Es una prueba piloto que podría extenderse a otros lugares de la villa donde exista un centro escolar pegadito a la carretera, que en Bilbao son unos cuantos. De momento han sido Kontxa Eskola e Ikasbide Eskola -emplazados en dos puntos calientes del callejero de la villa- las primeras en estrenar las llamativas señales que advierten a los conductores para que circulen con cuidado; con más cuidado porque están pasando por un espacio donde mandan los niños y niñas.
El objetivo de esta iniciativa es conseguir que el perímetro de los colegios sea tan seguro para los escolares como lo es el interior. Así lo ha explicado Nora Abete, concejala de Movilidad y Sostenibilidad, quien ha destacado la colaboración e implicación de la comunidad educativa de ambos centros. No en vano, son ellas y ellos quienes mejor conocen el entorno y quienes “tienen mejores ideas para hacer que sea mucho más amable y puedan disfrutar, jugar y sobre todo puedan venir al colegio andando con total seguridad”, ha resumido.
La iniciativa, un proceso participativo denominado Nuestro Suelo Común incluido en el Proyecto de Caminos Escolares del área de Movilidad y Sostenibilidad, da respuesta a la petición que habían realizado ambos centros para mejorar la señalización en el entorno y advertir a las personas conductoras de que se encuentran en una zona escolar.
En el año 2007 se procedió a la señalización de las entradas de todos los centros escolares mediante una señal de advertencia de escolares, tipo P-21, en fondo flúor, y otra de preseñalización en la manzana anterior. Ahora, con esta prueba piloto que se desarrolla durante tres jornadas, se está trabajando el rediseño y pintado del entorno escolar en la calzada, para seguir incidiendo en el llamado urbanismo táctico, que consiste en “el diseño de acciones de bajo costo y corto plazo pero con impacto a largo plazo”, ha detallado Abete.