Septiembre y octubre son meses de amoríos entre los grandes herbívoros que habitan en el bosque, meses de celo, de bramidos y de escarceos, y no sólo para los ciervos, también para otros rumiantes, como los muflones, rebecos, cabras montesas y gamos.
"Lo que sucede es que en Álava, el único ungulado que tenemos es el ciervo y, por tanto, es el primero que se nos viene a la mente", apunta el coordinador de Ataria, Gorka Belamendia. "Es una época inconfundible por esos profundos ronquidos que dejan oír los ciervos, esa brama y entrechocar de sus cuernas en el humedal", añade. Octubre es tiempo de berrea en Salburua y, como tal, se ha vivido este año en el centro de interpretación de la naturaleza de Vitoria.