El deporte paralímpico español tiene en David Casinos a una de sus figuras más icónicas. Considerado el mejor lanzador de peso y disco de su historia, su trayectoria de determinación y éxito está profundamente unida a una amistad incondicional: la que mantiene con sus perros guía, Simena, Faralá y Urano. Ellos son la inspiración de su libro Guías hacia la luz, escrito por David Blay.
En una reciente charla con Café con Patas, Casinos compartió los detalles de su punto de inflexión y la filosofía que lo ha impulsado.
A los 21 años, David recibió el diagnóstico que transformaría su vida: la pérdida de la visión. Este cambio, de ver a no ver, fue un golpe devastador tanto para él como para sus seres queridos. Explicó que inicialmente se quedó "bloqueado, noqueado".
Como ocurre en las fases del duelo, experimentó ira y rabia, llegando a odiarse a sí mismo. En ese momento era mecánico industrial de profesión y la ceguera le impidió disfrutar de sus pasiones, como montar en bicicleta, o incluso sentirse útil. Esto lo llevó a una profunda depresión.
El punto de inflexión llegó cuando decidió intentar hacer las cosas por sí mismo. Aunque el proceso fue largo, le permitió "poquito a poco caminar". Tuvo que aprender a usar el bastón y a moverse, vestirse o ir a la panadería y al supermercado solo. Esta recuperación gradual de autonomía le permitió darse cuenta de que podía continuar. Su filosofía de vida se resume así: "Si no sale el sol, ya me encargo yo de sacarlo."
Al igual que los perros agudizan sus otros sentidos al perder la visión, Casinos explica que la falta de vista le ha otorgado una conciencia más plena de su entorno. Describe cómo percibe el temblor del suelo, los olores y las texturas.
Sin embargo, esta nueva sensibilidad también implica desafíos. El exceso de estímulos, como el ruido en un restaurante, puede hacerlo sentir perdido y confuso. Los peores días para una persona invidente son aquellos con fuerte viento, ya que "vela" o crea una opacidad que elimina las referencias del entorno.
Para orientarse, utiliza la voz como referencia, saludando al entrar a un sitio para obtener una respuesta que le dé ubicación espacial. Pero su herramienta más extraordinaria son sus perros: "Yo no puedo ver, pero sí puedo ver a través de los ojos de mis perros."
La construcción del vínculo con sus perros
Antes de su enfermedad, Casinos tenía un bóxer llamado Tyson, al que ya no podía pasear por los movimientos rápidos del perro. Cuando llegó Ximena, su primera perra guía, su vida cambió radicalmente.
La formación de un perro guía dura dos años. El encuentro con el usuario es inolvidable, una unión muy profunda. Pero construir la confianza lleva tiempo: la persona pasa de años usando un bastón a fiarse de un animal que no toca nada.
El equipo tarda aproximadamente un año en estar completamente sincronizado. Para Casinos, los perros son amigos, familia, seres que aceptan sin juzgar, algo difícil a veces entre humanos.
Incomprensión social y condescendencia
Aunque la situación mejora, Casinos lamenta que aún falta empatía en la sociedad respecto a quienes no ven. A menudo se comprende más a alguien en silla de ruedas que a alguien acompañado de un perro guía.
También ha experimentado condescendencia. En su carrera paralímpica, muchos reportajes se centraban más en cómo se quedó ciego que en sus logros como deportista pleno. En la vida diaria persiste el trato de "pobrecito". Él insiste: una vez que gestiona su vida, tiene los mismos problemas que cualquiera, y ese concepto debería quedar atrás.
Un homenaje literario a sus perros
Casinos presentó su libro Guías hacia la luz, disponible en plataformas online y grandes superficies. Es un libro ilustrado dirigido a niños, adolescentes y adultos.
El objetivo es honrar a sus perros Ximena, Faralá y Urano. Sintió la necesidad de contar lo que hicieron por él y su familia, y recordar que renunciaron a otras vidas para servir como perros guía. La obra busca que los jóvenes entiendan y valoren a estos animales, cómo se forman, qué hacen y cómo se despiden de sus dueños.
"Ellos nos hacen muy felices", concluye David, reiterando el valor esencial de los perros en la sociedad y la importancia de la actitud frente a las dificultades.