En un acercamiento profundo a la práctica ancestral del pastoreo, Daniel Illescas, fundador de la academia Inducán, se ha consolidado como un referente nacional. Su propuesta metodológica se centra en que el entrenamiento moderno debe enfocarse tanto en el manejo del pastor como en las habilidades del perro.
Illescas descubrió su vocación en la infancia, tras encontrar un perro que despertó su interés por la educación canina. Con el tiempo se especializó en obediencia y comportamiento animal, convirtiéndose después en un referente en el ámbito del pastoreo.
La base del éxito en el trabajo con rebaños
Illescas trabaja principalmente con Border Collies, raza que considera óptima para el pastoreo. Sin embargo, subraya que no todos los Border Collies son iguales: la selección genética es fundamental, ya que reduce notablemente el esfuerzo en el adiestramiento.
Por ello, invierte de forma constante en genética importada de Reino Unido, Italia y Francia, buscando líneas de trabajo con características específicas, pese a que existen ejemplares disponibles en España.
El ganadero como figura clave del proceso
En Inducán, el eje del entrenamiento es el propio ganadero, a quien se enseña a comprender la conducta del perro y evitar contradicciones durante el manejo. Illescas identifica como error frecuente regañar al perro por querer perseguir a la oveja, un comportamiento que está directamente ligado a su instinto natural.
En cuanto al trabajo del perro, la prioridad es que sea capaz de gestionar situaciones con autonomía, manteniendo el equilibrio entre obediencia, cooperación e iniciativa. Illescas explica que el instinto de pastoreo proviene de la secuencia de caza del lobo: en el Border Collie, la selección genética ha potenciado las fases de control, reunión y guía, eliminando las partes predatorias finales.
El pastoreo en España: variedad y adaptación
Según Illescas, las necesidades del pastoreo varían de forma notable entre regiones. En el Norte predominan rebaños más ligeros y terrenos fragmentados, mientras que en el Sur y Extremadura se trabaja con rebaños más grandes y pesados, que exigen perros con mayor capacidad de presión.
Aunque inicialmente encontró reticencias por parte de ganaderos tradicionales -"Este que viene a enseñarnos aquí"- la mentalidad ha ido cambiando a medida que han observado los resultados: mayor efectividad, mejor control y beneficios directos en el manejo. La constancia y continuidad son, según Illescas, las claves del éxito.
Una raza de trabajo que puede adaptarse a la vida urbana
Respecto al auge del Border Collie como perro de compañía, Illescas mantiene una postura equilibrada: aunque la raza es más feliz pastoreando, también puede tener una vida urbana satisfactoria si se le ofrece una alta calidad de trabajo en disciplinas como el olfato o la obediencia, más allá del mero ejercicio físico.
Sin embargo, advierte que un Border Collie de líneas de trabajo que no puede pastorear debe ser educado por un profesional desde cachorro para evitar problemas de conducta. De lo contrario, puede desarrollar comportamientos indeseados, como intentar "pastorear" personas, bicicletas o coches.
Illescas destaca además que el pastoreo no está limitado a profesionales: puede ser una actividad lúdica y terapéutica, útil para mejorar el autocontrol, la comunicación y el bienestar del perro.