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¿Cuál es la planta navideña por excelencia en nuestra tierra? El acebo. Quienes hayan dicho pino, abeto o muérdago han acertado más por importación de costumbres ajenas (aunque ya lleven muchos, pero que muchos años entre nosotros), pero quienes hayan optado por la planta de frutos rojos y duras hojas puntiagudas habrán acertado de lleno. El espeso musgo para los belenes también cuenta con numerosos partidarios, pero le ocurre lo mismo que al acebo, se consideran especies protegidas y ya no se puede salir al monte a cogerlos para las decoraciones típicas de esta época.
Por eso, tras unos años de recuperación, los acebos vuelven a lucir en todo su esplendor en esta época del año. Y en la provincia se pueden encontrar algunos de los más espectaculares bosques en los que sus frutos rojos brillan en sus ramas. Cinco rutas ofrecen la posibilidad de conocerlos y, además, un entorno natural y humano muy especial.
Un acebo de los que rodean la localiad burgaesa en Tolbaños de Abajo.
Valmala: acebos de hasta 10 metros
Al este de la provincia de Burgos, casi en la muga con La Rioja, sorprenden los hermosos paisajes de montaña, que en esta época presentan nieve, de Valmala, una preciosa localidad de la Sierra de la Demanda, perteneciente a la comarca de Montes de Oca y muy cerca de uno de los mejores planes navideños por excelencia de la provincia de Burgos: Briviesca, la histórica capital de La Bureba.
En este rincón burgalés, entre el embalse de Úzquiza y el pico San Millán, descansa a 1.100 metros un acebal con ejemplares que alcanzan los 8 o 10 metros y salpican de bolas rojas de Navidad los paisajes de montaña más espectaculares. Los amantes de las rutas de senderismo más impresionantes pueden, además, hacer la Senda de las Cascadas o animarse con toda la Ruta del Norte de la Demanda.
La ruta del río Oropesa hacia Pradoluengo
En las estribaciones de la Sierra de la Demanda corre el río Oropesa. A lo largo de su curso se extienden bosques de hayedos centenarios, pinares y acebos en los que adentrarse hacia el nacimiento de ese río y que llega hasta Pradoluengo, una villa que está a unos 50 minutos de la ciudad de Burgos y que guarda una estrecha relación con el río gracias a su industria textil.
El auge de esta actividad, de la que hoy queda únicamente la confección de calcetines (un souvenir y regalo de Navidad en una pieza), fue en el siglo XIX y de esa época son los batanes o hilaturas que se pueden conocer. El agua del Oropesa era la encargada de poner en funcionamiento las ruedas de esta maquinaria, así como parte importante del proceso de tintado de los tejidos que llevaron a esta villa indiana a ser conocida en toda la península por la calidad de su género, sobre todo de sus fajas y boinas.
Huerta de Arriba: buitres negros y el Acebo de Elera
Sin salir de la Sierra de la Demanda, en la localidad de Huerta de Arriba, una veintena de casas blasonadas sorprenden en su casco histórico y revelan la importancia de esta villa entre los siglos XVII y XVIII. Ahora, en plenas fechas navideñas, es además un pueblo de postal de Navidad.
El Roble Tres Mojones, uno de los monumentos natural de Burgos
Rodeada de inmensos bosques bien conservados de pinos silvestres, hayas, robles y acebos, su riqueza natural resulta una excusa perfecta para darse un baño de paisaje invernal. Además, es el hogar del Acebo de Elera y una de las fotografías más icónicas junto al Roble Tres Mojones, uno de los árboles singulares de la provincia con más de 8 metros de perímetro de tronco y 16 metros de altura. Y es que el Acebo de Elera, con sus 6 metros de perímetro, 11 metros de altura y la impresionante cicatriz que dejó el impacto de un rayo, resulta una parada ineludible para los amantes de la naturaleza que, con suerte, podrán disfrutar además del vuelo del buitre negro, pues Huerta de Arriba participa en el Proyecto Monachus, dedicado a la reintroducción de esta especie.
Tolbaños de Abajo y su impresionante dehesa
A los pies del Valle de Valdelaguna, al sureste de la provincia de Burgos, se encuentra Tolbaños de Abajo, una preciosa población de tradición ganadera y forestal rodeada de robles centenarios y acebos que, con la llegada del frío, decoran de Navidad los paisajes del entorno, cuya protagonista es la Dehesa de Tolbaños de Abajo, uno de los mayores tesoros ecológicos de Castilla y León.
Recorrer los senderos naturales que se adentran aquí en la naturaleza que dibuja la Sierra de la Demanda es darse un baño de Navidad que puede culminar con una visita a la iglesia parroquial que Tolbaños de Abajo dedica a San Quirico y Santa Julita: una preciosa y discreta joya patrimonial del románico serrano que destaca por su preciosa torre exenta y la arcada que define su entrada.
Pineda de la Sierra y las masas de acebo mejor conservadas
A 50 kilómetros de la ciudad de Burgos se encuentra Pineda de la Sierra, villa minera ligada durante siglos a la trashumancia. Su entorno natural presume de montañas nevadas y enormes bosques frondosos y su casco urbano muestra al viajero el encanto de las casonas de montaña de estilo palaciego, así como la principal joya patrimonial de Pineda de la Sierra: la iglesia de San Esteban Protomártir, declarada Bien de Interés Cultural (BIC), que destaca por los detalles escultóricos de su portada y su galería porticada (siglo XII).
Poner rumbo al pico Mencilla, de casi 2.000 metros de altura, desde esta localidad es perderse entre abedules, robles, hayas y acebos que sorprenden a lo largo de una ruta que regala algunos de los paisajes más navideños de la provincia de Burgos: paisajes nevados en los que sorprende el rojo de los acebos y la inmensidad de los bosques del entorno. El recorrido, de unos 14 kilómetros ida y vuelta, atraviesa senderos de montaña con un importante desnivel (767 m), lo que reserva la belleza de una de las masas de acebo más extensas y mejor conservadas de la provincia para los senderistas más expertos.