El mushing, la disciplina que combina la fuerza de los perros nórdicos con la habilidad humana para guiar un trineo sobre la nieve, es para Baltasar Gallardo mucho más que un deporte. Para este navarro, una de las figuras más respetadas del mushing español, es una "forma absoluta de entender la vida", un territorio emocional donde se funden naturaleza, silencio, esfuerzo y un vínculo inquebrantable con sus perros.
Cuando evoca la imagen de sus trineos avanzando por los bosques árticos, Gallardo habla de respeto, silencio y conexión primitiva. Conceptos que, para él, dan sentido a su existencia.
De la montaña al trineo: el origen de una pasión
Antes de entregarse al mushing, Gallardo era un apasionado del alpinismo y las montañas. El frío, el invierno y los desafíos de las cascadas de hielo marcaban su vida. Pero un día, mientras pedaleaba por el bosque, presenció una escena que lo transformó para siempre: un grupo de perros tirando de un carrito. Y ahí se inició una carrera extensa y exitosa en un mundo que combina la aventura, el deporte y el descubrimiento como pocas.
Soledad acompañada: el mushing de larga distancia
Aunque el mushing pueda parecer una actividad solitaria, Gallardo disiente. Especialista en tiradas largas -con equipos de 10 a 16 perros- asegura que la soledad es solo una circunstancia, nunca una sensación real.
"Nunca estoy solo, siempre estoy con ellos."
En sus travesías, donde puede recorrer durante siete horas sin ver a nadie, no experimenta aislamiento, sino conexión. Despertarse de madrugada, con temperaturas bajo cero, es para él un acto de motivación pura alimentada por la energía de sus perros. Gallardo se siente "un miembro más del equipo", y las auroras boreales, los amaneceres y los silencios árticos son el complemento emocional de ese trabajo conjunto.
El campamento de Gallardo lo componen 30 perros, entre adultos, cachorros y veteranos jubilados que, aunque no tiran, siguen formando parte del grupo. En un equipo de trineo, cada perro cumple un papel determinado.
La organización del equipo es casi quirúrgica: equilibrio, temperamentos, fuerza y confianza son variables que solamente la experiencia permite combinar.
Entrenar en España: desafío permanente
La larga distancia exige miles de kilómetros de entrenamiento, pero la nieve escasea en la Península. En verano, Gallardo saca a los perros al amanecer y al atardecer para evitar el calor, un enemigo natural de los nórdicos.
Baltasar Gallardo y su equipo de Huskies
Aunque la tierra es más dura para las articulaciones que la nieve, esta base de entrenamiento es fundamental. Sin embargo, la puesta a punto definitiva se realiza cada año en la zona nórdica, donde acumula kilómetros sobre nieve real.
Pasión que no se apaga
Gallardo defiende con firmeza que el perro de trineo no es forzado: "El perro que tira lo hace porque quiere, por instinto y sin obligarle."
La reacción de sus perros al ver nieve o preparativos de salida es una prueba evidente: se excitan, ladran, tiran antes de tiempo… no hay forma de contener su entusiasmo. Incluso los veteranos intentan colarse en la furgoneta, incapaces de renunciar del todo a aquello que les da sentido.
Aun así, Gallardo es inflexible en un punto: es él quien debe proteger su salud y decide el "Hasta aquí" de sus perros en una acticidad tan exigente para dar paso a una tranquila jubilación.
Una Vida Impulsada por la Nieve y el Instinto
Baltasar Gallardo no es solo un musher: es un guardián del vínculo ancestral entre humanos y perros nórdicos. Su vida, marcada por el frío, la resistencia y la complicidad con su equipo, representa una forma de vivir donde la naturaleza no es escenario, sino compañera.
En cada ruta y en cada amanecer ártico, Gallardo reafirma esa idea fundacional: que el mushing no es solo deporte, sino un lenguaje esencial entre el ser humano y el instinto animal.