¿Son los gatos realmente esas criaturas misteriosas y ariscas que, se dice, solo buscan su propia compañía? ¿O es que nuestras interpretaciones de su comportamiento están más basadas en arraigados mitos que en una sólida comprensión científica? Para desentrañar estas y otras incógnitas, la bióloga y etóloga Mari Granero Fernández, autora del libro "Lo que la ciencia sabe de tu gato", ha visitado Café con Patas para aportar luz sobre el fascinante universo de nuestros compañeros felinos.
La importancia de la ciencia frente a los mitos
Mari Granero explica que la principal motivación detrás de su libro fue la abrumadora cantidad de información sobre gatos en redes sociales, donde a menudo se confunden experiencias personales y creencias populares con datos científicos rigurosos. "Muchas de nuestras interpretaciones del comportamiento felino se basan en la conducta humana o en comparaciones con perros, lo que lleva a malentendidos", afirma la experta. Su objetivo es claro: "echar un poquito abajo esa parte de que los gatos son muy misteriosos" y, crucialmente, "dar a los gatos lo que realmente necesitan y mejorar su bienestar y su calidad de vida".
La formación de Granero en etología, el estudio del comportamiento animal, y su experiencia en rehabilitación de fauna salvaje, le enseñaron una lección fundamental: cada especie posee necesidades y circunstancias evolutivas únicas. Esto es vital para comprender a los animales domésticos, cuyo comportamiento también está profundamente condicionado por su convivencia con los humanos.
El Ronroneo: una señal con muchos significados
Uno de los mitos más extendidos sobre los gatos es que ronronean únicamente cuando están felices y a gusto. Sin embargo, Mari Granero desvela una realidad más compleja: existen diversos tipos de ronroneo, y estos pueden indicar desde hambre hasta dolor. "La frecuencia del ronroneo se ha asociado con las frecuencias utilizadas en tratamientos para el dolor", explica, sugiriendo que los gatos podrían usarlo para autocalmarse o aliviar molestias.
Curiosamente, esa misma frecuencia auditiva podría ser la razón por la que a los humanos nos resulta tan placentero escuchar el ronroneo de un gato.
¿Ariscos e independientes?
La percepción de los gatos como animales ariscos, misteriosos e independientes es otro mito ampliamente difundido. Granero aclara que, a diferencia de los perros, la relación inicial entre humanos y gatos fue más un "acuerdo mutuo" basado en el control de plagas, sin la misma dinámica de adiestramiento o utilización para tareas específicas. No obstante, esta relación evolucionó con el tiempo, revelando la sorprendente capacidad de los gatos para establecer vínculos emocionales y sociales tanto con los humanos como entre ellos.
Aunque con diferencias respecto a los perros, los gatos establecen fuertes lazos sociales, formando colonias donde varias hembras pueden compartir recursos y cuidar de las crías. La idea de que el gato es "solitario y que es independiente, que le damos totalmente igual, realmente no es cierta", enfatiza Granero. Son animales socialmente muy adaptables, capaces de pasar tiempo solos pero también de buscar relaciones y vínculos, una característica que, en última instancia, "depende mucho del carácter individual de cada gato".
El maullido: una herramienta de comunicación con el humano
Aunque asociamos a los gatos con el maullido, la bióloga revela un dato muy interesante: "realmente los gatos entre ellos casi nunca se maúllan". Han adaptado esta vocalización para comunicarse con los humanos porque "es un tipo de comunicación que nosotros comprendemos mejor o que digamos le hacemos más caso". Su principal forma de comunicación entre congéneres es mucho más sutil y corporal.
Se ha descubierto que los gatos tienen más de 200 tipos de expresiones faciales para comunicarse. Además de la cola, que a menudo interpretamos erróneamente, señales como la posición de las orejas (rectas, ladeadas, aplanadas) son "más importantes en su comunicación" entre congéneres que los movimientos de la cola.
Enriquecimiento Ambiental: Clave para el Bienestar Mental Felino
Granero subraya que el bienestar animal va mucho más allá de cubrir las necesidades básicas como comida, agua, arenero y un rascador. El enriquecimiento ambiental busca que el hogar del gato le facilite realizar los comportamientos que haría en un entorno natural. Esto incluye:
- Juegos de caza que estimulen su instinto depredador.
- Lugares elevados desde donde puedan observar y sentirse seguros.
- Escondites o "cuevitas" donde puedan refugiarse y observar el exterior.
- Una rutina diaria que incluya tiempo suficiente para la caza y la exploración.
Un simple cuenco de comida no basta; se recomienda utilizar juegos y escondites que hagan que el gato tenga que "cazar" su alimento, estimulando así su bienestar mental y físico.
Finalmente, Mari Granero desmiente la percepción de que los gatos son mascotas de "baja intensidad" o "bajo mantenimiento" en comparación con los perros. "Pensar que tienes un gato y que eso implica pues que ya te puedes ir y dejar al gato ahí con que tenga comida y agua es suficiente, es cuidar de su salud mental", advierte la etóloga. Es esencial mantener al animal activo, no solo físicamente sino también mentalmente, permitiéndole realizar todos los comportamientos inherentes a su especie. "Esto forma parte de su salud mental", concluye Granero, enfatizando la importancia de un compromiso activo para que el gato pueda estar realmente bien.
El libro "Lo que la ciencia sabe de tu gato", de Mari Granero, ya está disponible en librerías físicas y plataformas online. Una herramienta esencial para quienes buscan "conocer un poco más a los animales para quererlos algo mejor".