La factoría de Volkswagen Navarra y el comité de empresa han constituido este jueves la mesa para negociar un nuevo Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) de suspensión de contratos. Esta medida no solo refleja la persistente fragilidad logística del sector automotriz, sino que también pone de manifiesto los profundos desafíos productivos y organizativos que implica la acelerada transición hacia la movilidad eléctrica.
La empresa automovilística argumenta que la necesidad de esta nueva regulación se basa en una combinación de factores económicos, productivos y organizativos que proyectan sombras sobre el calendario de producción de los próximos dos años.
Argumentos: abastecimiento y electrificación
La dirección de la planta sustenta su propuesta de ERTE en tres motivos principales. En primer lugar, los continuos escollos en el abastecimiento de componentes por parte de los proveedores. También apela a la ineludible tarea de acondicionar las instalaciones de la planta para integrar la fabricación de los nuevos vehículos eléctricos. Finalmente, se prevé un descenso del programa productivo que afectará particularmente al primer semestre de 2026.
El nuevo calendario: vigencia hasta 2026
Lo más significativo de la propuesta radica en su calendario y duración. Este ERTE se proyecta a largo plazo, buscando cubrir el periodo comprendido entre el 1 de diciembre de 2025 y el 3 de julio de 2026.
Esta planificación obliga a la empresa a generar una modificación inmediata en los acuerdos vigentes: para que el nuevo expediente pueda entrar en vigor en diciembre de 2025, la compañía debe dar por finalizado el actual ERTE el 30 de noviembre. Esto obliga a anticipar el fin del expediente actual, que previamente estaba acordado para prolongarse hasta finales de año con los sindicatos mayoritarios, UGT y CCOO.
La cuenta atrás para alcanzar un acuerdo ya ha comenzado. La negociación formal se desarrollará en un plazo intensivo de 15 días, con encuentros programados para los miércoles y viernes de la próxima semana.
Polémica sindical: "Tomadura de pelo"
Si bien la mesa de negociación ha quedado formalmente constituida, el proceso arrancó en medio de una notable tensión y fuertes críticas por parte del sindicato CGT, miembro del comité de empresa.
CGT no dudó en tildar la reunión inicial como una "tomadura de pelo". La razón fundamental de esta protesta fue la ausencia de la documentación clave por parte de la empresa, ya que la dirección "no ha entregado el informe técnico ni la memoria explicativa del ERTE".
Ante la regulación temporal, CGT presentó de inmediato su oposición mediante un manifiesto, al mismo tiempo que ponía sobre la mesa una propuesta alternativa consistente en el reparto del trabajo entre la plantilla para evitar las suspensiones.
No obstante, desde la minoría sindical se percibe un profundo escepticismo sobre la viabilidad de su propuesta, asumiendo que el proceso ya podría estar "pactado de antemano con UGT y CCOO" y que su planteamiento "se quedará en un cajón o en una papelera sin leer".
Incertidumbre sobre el programa productivo
Esta atmósfera de duda se vio acrecentada por otra reunión celebrada el mismo día, destinada a discutir el calendario laboral de 2026. A pesar de que 2026 es el año clave para el lanzamiento de los dos modelos eléctricos en la planta, el encuentro concluyó sin que la dirección ofreciera avances concretos ni cifras sobre el esperado programa productivo para el próximo ejercicio. Esta falta de claridad en las proyecciones de volumen complica la capacidad de los representantes de los trabajadores para evaluar la verdadera magnitud de las necesidades que justifican un ERTE tan prolongado.