Sigue la calma tensa en el ambiente donostiarra ante la decisión del verano. Martín Zubimendi, en su escapada a Berlín con el resto del equipo para el último partido de la pretemporada, se encuentra ante la elección que puede marcar su carrera. Y no es baladí. Este tren no va a pasar muchas veces. "Yo a Martín lo entendería", nos dicen los aficionados de la Real cuando les preguntamos por la situación. "El Liverpool es algo que no puedes rechazar". Sin embargo Martín se debate entre uno de los más grandes de la historia y quedarse en casa, porque es es su casa, pero por encima de todo, porque también la Real está a la altura.
No es la primera vez que tientan a Zubimendi. Si la Real acomete la tan ansiada renovación para evitar que se marche se convertiría en la tercera en 4 años, algo muy poco común en este equipo. La primera fue en 2020, cuando se consagró en el primer equipo y se intuía el gran futbolista que estaba aterrizando. La segunda, en 2022, tras un verano pesado con los culés acechando sin mucho éxito y con poco que ofrecer al club. No así al jugador. Precisamente el Barça ha sido la gran amenaza en los últimos años pese a nunca presentarse con algo contundente. Los que si lo hicieron fueron los Gunners y los bávaros. Y la respuesta siempre fue la misma: Monte Ulia por encima de Londres y de Bavaria.
Es indudable que estos tres clubes están por encima de la Real en cualquier estamento que nos imaginemos, pero los txuri urdin han crecido tanto en el último lustro que ya no se limita a resignarse. Tiene la capacidad económica para afrontar renovaciones de esta índole y sobre todo puede prometer algo que el dinero no puede comprar siempre: un proyecto estable. Es que las últimas cinco clasificaciones europeas, la de Champions, la consecución de la Copa y la posibilidad real de que la Real vuelva a llegar a otra final invitan a casi cualquier jugador a quedarse. Y eso que Martín no es cualquiera.
Un tren con poca frecuencia
Ahora la pelota sigue en la cabeza de Martín. Y si se lo piensa tanto es porque puede que no se vuelva a ver en otra de estas. Una tercera renovación, que el Liverpool cierre otro pivote y que los grandes de Europa tengan ese puesto completo podría dar carpetazo para un largo tiempo a la salida de un jugador que está llegando a su cénit. Si decide quedarse Martín habrá cumplido por enésima vez su parte del trato de amor hacia este club. Le tocará entonces a la Real seguir siendo un club a la altura de las montañas que recorre el jugador con su perra y de la comida que disfrutamos todos, y que también hacen fuerza de resistencia a la decisión del verano. Que haya partido ya habla muy bien de a donde hemos llegado. Y que se pueda quedar nos hace pensar que el camino sigue siendo cuesta arriba. Quédate, Martín.