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El pueblo de cuatro habitantes donde la Nochevieja se celebra a mediodía por una razón muy concreta

Villar de Corneja mantiene esta tradición desde hace 21 años para que las personas de avanzada edad puedan disfrutar de la celebración
Brindis con champán en Nochevieja.

La pequeña localidad abulense de Villar de Corneja ha repetido este miércoles el ritual de las últimas dos décadas, en las que sus escasos vecinos, todos de avanzada edad, han adelantado la hora mágica para comerse las uvas y celebrar por adelantado la llegada del año nuevo, aunque en esta ocasión han sido menos que nunca.

Los once residentes de finales de 2024 se han convertido en cuatro —literalmente— 365 días después, ya que siete de ellos han decidido trasladarse a la residencia de la cercana localidad de Piedrahíta, según ha relatado a EFE la alcaldesa de este pequeño pueblo de la denominada España vaciada, Carmen Hernández.

Una tradición que resiste al abandono

"Mientras yo esté, lo voy a seguir celebrando, aunque sea sola", apunta la regidora con una pena amortiguada en este último día de 2025 gracias a la llegada de visitantes, familiares y amigos, que han arropado con su presencia a los cuatro residentes de Villar de Corneja, en un día frío y soleado, con el telón de fondo de la Sierra de Gredos nevada.

Sin embargo, ninguno de los cuatro residentes ha podido estar presente: Félix, padre, por su avanzada edad —más de 90 años—, y Félix, hijo, y los hermanos Justino y Gregorio, todos ellos con más de 60 años, porque estaban trabajando en las fábricas textiles de la cercana localidad de Santa María del Berrocal.

Setenta personas por un día

Este pequeño municipio, situado en el límite con la provincia de Salamanca, a 70 kilómetros al oeste de la capital abulense, ha visto cómo su población ha llegado a los 70 vecinos en un día especial, en el que las campanadas han resonado bien distintas a como lo hacen en las bulliciosas calles de las grandes ciudades.

Quizá por eso esta modesta celebración se ha convertido en una reivindicación del silencioso y cada vez más deshabitado mundo rural, que quiere llamar la atención sobre una agonía que no cesa, según vuelve a destacar la alcaldesa de Villar de Corneja.

Las cuatro casas rurales, con sus 18 plazas, ponen algo de vida los fines de semana o periodos vacacionales en este pueblo que, según su alcaldesa, podría desaparecer “en un año”.

Campanadas al mediodía en la España vaciada

"Vamos a menos", añade Carmen Hernández, antes de insistir en que Villar de Corneja es “uno de los pueblos vaciados”, como tantos otros que, según ella, las administraciones tienen abandonados.

Con su habitual sonrisa y optimismo, Carmen Hernández se desvive para que sus vecinos puedan disfrutar de estas campanadas al mediodía, 21 años después de que en 2004 decidiera poner en marcha esta iniciativa para que las personas de avanzada edad pudieran disfrutar, como el resto, de la bienvenida al año nuevo en compañía.

Año tras año, la población se ha ido reduciendo hasta llegar a los cuatro vecinos que residen en la actualidad en la localidad —tres con más de 60 años y uno mayor de 90—, mientras la regidora trata de poner orden frente al Ayuntamiento entre los asistentes llegados de diversos puntos.

A todos ellos, algo más de 70 personas, les ha repartido las tradicionales doce uvas en bolsitas, a la espera de que el reloj del Consistorio comenzara a dar las campanadas, con la correspondiente advertencia de la alcaldesa: «Las primeras no, las segundas».Tras las campanadas, ha llegado el momento del brindis y los buenos deseos entre los participantes en esta simbólica fiesta de la España vaciada, que también ha querido poner de relieve tradiciones locales, como la elaboración de gorras de paja de centeno.

31/12/2025