El Bilbao Basket sigue en racha y no baja el ritmo en Europa. El conjunto dirigido por Jaume Ponsarnau se impuso este martes al PUMPA Basket Brno (115-100) en el Bilbao Arena, en un encuentro que volvió a demostrar la superioridad ofensiva de los hombres de negro, aunque también dejó algunos aspectos por pulir en defensa. Con este triunfo, los bilbaínos consolidan su primera posición en el grupo E de la FIBA Europe Cup y encaran el último partido de la fase con la clasificación prácticamente sellada como líderes.
El precedente hacía presagiar una noche cómoda. Hace apenas tres semanas, el Bilbao Basket había aplastado al Brno en su cancha por una diferencia de 54 puntos (51-105), una victoria que además supuso su anterior récord anotador en competición europea. Sin embargo, el equipo checo llegó a Miribilla con la lección aprendida y más orgullo competitivo, logrando mantener el marcador en cifras más ajustadas, aunque nunca llegó a poner en peligro la victoria local.
Desde el salto inicial, el conjunto vizcaíno impuso su ley. El ritmo alto, la circulación fluida y la variedad de recursos ofensivos marcaron la pauta de un primer cuarto arrollador. No obstante, las tres faltas tempranas de Darrun Hilliard condicionaron la rotación, obligando a Ponsarnau a improvisar combinaciones poco habituales. Así, se pudo ver a Jaworski compartiendo dirección con el propio Hilliard o a Sylla y Bagoyoko formando una pareja interior inédita.
Aun con esos ajustes, el Bilbao Basket mantuvo el control. Ponsarnau dispuso de nueve jugadores del primer equipo, además de los jóvenes Errasti y De Castro, que aportaron energía y minutos de calidad. El técnico catalán buscó equilibrar el desgaste, consciente de que el calendario aprieta y de que el próximo compromiso en Liga Endesa será nada menos que frente al Real Madrid.
El partido dejó también un momento especial: el pívot islandés Tryggvi Hlinason disputó su encuentro número 100 con la camiseta del Bilbao Basket. El jugador, de 28 años y 2,15 metros, ha sumado hasta la fecha 63 partidos en la Liga Endesa y 36 en competiciones europeas, consolidándose como una pieza fundamental en el esquema interior del equipo.
Aunque el ataque volvió a ser un espectáculo coral, con varios jugadores superando la decena de puntos y un acierto altísimo desde el perímetro, la defensa fue el punto débil de la noche. Los checos aprovecharon los despistes y las transiciones lentas para anotar con facilidad en varias fases del encuentro, especialmente en un tercer cuarto en el que los bilbaínos bajaron su intensidad y permitieron demasiadas canastas sencillas.
Ponsarnau no esquivó la autocrítica al término del encuentro. "Cuando el partido se podía complicar, ha habido jugadores que han entendido la solidez que había que tener. Por eso hemos ganado", declaró el técnico. Añadió que su equipo jugó "con mucho ritmo, y eso unido al acierto nos ha dado la posibilidad de tener mucha anotación. Pero hemos hecho malos balances y les hemos permitido correr, y ellos lo han aprovechado".
Sobre el bajón del tercer cuarto, el entrenador reconoció que fue "muy poco sólido" y que "el partido se puso en una situación en la que podía complicarse". Aun así, se mostró satisfecho con la reacción de sus hombres y con la capacidad de cerrar el choque con solvencia. También explicó que las ausencias de Pantzar, Lazarevic y Krampelj afectaron a la continuidad defensiva del grupo, aunque confió en poder recuperar a los tres para el exigente duelo del domingo ante el Real Madrid.
Con esta nueva victoria, el Bilbao Basket no solo mantiene su condición de invicto en Miribilla, sino que también confirma su excelente momento de forma en Europa. La conexión con la grada, el espectáculo ofensivo y la ambición competitiva hacen soñar a la afición bilbaína con un recorrido largo en esta FIBA Europe Cup.