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La ambición prevalece en el plan de actuación energética de la Diputación foral de Bizkaia en tanto que, tras reducir su consumo en 6,2 millones de kWh, un 6% tomando como referencia la media de 2016 a 2018, pretende alcanzar una disminución del 35% para 2030, así como ser declarado un territorio climáticamente neutro y resiliente en 2050. “Hablamos de energía que ya no se consume pero los servicios públicos siguen funcionando igual y han aumentado”, valoró la diputada de Medio Natural y Agricultura, Arantza Atutxa.
Según la última auditoría energética, en el feudo vizcaino existen 352 puntos de suministro y 371 instalaciones, entre las que se incluye alumbrado público, infraestructuras, gestión de residuos y centros de procesamiento de datos. El consumo total de la institución foral es de 97,8 millones de kWh “frente a los 65,5 millones que deben alcanzarse en 2030”. Los edificios dependientes de la institución foral han reducido su consumo un 24% respecto a la media de los años base, entre ellos el parque móvil (-15%), el Palacio Euskalduna (-20%), Aparkabisa (-30%) o la fundación Biscaityk (-32%). “Esto se ha conseguido con medidas muy concretas: mejorar la iluminación, ajustar la climatización, renovar equipos o cambiar hábitos de uso”, citó, para añadir que “son decisiones que no se notan en el servicio, pero sí en la factura energética”.
En el otro extremo, el consumo ha crecido en ámbitos como servicios o emergencias, dado que que se prestan más servicios y “es difícil todavía encontrar en el mercado camiones de basura que no funcionen con gasoil u otros combustibles”. En este contexto, Bizkaia es el emisor del 51% de los gases de efecto invernadero de la CAV, siendo los sectores más emisores el de la energía (44%), transporte (26%) e industria (17%), que “siguen marcando el ritmo de la descarbonización necesaria”.. Asimismo, se aprecia una “pérdida progresiva de capacidad de absorción desde 2005” de los bosques y suelos del territorio, “que actúan como sumideros, con valores que han oscilado entre 0 y 1041 kilotoneladas (1.000 toneladas) de CO₂ netas al año”, por lo que es urgente “proteger y restaurar los ecosistemas”. “El diagnóstico climático confirma que el territorio ya está experimentando impactos significativos: entre 1971 y 2016 la temperatura media ha aumentado más de 1 grado centígrado, aumentando los días cálidos, las noches tropicales y las olas de calor, mientras que disminuyen los días fríos”, explicitó Atutxa.
Medidas
El recientemente aprobado plan foral articula 23 medidas organizadas en seis ámbitos: gobernanza, edificios, instalaciones, carreteras, parque móvil y movilidad sostenible. De todas ellas, la diputada puso en valor “la coordinación interna, la centralización de inventarios, la formación del personal, las auditorías energéticas, la rehabilitación y mejora de edificios, la modernización de la iluminación y la climatización, la implantación de monitorización y energías renovables, la eficiencia en carreteras, la electrificación del parque móvil, el impulso a la movilidad sostenible y la incorporación de criterios energéticos en la contratación y los presupuestos”, acciones que cuentan con calendario y presupuesto definido. Por ello, las metas, alineadas con la normativa vasca y europea, fijan “una reducción del 45% de emisiones respecto a 2005, que un tercio del consumo final de energía sea renovable y que el consumo energético total se reduzca un 12% respecto a 2021.
Por otra parte, la visión que recoge la Estrategia Climática de Bizkaia 2050 es la de un territorio neutro en emisiones y preparado para los riesgos climáticos, con ecosistemas protegidos y restaurados, una movilidad sostenible, sectores económicos con modelos bajos en carbono y un enfoque de transición energética justa que mejore la calidad de vida de la ciudadanía. La finalidad es “alcanzar la neutralidad climática, aumentar la resiliencia y asegurar que los impactos del cambio climático no comprometan el bienestar, la salud ni la actividad económica del territorio”, zanjó la diputada.
El plan ha integrado un proceso participativo con el personal foral y la ciudadanía, de quienes se han recogido 901 cuestionarios internos y 1.056 aportaciones adicionales, incorporando sus propuestas en el diseño de las líneas de actuación.