La victoria de la Real Sociedad ante el RCD Mallorca ayer, un triunfo que corta la malara racha txuri-urdin, quedó condicionada en sus minutos finales por una sonora y clara muestra de descontento de la afición. El protagonista fue Umar Sadiq, fichaje más caro en la historia del club, cuya entrada al campo en la segunda parte generó una severa pitada en las gradas de Anoeta y una tormenta de críticas en redes sociales.
La reaparición de Sadiq se produce en un contexto de máxima tensión tras un verano convulso. Tanto el jugador como la directiva tenían la intención de separar sus caminos: el club buscaba un traspaso para recuperar la inversión, mientras que el delantero nigeriano solo contemplaba una cesión al Valencia CF, donde militó la temporada anterior. Esta postura rígida por parte de Sadiq y la insistencia de la Real en solo negociar una venta provocaron un punto muerto.
A lo largo del mercado estival, Sadiq estuvo apartado del equipo, una señal inequívoca de las intenciones de ambos bandos. Pese a que el tiempo corría en contra, la posición del jugador no varió hasta que fue demasiado tarde. Cuando Sadiq finalmente quiso escuchar las ofertas de traspaso que manejaba la Real, el cierre del mercado ya se había producido.
A esta frustrada salida se sumaron imágenes en sus redes sociales que la afición consideró inapropiadas o que dejaban que desear, alimentando un sentimiento de desconexión y falta de compromiso que ha ido creciendo entre la hinchada.
La decisión del técnico Sergio Francisco de optar por Sadiq para refrescar el ataque, dejando en el banquillo a Jon Karrikaburu, canterano y símbolo de la identidad del club, fue la gota que colmó el vaso. El delantero navarro, que ha demostrado pundonor y compromiso, terminó el encuentro visiblemente enfadado por la situación.
Esta elección no solo despertó la ira de la grada, que quiere ver a los jugadores comprometidos vestir la elástica blanquiazul, sino que llevó a parte de la afición a catalogar la decisión como una "traición a los valores de la Real". Las críticas se dirigieron duramente contra el técnico y la directiva, acusados de priorizar al jugador cuyo compromiso está en duda por delante del talento y la dedicación de Zubieta.
El regreso de Sadiq, por lo tanto, lejos de ser un mero cambio táctico, se ha convertido en un foco de controversia en un momento delicado de la Real.
