Laura Pereira es reconocida hoy en día como una de las entrenadoras caninas con mayor talento en el complejo deporte del IGP, una disciplina que exige pruebas de obediencia, protección y rastreo. Y más allá de la técnica, su filosofía de entrenamiento se resume en tres pilares fundamentales: diversión, amor y trabajo (Fun, Love and Work).

En Café con Patas hemos querido conocer sus impresiones sobre el mundo canino en sus distintas vertientes: problemas de convivencia, educación y deporte de élite.

La familia canina de Laura Pereira

Dos mundos creativos: de bellas artes al entrenamiento canino

Su inmersión en el mundo del perro comenzó hace más de una década, cuando apenas tenía 19 años. Motivada por mejorar la calidad de vida de su perra, que padecía algunas inseguridades, decidió dejar sus estudios de Bellas Artes para formarse en comportamiento y educación canina.

Aunque pueda parecer un giro radical, Laura sostiene que la creatividad desarrollada en el arte es hoy una sus aliadas en el adiestramiento: "Tengo que inventar cosas todo el rato para mantener la motivación de los perros; la parte creativa está cubierta".

Ayudar a perros y sus familias y el deporte de élite

Laura comenzó ayudando a familias con problemas de convivencia, pero pronto descubrió en el IGP  su verdadera pasión. Lo que más le atrajo fue la energía, actitud, precisión y nivel técnico que requiere este deporte, compuesto por tres disciplinas: obediencia, rastro y defensa.

Su carácter perfeccionista encaja a la perfección con el IGP: busca sacar el máximo potencial de cada perro, siempre desde el disfrute, el vínculo y el equilibrio. Con su perra Blondie ha competido a nivel nacional, aunque reconoce que su primera maestra fue Alma, una perra de once años. Uno de sus sueños es llegar a un campeoato mundial de IGP y demostrar que es posible entrenar y competir al más alto nivel con eficacia, empatía y amabilidad en las tres áreas.

Laura Pereira y su perra Blondie: armonia, equipo, precisión

Mucho más que deporte: convivencia y colaboración

Para Laura, el deporte canino no se queda en el campo de competición. "Realizar una actividad con tu perro hace que os entendáis mejor y que esa complicidad se traslade a la vida diaria", afirma. En su escuela, trabaja para que los responsables de perros pasen "de tener simplemente una mascota a descubrir a un verdadero compañero".

Los problemas más comunes en consulta que recibe por parte de familias suelen ser la falta de obediencia en situaciones cotidianas, los conflictos con otros perros en la calle o la dificultad para quedarse solos en casa. Según remarca Laura, muchos de estos problemas derivan de una mala elección del perro: "Si eliges un perro seleccionado para el trabajo, debes cubrir esa necesidad. De lo contrario, el perro sufrirá".

Formación básica y empatía: una necesidad urgente

Su metodología para ayudar a estas personas con sus perros, es clara: enseñar a las familias cómo enseñar a sus perros. Nuestra protagonista considera, además, una injusticia el castigar a un perro sin haber explicado antes qué se espera de él: "El compromiso del perro surge porque adora a su guía, no por obligación".

Un ambioso proyecto 

Como reflejo de su compromiso con la educación canina, Laura ha anunciado recientemente la ampliación de su escuela con un gran espacio de educación canina y entrenamiento deportivo a las afueras de Madrid. Por lo tanto, será un espacio abierto tanto para familias que buscan mejorar la convivencia, como para deportistas que quieran alcanzar un alto nivel.

Su objetivo es claro: dejar atrás rivalidades y construir una comunidad que fomente el crecimiento del sector y, sobre todo, la armonía entre personas y perros.