La polémica actuación de ayer del árbitro Mateu Lahoz ha generado un estado de opinión más que interesante en el entorno de la Real Sociedad. Todo ocurrió cuando una jugada de ataque de la Real acabó en gol que fue anulado por el colegiado. Un pase de Guevara pegó en Mateu que hizo el gesto de que siguiera la jugada, después Isak convirtió el gol y Mateu reculó y lo anuló para dar bote. Me sobran las mil versiones que ofrecen los ex árbitros, entre las que he escuchado todo tipo de variantes. No se ponen de acuerdo ni ellos mismos.

Pero más allá de esto: Mateu debería hacer un favor al fútbol y abandonar ese personaje que se ha creado. Le gusta ser protagonista, le llena el colegueo con según qué futbolistas, está por encima del bien y del mal y, lo que es peor, maneja su propio reglamento.

Dicen los que le conocen que en sus primeras temporadas era un buen árbitro; no lo dudo, pero de lo que estoy seguro es de que en la actualidad el personaje se ha comido al árbitro. No creo que le queden demasiadas campañas por arbitrar, básicamente por un tema de edad, pero debería reflexionar sobre los debates que genera y hacer caso al axioma que reza que 'lo mejor para un árbitro es pasar desapercibido'. Esto no parece figurar en su catecismo. A la Real ayer le privó de un mejor resultado.