A la Real le quitaron ayer en el Wanda Metropolitano dos puntos. El equipo de Imanol, muy superior al Atlético de Madrid durante buena parte del partido, vio como el VAR, ese instrumento diabólico que en su inicio parecía una buena herramienta y que a la postre se está demostrando como una rémora para el fútbol, básicamente porque al final no deja de ser un elemento dirigido por el que lo está viendo y que ayer vio un penalti donde solo había un mínimo roce. Pero era la Real, a punto de asaltar el fortín del equipo colchonero, y era Luis Suárez, uno de los futbolistas más polémicos dentro del área. Así las cosas, entre Munuera Montero y Hernández Hernández, este último en el VAR, dejaron a la Real sin la posibilidad de encontrar el botín que estaba mereciendo. No se atrevieron a amonestar los pisotones de Correa, o las malas artes de Joao Félix y del propio Suárez. Tampoco una mano de Felipe que si se hubiera producido en el área de la Real seguro hubiesen decretado penalti.
A pesar de todo, la Real sigue líder, juega como los ángeles y no echa de menos a jugadores de vital importancia como por ejemplo ayer dos titulares indiscutibles, Oyarzabal y Zubimendi. Lo dicho: ladran, luego cabalgamos.