Decía Arkaitz Rodríguez, secretario general de Sortu, que es escandaloso el contraste en la respuesta principalmente del PNV a lo que ha sucedido en Azpeitia. Y tiene razón Arkaitz Rodríguez. Es escandaloso ese contraste. Es escandaloso señalar, que no condenar, la violencia según el uniforme que lleva quien la padezca. Es escandaloso expresar apoyo a los municipales que se vieron sobrepasados y que tuvieron que pedir auxilio a la Ertzaintza, reconociendo tácitamente que lo que se desató en Azpeitia fue una jauría, y acto seguido guardar silencio cobarde para evitar expresar apoyo a los agentes de la Ertzaintza que, por cierto, resultaron heridos.
La pintada es lo de menos por mucho que EH Bildu quiera cargar las tintas. Lo de más es que ,como viene siendo habitual -es un modus operandi que ya hemos visto- se enredan en las formas para desviar la atención del fondo. Un cinismo que ampara y que da alas a quienes se creen en su derecho, no lo olvidemos, de asaltar instituciones públicas, de asaltar una comisaría cuando hay algo que no les gusta. Una actitud que queda validada por ambigüedades como la que, una vez más y sin sorpresas, vuelve a mostrar EH Bildu, validando actitudes violentas cuando el mensaje, eso contra lo que protestan, encaja en su ideario. Algunos creen que la ley solo vale cuando la hacen ellos.