramón Bayón. "Siempre hay confianza en que nadie va a hacer nada malo, y al final ocurre lo que no tiene que ocurrir. Campan a sus anchas, el vestuario abierto y barra libre para lo que quieren. Si hubiera estado cerrado, no habría pasado nada. Estábamos los familiares y otras 20 o 30 personas, seguramente les vieron entrar pero al final nadie ve nada".
José Manuel Monje le ha cuestionado al directivo en 'La Movida Deportiva' cómo se encuentra el tema tras la obligatoria denuncia presentada en comisaría policial, y por ahora no hay rastro alguno de su paradero. "No sabemos si son de la zona. Hay grabaciones al menos de una persona en locales que han intentado usar las tarjetas. A la Ertzaintza le dimos el seguimiento para que tomara las medidas necesarias y los jugadores se tiraron hasta las siete de la tarde haciendo las respectivas denuncias, y nos han dicho que "pensad que no se va a recuperar nada", Vamos a ver si conseguimos que el club tenga alguna responsabilidad civil y podamos recuperar parte de los daños, porque todos va a ser misión imposible".
"Lo triste es que vas a jugar un partido y tienes confianza en que no va a pasar nada. En muchos campos hay gente que les ves que no son habituales, y te da que están observando y no puedes hacer nada" salvo que sea tomar cartas en el asunto estrechando al máximo la vigilancia a fin de impedir lo que muchas veces parece inevitable ante la pericia de unos cacos que, en caso de ser detenidos, en horas vuelven a estar en la calle. Ocurre porque se considera un delito de hurto y no de robo, debido a la valía de lo sustraído. "Los clubes nos tenemos que tomar en serio cerrar todos los vestuarios", y por lo que a su campo de Otxartagaberri, Bayón comenta que, cuando el Ortuella actúe como local, "vamos a dar llaves a cada uno de los equipos que vengan y que sean responsables".