Vida y estilo

Álvaro Morte: “Interpretar a Adolfo Suárez me generó muchísima inseguridad y un vértigo enorme”

El actor vuelve a la pantalla con uno de los personajes más delicados y exigentes de su carrera en la premiada recientemente 'Anatomía de un instante'
El actor Álvaro Morte interpreta a Adolfo Suárez en ‘Anatomía de un instante’. / Lupe de la Vallina

Álvaro Morte vuelve a la pantalla con uno de los personajes más delicados y exigentes de su carrera. Tras triunfar internacionalmente como El profesor en la serie La casa de papel, el actor se mete ahora en la piel del expresidente del Gobierno, Adolfo Suárez, en Anatomía de un instante, la nueva serie de Movistar Plus+ dirigida por Alberto Rodríguez que revive el 23F y el vértigo de una democracia que aún daba sus primeros pasos.

Morte reconoce que nunca estudió la Transición en el colegio y que esta producción le ha obligado a mirar de frente un capítulo crucial de nuestra historia reciente.

Interpretar a alguien real siempre impone, pero dar vida a alguien todavía tan presente en el imaginario es otro nivel. ¿Ha sentido ese peso en algún momento?

-Sí, claro. Desde el principio era una responsabilidad. Y, en este caso, creo que había algo más: Suárez no solo está presente, sino que, al haber desaparecido de la imagen pública hace tantos años, inevitablemente se genera un efecto como de leyenda. Cada uno recordamos a Suárez a nuestra manera, y eso puede hacer que la imagen que tenemos hoy de él se aleje de la real. He intentado hacer ese ejercicio. No he querido blanquear nada, pero sí he intentado poner mucho cariño en el trabajo que he tenido que hacer para acercarme a Adolfo Suárez.

Álvaro Morte triunfó internacionalmente como El profesor en la serie 'La casa de papel'. Papo Waisman

Suárez es una figura que despierta admiración, debate y también contradicciones. ¿Qué faceta suya le costó más entender?

-Lo que intenté generar cuando necesitaba construir a Suárez era a la persona que había detrás del político, y para eso necesitaba darle muchas capas distintas, porque todos tenemos muchas capas. Nadie es completamente blanco o completamente negro, ni de una única manera. Nuestra personalidad, lo que somos como seres humanos, está hecha de muchísimas cosas. Y eso era lo que me interesaba de Suárez. Lo que más me llamaba la atención era precisamente la parte que quizá no habíamos visto de él: todo lo que no está grabado en Televisión Española ni registrado en periódicos, en sus intervenciones y demás. La parte humana. Ese tipo que está solo, pensando en un despacho cuál será el siguiente paso, o la parte de cómo celebra bailando con Julio Iglesias y su círculo más pequeño cuando ganan las elecciones. Esa parte que no es la pública, la que no hemos visto de Adolfo Suárez, era la que más me interesaba. Y también es la que tiene más riesgo, porque no sabemos exactamente si Suárez era así o no. Yo he intentado depurar lo que he creído que podía ser la energía de este personaje y, teniendo clara esa energía, pensar cómo sería en los lugares en los que sí lo hemos visto.

¿Hubo algún momento en el que dudó si estaba “a la altura’?

-Durante todo el proceso de rodaje, el de preproducción, el de producción y el de postproducción, estuve todo el tiempo dudando de si no se habían equivocado y habían metido la pata al cogerme. Ya te digo que fue algo que me generó muchísima inseguridad y me daba un vértigo enorme, por la envergadura de una figura que todos conocen y que sigue tan presente hoy, después de tantos años desde su desaparición. La gente sigue recordando a Suárez y, en muchos casos, sigue admirándolo. Y a mí me dio vértigo cada uno de los días que tuvieron algo que ver con el rodaje. 

Cuando se grabó el momento en el que Tejero irrumpe en el Congreso y empiezan los disparos, ¿qué sensación tuvo al revivir algo tan cargado de memoria? 

-El primer día de grabación fue precisamente en el Congreso. Entré ya vestido y maquillado de Suárez. Veía a los ujieres que estaban por allí mirarme un poco impactados, como si estuvieran atravesando una especie de viaje en el tiempo. Además, el equipo de arte lo había transformado en el Congreso de 1981: sillones más antiguos, pantallas quitadas, todo cambiado. Y claro, verte allí con los tiros en las paredes, en el techo, y que de repente entre ese David Lorente, que está absolutamente brutal haciendo de Tejero… Aquello te recorría un escalofrío por la espalda. ¿Sabes qué pasa? Yo había escuchado muchas veces aquel “¡quieto todo el mundo!” y había visto las imágenes, pero a través de este proyecto he sido capaz de entender la envergadura de lo terrible que fue aquel día. Y cuando, después de haber estudiado todo lo que estudias para meterte en el papel, te ves ahí en el Congreso de esa manera, fue muy impactante.

Ha contado que, con 50 años, nunca estudió la Transición en el colegio. ¿Qué fue lo que más le sorprendió cuando empezó a investigar?

-Pues quizá el hecho de que yo mismo tenía muy asumido que la democracia es algo que tenemos absolutamente adquirido e indestructible. Y ver hasta qué punto fue frágil la democracia en aquel entonces me pareció terrible, al pensar que estuvimos pendientes de un hilo que, si se rompía, podía hacernos retroceder muchísimo y volver a algo tan oscuro como fue el franquismo. Me pareció que lo que hicieron en la Transición estos políticos fue de una valentía y un arrojo brutal, porque lo tenían todo en contra. Se sacrificaron ellos mismos, además, políticamente, pusieron incluso sus propias vidas en peligro y renunciaron a ideales que arrastraban desde el principio por un bien común. Me parecía de una envergadura tremenda. Pero quizá, ya te digo, lo que más subrayaría es lo frágil que fue la democracia. Y hasta qué punto eso me hizo aprender que no debemos dar nunca nada por asentado ni por ganado.

Los espectadores están alabando su magnífica caracterización como Adolfo Suárez…

-Sí, la verdad es que estoy muy contento. Es un trabajo, por supuesto, en el que la construcción de Suárez no depende únicamente de mí. Ahí están Yolanda Piña, Nacho Díaz, Fernando Díaz también. Hay un trabajo de caracterización, de maquillaje y peluquería, de FX, de iluminación incluso, de vestuario, que entre todos conformamos a Suárez. Yo pongo el gesto, la postura, la entonación, las líneas tonales y el timbre de voz, todo eso. Pero si no hubiera estado rodeado, como he estado, de esta gente, habría sido absolutamente imposible meterme en Suárez.

Personal

Lugar de nacimiento: Algeciras (Cádiz)

Edad: 50 años

Carrera profesional: Se graduó en Arte Dramático en la Escuela Superior de Arte Dramático de Córdoba. Empezó con papeles menores en series como Hospital Central o Amar en tiempos revueltos. El gran salto le llegó con La casa de papel. Después de eso, ha participado en otras producciones como El embarcadero, The Head o proyectos internacionales como The Wheel of Time.

En 2024, siguió ampliando horizontes con la película Immaculate o prestando su voz en una película animada de Batman. También, ha tenido su propia compañía de teatro, ha dirigido varias obras clásicas y ha debutado en el West End de Londres.

¿Contento con la nominación a Mejor actor protagonista de una serie en los próximos Premios Feroz?

-Estoy encantado. Hay veces en las que suceden las cosas y te pueden nominar por algo que nunca pensabas, y te llevas esa sorpresa. En este caso, lo que me ha sorprendido es que, después de toda la incertidumbre que tuve al principio, la gente lo esté valorando. Para mí los premios y las nominaciones los vivo desde ese lugar: no desde el “lo has hecho bien o mal”, sino desde la valoración de gente que, al menos, me manda el mensaje de “entendemos que te lo has currado mucho”. Y eso, para mí, es lo más loable.

21/12/2025