Política

El experimento de UPN para las generales: al cuarto puesto y con las alcaldías en riesgo

Los regionalistas han sido superados por tres rivales directos: PSN, EH Bildu y PP. Los posibles pactos entre socialistas y soberanistas encienden las alarmas sobre el mapa local
Catalán, Esparza y Caballero, durante la comparecencia del 23-J
Catalán, Esparza y Caballero, durante la comparecencia del 23-J

Era una de las incógnitas de la noche electoral en Navarra: qué iba a pasar con UPN. Cómo iba a aguantar el regionalismo, por libre por primera vez en cuarenta años y con todos los focos puestos en Sánchez y Feijóo, en PSOE y PP. Y aunque los de Esparza han rentabilizado bien la cita con un escaño en el Congreso y otro en el Senado, la lectura de fondo de los resultados, la que apunta hacia las tendencias, no es buena. UPN cae al cuarto lugar, superado por todos sus competidores directos a uno y otro lado del espectro. Por la parte de la izquierda, por un PSOE escapadísimo en primera posición y EH Bildu en la segunda plaza. Y por la parte de la derecha con el PP como referencia de ese electorado, que ha pasado olímpicamente de las agresivas llamadas al voto útil de Esparza y compañía.

Peor que en 1979

UPN nunca había tenido tres rivales por delante en unas generales. Tampoco en 1979, único precedente equiparable –con todas las salvedades que imponen cuarenta años de distancia– y que nos devuelve al debut de la marca. Las elecciones del 23-J han demostrado que UPN está muy lejos de ser esa roca hegemónica de la que ha presumido Esparza durante la campaña. Y que los regionalistas están, desde ya, tan sujetos a los vaivenes electorales como el resto.

El apoyo a feijóo, salvador

De hecho, UPN puede agradecer su resultado a que durante quince días ha subrayado por activa y por pasiva que iba a votar a Feijóo pese a la guerra civil que ha vivido la derecha navarra en el último año y medio. En esa estrategia incluso le echó una mano el PP de Navarra, que durante días hablaba de evitar dar “un rodeo” para apoyar a Feijóo. Pero, a fin de cuentas, un rodeo un poco más largo da lo mismo si se llega al mismo sitio. Otra cosa es lo que pase con UPN una vez fracase –presumiblemente– la investidura de Feijóo. Ya se abrirá ese melón.

El escaño más barato

Volvamos. Esa promesa de votar a Feijóo ha propiciado –entre otras– que UPN haya sumado 51.764 votos, el 15,27% del total. Es el escaño más barato de todo el Estado. El extremo contrario es el BNG, que tiene la misma representación con el triple de votos. Otro de los factores que hace que los regionalistas estén en las Cortes es la raigambre de una sigla con muy buena penetración territorial en Navarra, el sostén regionalista.

Rojo socialista y verde 'bildu'

Pero los mapas también cambian de color. Y lo ha hecho este 23-J. El de Navarra tiene dos: rojo socialista, de la cuenca de Pamplona hacia abajo; verde bildu, hacia el norte. En los regionalistas preocupa que las referencias en toda la Comunidad Foral hayan sido sus dos principales competidores en los pueblos. Y la Pamplona pintada de rojo tampoco ha gustado a un partido acostumbrado a tener un 30% de apoyo en la capital. Ahora es del 17%. El PSN ha ganado en ocho barrios. EH Bildu, en dos –Txantrea y Casco Viejo–. Los mismos que UPN –San Juan e Iturrama–. Y como el PP –Lezkairu y los ensanches–.

Caída en Pamplona

Esta pérdida de presencia inquieta al partido. Primero, porque UPN ya no es la opción preferida por la derecha para tener representación en Madrid. Una campaña pretendidamente foralista, con un esfuerzo brutal por parte de alcaldes y cargos en los últimos días –espoleado por las malas encuestas– y el tono más agresivo contra el PP no ha surtido efecto, si acaso para salvar los muebles.

Las dudas del mapa local

Pero, sobre todo, por las consecuencias que puede tener para sus intereses locales. PSN y EH Bildu han ganado las elecciones en Navarra. Uno con los votos que otras veces sumaban regionalistas y populares unidos. El otro rompiendo ese techo del 15% de voto de la izquierda abertzale que había estado fijo durante muchos años. Juntos suman muchos municipios, muchos concejales, ayuntamientos y llaves de gobernabilidad. También el PSOE y EH Bildu han subido en el Estado, y hoy es el día en el que Otegi asume sin problema que los soberanistas votarán a favor de Sánchez si eso evita a la derecha en el poder.

Merece una reflexión si la campaña tan absolutamente agresiva contra la legitimidad de los pactos de los socialistas con Bildu desde 2019 ha salido a cuenta cuatro años y dos elecciones después. Los ejemplos: el 28-M y el 23-J. Los regionalistas ven todavía de lejos, pero con temor, que se abra la veda de los apoyos directos entre ambas fuerzas. Y que la consecuencia directa aquí sea un desalojo masivo de alcaldías de lista más votada. Pensemos en Pamplona, donde la alternativa a Ibarrola suma mayoría absolutísima. Y la legislatura acaba de empezar.

Y Sánchez (y los valedores del Gobierno de Navarra), en el poder

No obstante, Esparza pensará que ha salido bien de estos comicios. Es una incógnita saber qué piensa el resto del partido. Es un hecho que, después de los dos congresistas y tres senadores del PSN, es el partido que más cargos ha captado. Alberto Catalán y María Caballero irán directos al grupo mixto en una legislatura de bloques tras una campaña a cara de perro con el PP. Y tampoco ha caído Sánchez, rodeado por valedores del acuerdo de gobierno en Navarra. Al margen de que el actual presidente consiga echar a andar otra legislatura, lo que es seguro que permanecerá un buen tiempo como presidente en funciones. Y eso también es una derrota para Esparza y UPN.

2023-07-27T05:43:03+02:00
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